Hoy: "Resurrección y entrada al Paraíso de El Niño (Maíz, no Jesús)"

Day 1,493, 11:02 Published in Spain Poland by rodridelosrings

¡Muy buenas superlativos supervivientes de la eRepública!

Siéntanse bienvenidos/as a una nueva entrega de… “Las Batallitas de El Niño Maíz”, periódico internacional de un vagamundo, novato eciudadano curtido en mil batallas, sin más objetivo que el de entretener, que no es poco.

Pensé que la anterior entrega de este periódico sería la última, así como el último de los días de mi corta eVida. Pero afortunadamente, sobre todo para mí, no fue así.

Tras el naufragio del Gigantic lo vi todo perdido, muy borroso y hasta doble. Ese whisky escocés no estaba nada mal a fin de cuentas, aunque producía una extraña sensación de euforia, alegría y mareo, similar a la de esa “cerveza negra” como la llamaban los eIrlandeses al diabólico brebaje que nos regalaron cruzando el Canal de la eMancha en el barco atunero.

No alcanzo a saber por qué razón exactamente, acabé perdiendo el conocimiento antes de hundirse por completo el buque y la siguiente vez que abrí los ojos, lo vi todo blanco. Estaba seguro de estar frente a la puerta de San Pedro y sus blancas barbas, dispuesto a convencerle de lo bueno que había sido durante mi eVida para obtener mi pase VIP al eCielo. Pero no hizo falta.


A las puertas del eCielo hay un cartel que reza: "Prohibida la entrada de cuunos (q1) a cuseises (q6)". ¿q6?

El barbudo que me encontré tenía la barba negra, no como San Pedro y era de esos de la estrella roja en la boina. ¡Ni en el eCielo iba a poder librarme de los comunistas! Pero resulta que tampoco estaba en el eCielo, si no en la costa de un nevado y gélido lugar llamado eKamtchatka, mundialmente y solo conocido por ser una estratégica región de Asia (el continente verde) en el Risk. Y, parece también que, por casualidades del destino, ahí estaba “el frente” al que me habían mandado desde ePolonia hacía ya tanto tiempo.


Le falta la "e" delante por fallo de imprenta. El Risk molaba más con pentagonitos.

El comunista que me encontró me arrastró hasta el médico comunista de campaña para que me revisara antes de partir hacia la batalla. El doctor dijo que el tremendo dolor de cabeza y la terrible sequedad bucal de que aquejaba era todo debido a una “resacus descomunalis”, parece que muy habitual entre los comunistas, sobre todo en días lunes.

Le expliqué lo del naufragio, como, cuando y donde sucedió, gravemente desconcertado por la arribada a un lugar tan lejano y, sobre todo, ¡por estar vivo! El doctor, que era un tío muy leído, me dijo que cuando analizó mi sangre penso haber puesto un tubo de ensayo con vodka y no el de mi muestra. Que con el nivel de alcohol en sangre que marcaba mi analítica, podría haber sobrevivido sin problemas a los 0 grados (Kelvin) y que, “con esto del eCambio Climático” se estaba fundiendo el casquete polar, abriendo nuevas rutas y corrientes marinas a través del ePolo Norte. Que no era el primero que llegaba del eAtlántico esa misma semana. “Ayer mismo recogimos de la playa a un violinista, un contrabajista y a una chica llorando, abrazada al cabezal de una cama, que también decían haber partido de eInglaterra” comentaba, tan tranquilo, el docto médico.

A mi me parecía que el vodka era la base de la dieta del doctor para decir es sarta de sandeces todas juntas, pero decidí no darle muchas vuelta. Bastantes me daba ya la cabeza.


El doctor comunista, en domingo, tomando "jarabe para las penas" (de eBayern).

Al salir de allí vi mis nuevos bártulos y 70 flamantes tanques q5 esperándome como pago por mi última semana de trabajo en la cooperativa. Pero de nuevo ni un duro (5 ESPs para los más jóvenes), que es lo que quería yo para viajar por mi cuenta y no por la Patria. Si, ya sé que la última semana me la pasé viajando de un lado para otro siendo objeto de disparos (¡CRRRRUA-SÁN!), calamidades varias y hasta un naufragio. Pero parece que en la eRepública ni eso es un impedimento para seguir yendo a currar a diario a la apestosa fábrica en ePolonia. Llámalo incongruencia, llámalo explotación laboral. ¡Cosas de la eVida! (para reclamaciones diríjanse a Plato).

