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Llamé al Embaucador. La pregunta lleva tiempo atormentándome, y necesito que sea respondida, aunque sea con sus perversas palabras.

Le conozco desde mi niñez. Visitaba con frecuencia a padre. Siempre ofreciendo sus trucos y maquinaciones. Es peligroso. Es un susurro en los oídos del airado. Es un empujón en la espalda del suicida. Es una noticia conveniente a los ojos del crédulo.

Llegará en cualquier momento, precedido por el aroma de tabaco exótico. Un olor semejante al incienso que camufla la letal carga que lleva en su interior. Creo que disfruta de su propia teatralidad. No está vivo, y sus ansias de vivir son las mayores que se han conocido nunca. Tal vez por eso toma un pedazo de las vidas de todos los que se cruza y aceptan sus tratos.

En las calles el gentío se deja llevar por festividades alrededor de los muertos. Supongo que es su forma de tratar con ellos. Yo suelo preferir otras formas. Aunque hoy vaya a acometer una que no es en absoluto de mi agrado.

El Embaucador conoce a los muertos. Mejor de lo que ellos estarían dispuestos a admitir. Ellos, en cambio, no lo conocen. O no saben que lo conocen. Es una sombra alargada sobre la pared. La luz impide ver que ha creado la sombra. Solo puede suponerse viendo la silenciosa silueta.

Ya noto el olor. Ahora saldrá de las sombras con una sonrisa sarcástica, tomará asiento sin pedir permiso, e iniciará la conversación de forma inocente. A veces los viejos guiones son los mejores.



- Supongo que debería darte la enhorabuena. Pero viendo que sigues encerrado en tu celda con tus ejercicios y esa cara de amargura perpetua, tal vez sólo debería darte la hora.

- Acabemos con esto. Saque las cartas.

- Paso a paso, “sin nombre”, paso a paso. Deberías decirme la pregunta, y acordar el pago; las cartas no hablan sin una compensación. Pero la compañía no es de tu agrado, y como eres un libro abierto para mi, cederé ligeramente a tus prisas.

- Es su oficio. Hágalo como considere conveniente.

- Un café estaría bien mientras preparo los arcanos.

Accedo a su insolente petición. Las cartas aparecen sobre la mesa. Las manos del Embaucador se mueven como fantasmas sobre ellas. Se mezclan. Algunas figuras parecen asomarse al exterior, como si estuvieran ávidas de abandonar el mazo.

- ¿Cómo va lo de convertirse en un super soldado?

- ¿Necesita algo más? –gruño.

- Vaya modales con un invitado. Iba a decirte que hay un par de muertos especialmente parlanchines ultimamente.

- No veo en que me podría interesar.

- Hablaban de ti. Corta el mazo, Juan Nadie.

Corto el mazo. Lo recoge. Despliega siete cartas sobre la mesa. Arquea una ceja ligeramente, mientras da una fuerte calada.



- Carro, Mundo, Luna. Triunfos pasados, tu aprendizaje actual, y lo místico son los tres pilares sobre los que tu pregunta tendría una respuesta favorable. Pero viéndote, me temo que lo místico se te escapa. Mala combinación para un espíritu simple.

- ¿Qué más dicen?

- Juicio a tu favor, Fuerza en tu contra. Esa maníatica forma de ser tuya te ayudará. Para algo tiene que servir no confiar en nadie ni darles tu lealtad.

- ¿Por qué la Fuerza está en mi contra?

- No lo entenderás. Es algo superior a ti. Superior a este plano de existencia. Estás jodido. Porque el factor determinante para que la Fuerza no arrolle a tu juicio es el Papa. El control sobre lo místico.

- Usted.

- Yo.

El humo del cigarro sale lentamente de su nariz. Su brazo derecho cubre ligeramente la última carta. No la oculta. Es como si la protegiera.

- No vas a dejarme ayudarte. Por eso el resultado final es la Torre. Fracasarás.

Se reclina en la silla, satisfecho. Yo quedo en silencio, mirando las cartas. La torre parece moverse y derrumbarse ante mis ojos.

- Se cuál es tu pregunta. Pero tenías otras de las que preocuparte. Las responderé también, por el mismo precio. Esos dos muertos parlanchines de antes, no te preocupes por ellos. Uno no va a traicionarte. Y el otro tiene suficiente entendimiento como para saber que no gana nada haciéndolo.

Sobre la pregunta que no te atreviste a formular, y que está oculta en la que si has pensado, dímelo, y vivirá. Quien tu quieras. Sabes que puedo hacerlo.

- Yo no deseo nada. No tengo porqué enviarle a manipular la voluntad de otro.

