Escritos encontrados del Soldado Postola - Un poco de tolerancia III
Porrete
Hace dos días, hicimos con la compañía un reconocimiento de campo. Al frente de la fila, el soldado Janon, como siempre armado hasta los dientes. El Sargento tenía una predilección por él. Mas atrás, siempre sobre los bordes del camino, Ikaki y su “bazooka de oro”. Así la había bautizado, luego de pintarla con un aerosol dorado. Yo iba como podía. Se escuchaban unos sonidos raros y el Sargento con sus gritos habituales. De pronto, el más tímido del pelotón, abre fuego sobre unos acantilados que estaban a unos treinta metros de nuestra posición. En un instante, una estampida de toros nos toma de blanco. Nunca retrocedemos. Las balas impactaban en las cabezas de los animales. Parecía una fiesta. Bañados de sangre habíamos triunfado. Sin embargo, perdimos a dos de nuestros mejores hombres: Janon, que agotó todo su arsenal y logró eliminar a tres toros, cuerpo a cuerpo y Nikima, una persona taciturna que no tenía amistades pero con su calibre 12 se las ingeniaba para partir al medio al que tuviera enfrente. Al otro día, El Capitán, influido notablemente por el Sargento, ordenó aniquilar la aldea que estaba a un kilómetro del suceso.
Comments
Pole!
Y fue pole nomás.
@Porrete, siga con estas crónicas. Pegan mal como cerveza caliente pero son tan adictivas que no se pueden dejar de leer. Saludos.
Gracias. Saludos.