El Enigma de Plato

Day 2,330, 22:23 Published in Argentina Argentina by Costilla de Cerdo

Era la hora señalada. Finalmente, el Infierno había emergido de las profundidades. Los cañones escupían fuego, tiñendo el horizonte de rojo. El cielo derramaba lágrimas de hierro, balas que caían rozando las mejillas de los soldados. Pero ellos resistían.
El Chancho se encontraba lustrándose las botas con la sangre de un enemigo. Elevando su rostro, observó por sobre la trinchera el campo de batalla. Sus ojos brillaron. Terminó de escarbarse los dientes con los huesos de un cadáver y alzó su puño al cielo. Era la señal de la ofensiva.

Sus hombres emergieron de la nada y, enfrentándose a lluvia de balas, marcharon al encuentro con el enemigo. Muchos caían desvanecidos y sus rostros eran hundidos en el barro por los pasos de aquellos aún vivos. No habría merced. El enemigo no encontraría piedad. Los soldados del Cerdo morían a su lado tocados por el fuego contrario. Horror. Muy pronto no quedaba ni uno. Había sido un desastre. La peor ofensiva de la historia. El Chancho era peor líder que el capitán de Perú en el Mundial del '78.

El Cerdo saltó pronto sobre una trinchera abandonada. Era el final. Sabría que el enemigo vendría a por él. Comenzó a peinarse con las costillas de un soldado caído. Muy pronto se vio rodeado. Afortunadamente, el Chancho ya había terminado de depilarse las piernas con los dientes de un adversario vencido.

Elevando su voz Costilla gritó a sus rivales "¡¡Podrán arrojarme a la fosa de perros salvajes donde Plato lanza a las Multis!! ¡Pero jamás me oirán pedir clemencia!" Y al instante, un golpe lo dejó inconsciente.

Imágenes inconexas, luces evanescentes. El Chancho se hallaba maniatado y podía sentir el sudor cayéndole por la frente. Entre labios, murmuraba "¡Plato… Plato…!

-Here I am. -oyó decir a una voz.

El Chancho abrió sus ojos y reconoció esa sonrisa degenerada.

Era Plato.