- Yo no saco una pistola y me dedico a vender mis servicios como mercenario delante de ti. No vuelvas a mentirme, por favor. Te denigra.

- Creo que ya ha terminado. Márchese.

- ¿En serio? ¿Simplemente vas a asumir que vas a fracasar? ¿Tienes la posibilidad de que las cosas ocurran como quieres, y no vas a tomarla? ¿Seguirás una senda condenada al fracaso?

Me levanto. Tomo aire. Controlo mi ser para no expresar ira en mis ojos cuando le respondo.

- La dignidad del vencido es que ha luchado. Eso lo distingue del desertor y del cobarde.

Se levanta. Aplasta la colilla en la mesa. Me mira como quien mira a un hijo rebelde.

- Bonito lema para un perdedor.

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When the lives deal with the deads. [English]

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I called the Trickster . The question has long been tormenting me , and I need an answer to, even with his evil words.

I've known him since my childhood. He often visited father. Always offering their tricks and machinations. He is dangerous. He's a whisper in the ears of angry. He’s a push in the back of the suicide. He's a convenient story in the eyes of the gullible.

He will come at any time, preceded by the aroma of exotic snuff. An incense-like odor that camouflages the deadly charge carried inside. I think he enjoys his own theatricality. He is not alive, and his will to live are the largest that have ever met. Maybe that's why he takes a piece of the lives of all who pass and accept his treatment.

In the streets the crowd is driven by festivals around the dead. I guess it's their way of dealing with them. I usually prefer other ways. Although today is to tackle one that is not at all to my liking.

The Trickster meets the dead. Better than they would be willing to admit. They, however, do not know him. Or do not know they know him. It's a long shadow on the wall. The light prevents to see what has created the shadow. It can only be supposed seeing the silent silhouette.

I noticed the smell. Now he will come out of the shadows with a sarcastic smile, he will take a seat without permission, and he will start the conversation innocently. Sometimes the old scripts are the best scripts.



- I guess I should congratulate you. But seeing that you keep locked in your cell with your training and perpetual bitterness face, maybe I should just congratulate me.

- Let's finish this. Take out the cards.

- Step by step, "no name", step by step. You should tell me the question, and arrange payment, the cards do not speak without compensation. But the company is not to your liking, as you are an open book to me ... I will do it fast.

- It’s your profession. Do as you deems appropriate.

- Coffee would be nice while I prepare the arcane.

I agree to his insolent request. The cards are on the table. Trickster's hands move like ghosts over them. Mix. Some figures seem to look out to the outside, as if they are eager to leave the deck.

- How is it to become a super soldier?

- Need something more? - I grunt.

- Bad manners with a guest. I was going to tell you that there are a couple of dead especially talkative lately.

- I do not see why I should be interested.

- They were talking about you. Cut the deck, John Doe.

Short deck. He picks it up. Displays seven cards on the table. He raises an eyebrow slightly, while giving a deep drag.



- Cart, World, Moon. Past victories, your current learning, and the mystical are the three pillars on which your question would have a favorable response. But watching you, I'm afraid you miss the mystical. Bad combination for a simple spirit.

- What else do they say?

- Judgment in your favor, force against you. That maniacal way of being yours will help. For something has to serve not trust anyone or give them your loyalty.

- Why Force is against me?

- You will not understand. It's superior to you. Above this plane of existence. You're doomed. Because the determining factor in the Force from running over your judgment is the Pope. Control over the mystical.

- You.

- Me.

The cigarette smoke goes out slowly from his nose. His right arm slightly cover the last card. He does not hide it. It's like he would protect it.

- You will not let me help. So the end result is the Tower. You will fail.

He leans back in his chair, satisfied. I was silent, looking at the cards. The tower seems to move and crumble before my eyes.

- I know what your question is. But you had others to worry about. I answer them as well, for the same price. Those two talkative dead before, do not worry about them. One will not betray you. And the other has sufficient understanding to know that gains nothing doing it.

On the question that you did not dare to ask, and that is hidden in that you have thought, tell me, and I’ll keep *** live. Whoever you want. You know I can do it.

- I do not want anything. I have no right to send you to manipulate the will of another.

- I do not pull out a gun and I sell my services as a mercenary in front of you. Do not lie to me again, please. You denigrate yourself.

- I think it is over. Go away.

- Really? You're just going to assume that you will fail? Have the possibility to make things happen the way you want, and can not take it? Will you follow a path doomed to failure?

I get up. I take air. I control my being to not express anger in my eyes when I answer.

- The dignity of the defeated is he has fought. That distinguishes him from the deserter and the coward.

He gets up. Crush the cigarette butt on the table. He looks at me like looking at a rebellious son.

- Nice motto for a loser.




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