El último día de trabajo.

Day 2,856, 09:10 Published in Spain Netherlands by BloB IV The Great


El último día de trabajo

Hoy ha sido mi primer día en mi nuevo curro. La empresa se llama eRepublik, y la gente, así a primera vista, parece muy maja. Y digo a primera vista, porque mi supervisor , nada más entrar yo en la aparentemente acogedora sala del café, enseguida me cogió del pescuezo, cual madre leona coge a su cachorro.

-Este es tu cubículo, sr. Peláez - díjome cansinamente, señalando una anodina y espartana estancia - Y ahí está su PC -
-Eeee--¿Señor? ¿Qué se supone que debo ha…?- Empecé a musitar cuando me di cuenta que el supervisor había desaparecido. Me senté, encendí la máquina, y en lo que esperaba que cargase el Windows XP, me levanté con la sana intención de encaminarme hacia mi café interruptus de antes. No había caso: el supervisor estaba escondido en la maleza del jarrón decorativo de la recepción, vigilando atento mis movimientos.

Nada más cargar el sistema, vi en el escritorio un solo icono, con el nombre “Click me”. Hice pues click en el icono con laboral obediencia. Quién sabe si había una cámara por ahí detrás espiándome o algo. El súper ya me tenía emparanoiado.



Al momento apareció un vídeo con una cara barbuda sonriente, se presentó como Plato y en seguida empezó con el discursito:Que si bienvenido a eRepublikblablabla,Que si formas parte de una gran empresablabla,que si esperamos mucho de tiblablá. De repente, la imagen de Plato se desvaneció y fue sustituida por la de un hombre con pelo moreno y de tez lechosa, con barba de varios días y ojos vidriosos. Su mirada nerviosa empezó a mirar arriba y abajo hasta que la fijó al frente. Comenzó a hablar con voz temblorosa y con acento ligeramente francés:

-¿Hola? ¿Hay alguien ahí?

Miré yo hacia atrás como un tonto, como esperando que hubiera alguien detrás al que se dirigiera ese hombre.

-No te veo; ¿Puedes encender la webcam que debes tener encima del monitor?

Encima del monitor no había webcam. Sí que había restos como de pegamento en el borde superior de la pantalla, dónde sí quizás hubiera una cámara en un pasado.

-Estoo…¿Es a mi?- Pregunté inquieto, ya que todavía no estaba seguro de qué demonios estaba pasando.

-Veo que han quitado la cam, imagino. Cada vez se estrecha el cerco.Al menos te puedo oir y tú a mi. Por favor ayúdame.

-¿WTF? ¿Quién eres tú?

- Eso no importa, me tienes que sacar de aquí. Ellos no quieren que salga. Sé demasiadas cosas que podrían acabar con ellos.

-¿Y quienes son ellos?- Ya me estaba esto escamando. Pensé que era una broma de la tele y miré rápidamente a mi alrededor. Me desplacé ligeramente hacia atrás con la silla para ver fuera de mi cubículo y no había nadie. Volví al ordenador. El hombre estaba hablando:

-...y entonces me ataron, me pegaron y me dejaron aquí en cerrado ¿Entiendes?

-Sísísí- dije como si me hubiera enterado de algo. -Sigue, sigue-




-Después de crear eRepublik, empezaron a sustituir a todos. Al principio sutilmente, no te dabas casi cuenta. Les pillabas por pequeños detalles, como cuando te dabas cuenta que salía el pollo sin cabeza cuando yo sabía perfectamente que todo funcionaba bien. O cuando llenaban todo eRepublik de cartelitos de colores. Luego, siguieron metiendo cambios todos encaminados a los mismo: que solo lucharan y dejaran dinero. No había economía, no había política.No tenía sentido.

-Ahá ¿Y cómo dice usted que se llama?- le inquirí. Yo ya no sabía qué pensar, ni entendía nada de lo que decía: era el momento más bizarro de mi vida.

-Es mejor que no lo sepas, no deben saber que has hablado conmigo. Son peligrosos , y debes saber la verdad. Ellos no son humanos. No son del vecindario.

Mi cara ya era una interrogación. ¿Dónde me había metido?¿Qué era todo esto? De repente, se fue la energía eléctrica y nos quedamos a oscuras. Me incorporé de un salto con el corazón a mil por hora y comencé a palpar por la oscuridad, buscando el pasillo donde al final tenuemente titilaba la luz de la salida de emergencia. Fui hacia ella dando tumbos y abrí con dificultad la puerta que creía yo daba a la calle. Pero me equivocaba, ya que accedí a una habitación poco iluminada. Un escalofrío recorrió toda mi espina dorsal cuando se cerró la puerta. Me volví instintivamente, preparándome para huir, pero vi atónito como los bordes de la puerta se sellaban y desdibujaban poco a poco , dejando una pared plana y limpia tras de mi.

Cuando mi vista se acostumbró a la iluminación de la estancia, pude ver a mis compañeros sentados delante de mi, incluido el supervisor. Sus rostros parecían sin vida, no alcanzaba a distinguir claramente sus ojos, que parecían vivir en el fondo de las cavernas de sus órbitas oculares.

De repente, alguien me asió fuertemente del brazo izquierdo. Me volví hacia mi captor y me revolví intentando liberarme, pero fue inútil.Él era tan alto que su pecho me quedaba a la altura de mi cabeza. Alcé el cuello y le miré a su cara inexpresiva.

Salieron de su boca , como un altavoz, atronadoras las palabras:

-Bienvenido. Ahora está con nosotros, y serás incorporado.

En ese momento, sus pupilas tornaron de color azul, y me traspasaron como un punzón.





Lo siguiente que recuerdo es despertarme en el hospital de mi ciudad. El médico me informó que me encontraron inconsciente en mi cubículo. Se conoce que me tropecé mientras andaba a oscuras y me di en la cabeza. Solicité la presencia de la policía para dar testimonio de lo que me ocurrió, y estos a su vez llamaron al psicólogo, que me convenció amablemente que el episodio de la habitación y el video habían sido causados por el traumatismo.

Digo yo que tendrán razón, serán cosas mías.