Crónica zoológica sobre pseudotrolls y otros animales

Day 1,788, 12:18 Published in Spain Spain by Espaugyl





Hoy me he despertado fatal, pero fatal, y eso que estoy acostumbrado a dormir a pierna suelta con el constante aporreamiento de la puerta por parte de mis queridos acreedores, con retumbantes bombardeos en el frente e incluso en calabozos malolientes de la GestapoeRepublik, pero hoy las pesadillas han hecho mella en mí. Y todo ha sido por culpa de lo que he soñado.

Al parecer no estaba en el eMundo y también escribía, pero de cosas raras y ajenas a mí, escribía sobre buenas maneras, educación y saber estar… como para creérselo. Había gente sensata, alterada y de todo contestando, pero había uno en concreto que alardeaba de dar la cara dando su supuesto nombre desde 350 Kms de distancia, la distancia a la que normalmente me siento seguro cuando cubro noticias del frente y otro mintiendo sobre su lugar de residencia. En fin, una noche extraña y movidita, ni siquiera la botella de brandy de Jerez que me tomé a mitad de la noche de forma medicinal me ayudó a quitarme esa extraña pesadilla de encima. Pero el despertar fue aún peor.

Normalmente son mis jugos gástricos quienes me hacen la función de despertador, y lo mismo me despiertan casi al amanecer (el mediodía aproximadamente), como a una hora de persona de bien, a eso de las 13:30 o así. La cosa es que a una hora infame, a las diez de la mañana, un ruido como el de un mueble bar cayendo por unas escaleras me despertó. Al final no era tanto, soy muy sensible cuando ando de resaca medicinal por brandy, pero lo cierto es que una piedra de considerables dimensiones me había destrozado mi opaca y turbia ventana, por donde comenzaba a entrar sin mesura la perjudicial luz del sol. La piedra iba envuelta en un papel con un mensaje.



Tamaño aproximado de la piedra usada como sistema de mensajería humorístico de gente que se cree graciosa


Con lagañas del tamaño aproximado de un garbanzo de buen ver y el color de un chino con hepatitis, abrí a duras penas los ojos para leer el mensaje. Decía:

“Puta, guarra, culo, pedo, pis, mierda, mojón, todas las tías putas menos mi madre… soy un troll, tan inteligente como malvado. Soy un genio del mal, mis obras lo demuestran, nunca me cogeréis ni sabréis mi nombre.
Fdo: Argens”



Estupefacto releí aquello. Lo cierto es que no me cuadraba, los trolls estaban casi extintos, ciertamente solían ser inteligentes y hasta podías reírte con sus cosas, pero aquello no era obra de un troll. Tomando una determinación me asomé por la ventana rota con cierta prudencia, por si venía una posdata, y vi que “el genio del mal” seguía a lo suyo sin dejar una ventana sana ni un coche sin arañar.

Me puse mi chamarreta, palabra muy usada en mi Jerez natal desde antiguo aunque algunos lo ignoren, ingerí unos boquerones en vinagre, por ser lo único que tenía en la nevera (no confundir con la anchoa, que aunque sea lo mismo suele ir en salazón y enlatadas, que aquí entendemos de eso y el mar está a minutos) y bajé con la piedra en la mano, escondida a la espalda, para tener una charla con el que se creía un troll.

El amago de troll se encontraba buscando más piedras, ya falto de munición epistolar, momento que aproveché para mostrar que yo tenía una y acercarme a él.

-Dime pequeñín ¿es esto tuyo?

-Sí, soy un genio del mal, un troll y mi inteligencia es superior- me dijo entre espumarajos con una voz más que aflautada por falta de testosterona.

-Mira hijo, ahora yo tengo la piedra- le hice ver comenzando a compadecerme de aquel ser- y me vas a escuchar. No eres un troll y si no sales corriendo ahora mismo te voy a meter la piedra por donde Herr Hans te interrogaría con o sin motivo.

El pseudo troll dudó, me insultó pero caminando hacia atrás, el poder de la piedra estaba conmigo y su oratoria fue degenerando con la distancia, como si estuviese en Cáceres bien seguro, y cuando se calculó que la piedra no le llegaría se bajó innecesariamente los pantalones, me enseñó y señaló el lugar donde la espalda pierde su digno nombre y corrió riéndose demencialmente por su ingenio uniéndose a otros como él con el mismo concepto del humor, un tal Ketoner y otros que se escondían entre las sombras.