Coloqué las armas en el almacén de mi pedacito de tierra y me dirigí al frente, a la defensa de la Patria. -“¿De la Patria de quien?”- me preguntaba yo. La Patria, siempre la Patria… Pero con los comunistas no valían las preguntas y en estas llegamos al frente.

Era increíble… pasmoso, tremendamente impactante. La primera vez que ves el campo de batalla, no se te olvida nunca… Tuve que contener las lagrimas para no parecer eFrancés (al final descubrí que ellos son los que hablan de manera homosexual) y apretar el esfinter de mi culo para no hacerme caquita encima. Que despliegue táctico, que barbarie, que cantidad de soldados. Era increíble ver a tanta gente de todo el eMundo, de uno y otro lado empujando “La Gran Barra” para que la porción de su color estuviera más allá de la mitad. Épico. La siguiente imagen puede herir su sensibilidad.


Escalofriantes imágenes de la masacre en el frente eKamchatko.

A nosotros nos tocaba empujar la barrita azul. Los eRusos empujaban la roja. A mi aquello me parecía una locura, además de muy cutre. “¿Esto es el frente? ¿Para esto tanta historia? ¿Tantas arengas, entrenamientos e insultos previos?” Pues vaya, si es como jugar a estirar la cuerda en el colegio. Fue… una decepción tan grande como las cosas de lejos parecen DVDs.

Pese al chasco, monté un tanque q5 y me puse a remolcar la barra hasta que se le acabó la gasolina. Entonces pillé otro tanque comunista y así sucesivamente hasta vaciar el almacén. ¡Uuuh, que emoción! Esto no era ni tan peligroso, ni tan emocionante como me habían contado, la verdad. Me dejó un poco frío, aunque en eso quizás tuviera algo que ver los -40 ºC que marcaba el termómetro.

Estaba hundido en una desidia tan grande como la de los eRepublikanos eEspañoles más viejunos con esto de la batallita cuando, de repente, se oyó un grito de la parte roja de la barrita “¡Que vienerr Rrrompeeeerrrr!” Como eran eRusos, siempre andaban piripis y siempre hablaban como si estuvieran enfadados, pensé que querían decir algo como “Estad atentos estimados amigos que si no se nos rompe la barrita”.

Pero no, realmente venía Romper. Y montado en un flamante tanque q5 con rayitas rojas. ¡Ah! Perdón, que las rayitas rojas son: “rayitas rojas del espacio sideral” y en realidad es un q6 (si, ya se que esto suena a tongo, pero como os he dicho antes, reclamaciones a Plato). Romper… el temido, el que la tiene más grande, el que la tiene más larga, el que la tiene más gorda… la banda magnética de su VISA, se entiende.


Transporte blindado donde van todas las tarjetas de crédito de Romper (patrocinado por VISA).

Pues llegó el guaje emabalado en sexta marcha (los q6 tienen 6 marchas) y pegó un empujón tal, que a la barrita roja casi la desmonta. Salieron volando desperdigados por los aires muy, muy lejos la mitad de los eRusos y la totalidad de los ePolacos, comunistas internacionalistas y yo mismo, dando vueltas de campana.


Brutal imagen del campo de batalla en el momento de la embestidaca de "Romper".

Ayer me escribió un compañero ePolaco diciendo que de ese empujón llegaron a eAlaska y que desde entonces han seguido dándoles collejas y profiriendo insultos junto a unos tales “grigous” y eCanadienses (de peculiar cabeza y modales) hasta llegar a eEuropa. De los comunistas no he vuelto a tener noticias más que los 70 tanques q5 que llegan puntuales cada semana de mi trabajo en la cooperativa (que no piso desde hace semanas).

En cuanto a mi. No tengo ni repajolera idea de donde fui a caer, pero una palmera amortiguó el golpe. Os envio una foto para ver si reconocéis el lugar y me ubico.


Paradero desconocido de El Niño Maíz

La isla no es muy grande, pero crecen q5 de los árboles y las indígenas me tratan bien. No me quejo.


Indígenas de la isla haciendo el baile de bienvenida a El Niño Maíz.

Si las árduas tareas diarias (la hamaca, pescar, nadar, hamaca, fornicar, comer, hamaca… ¡buf!) me lo permiten y el jilguero mensajero deja de ligar con las aves del paraiso que circulan por aquí, seguirá haciéndoos llegar humildemente estos artículos,

El Niño Maíz