Dejando el tema zanjado con mi oratoria pétrea me noté raro, no es un buen desayuno lo de los boquerones en vinagre, y emprendí mi peregrinar cuasi religioso a El Bar, donde no pensaba tener piedad de uno o más molletes con zurrapa de lomo y un café con leche. Pero la mañana comenzó rara e iba a proseguir igual, porque la calle estaba tan llena de gente que me era imposible dar un paso.


Multitud que me impedía el paso… ¿regalaban algo? No lo supe hasta un poco después


En vano intenté pasar y ante la posibilidad de que dieran algo pregunté a un anónimo ciudadano.

-Perdone ¿qué dan?

-Nada ¿por qué lo dice?

-Porque esto es eEspaña, si dan algo la gente acude casi por telepatía- le aclaré.

-En verdad somos pocos, es por la moda BOE- me confundió un poco más.

-¿En qué consiste? ¿es ropa interior comestible? ¿derivada del alcohol o, incluso mejor, del jamón?-pregunté intentando asociar con lógica aquella multitud a una moda.

-No, verá, es que ahora hasta para comprar el pan llevamos intérpretes, para que cada cuál use el idioma que más le guste aunque sepan español. Hay quien lleva tres, para vascuence, catalán y gallego, otros llevan cuatro, para esos idiomas y el hoygan, y los más pudientes añaden dos más para el español y el andaluz porque hablan por señas y les gusta el acento del sur. En verdad esto es para una tienda de animales, sólo son tres clientes, los demás son intérpretes.

-Perdone, creo que un boquerón que casi regurgito y ya he vuelto a tragar me ha impedido comprender el asunto ¿intérpretes dentro de eEspaña?

-Yo qué quiere que le diga, me pagan y estoy encantado, hablo catalán y me estoy, con perdón, rascando los cojones y ganando una pasta desde que surgió esta estupidez.

En ese momento se interrumpió la conversación porque oí como en la tienda se realizaba una transacción con la nueva moda BOE.

-Quin preu té la cacatúa?

- Canto custa unha cacatua?

Y por no ser menos añadí en perfecto vascuence:

-Eskara lakakatua?

Pero al decirlo y asomarme a ayudar como buen políglota vi algo raro allí. La tienda no tenía dependientes, tan sólo estaba la cacatúa, pero que me resultaba sospechosamente familiar aunque se hubiese disfrazado y se vendiese a sí mismo… ¿no había una igual en dónde doy clases?



Una cacatúa muy oscura, de mirada torva y con apariencia de ocultar su auténtico ser… y me resultaba conocida


Distraído después de mirar al bicho una voz anónima me avisó: ¡CUIDADO!
El pajarraco por poco me saca los ojos sin motivo alguno, igual mi traducción no era todo lo perfecta que debiera, pero no era para tanto. Afortunadamente el gentío que huyó en tromba cubrió mi huida y el pájaro se fue a un callejón donde acorraló a varias víctimas de ojos más tiernos y menos alcoholizados para sacar.

Con el susto y la sorpresa de un ataque tan gratuito tomé la firme determinación de no ir a donde hubiese bichos de esos, y si la opción era acosar… digo… instruir a mis alumnas en mi dormitorio convertido en Academia pues así sería.

Pero no tuve más remedio que salir de mi ensimismamiento porque en ese momento, a toda pastilla, casi me atropella una bicicleta con una beldad felina a los pedales… quizás con peluca, porque no veía sus rizos, y unas gafas de sol. De un salto me subí a una farola, que ya tengo costumbre, y dejé amablemente el paso libre para una jauría de perros pequeños y ladradores, que se amparaban en el número para darse valor, que la perseguían. Con la piedra que aún llevaba le estampé los sesos a uno, pero no tenía más munición.



Lantanique con peluca y gafas de sol pedaleando para salvar su evida


Desde allí arriba vi que Lantanique había conseguido poner distancia de por medio… espero que para dar la vuelta y atropellarlos, porque seguir pedaleando sólo sirve para cansarse y abandonar, y lo digo yo, que lo más cerca que he estado de hacer deporte es un día que borracho entré en un gimnasio de al lado de El Bar y pedí al recepcionista un par de cervezas.


Aún en la farola observando en lontananza si Lantanique se vuelve o no, se despide este Corresponsal en un día más de esta semana extraña y movida.


Espaugyl