Crónica Sobre Sustos, Geografía Hídrica Presidencial y Docencia

Day 1,773, 05:37 Published in Spain Spain by Espaugyl





No sé si sorprenderme, asustarme, miccionarme o hacerme encima algo de más peso y olor, porque llevo un día que ni el más avezado Corresponsal de Guerra, yo mismo, podría acabar con entereza si no fuese por el revitalizante de cuerpo y alma que suelo ingerir en jarras espumeantes y ambarinas de medio litro o más. El eMundo no para de cambiar, en cuanto le doy la espalda alguien aprovecha para trastocar la normalidad, pero uno hace de tripas corazón, aumenta la ingesta de alcohol o su graduación, y aquí no ha pasado nada, que no fermusearé con abandonos y espantadas cuasi-presidenciales habiendo oportunidad de ejercer mi magisterio y sacar tajada de ello. ¿De qué hablo? Pues siga leyendo y todo quedará aclarado.


Tras mi regreso al presente desde el pasado al alcanzar el nivel de Canguelo Cuántico (lea Crónicas anteriores, a mí también me ha dado dolor de cabeza la frase de marras), me encontraba en un eMundo extraño y cambiado, en donde mis fuentes de ingresos habían sido vapuleadas por un mercado de precios cercanos a lo negativo (pronto habrá quien ponga dinero para que alguien se lleve sus productos) y en donde los enemigos eran amigos y la habitual propaganda de guerra se había transformado en laudatoria prensa hacia ellos. Pero esto lo descubrí de golpe cuando me disponía, en mi papel de aplicado docente del Curso de Periodismo de [P2B] (de nuevo remito a mi Crónica anterior), a entrar en mi oficina… vale, bueno, en El Bar.



El Bar, la mejor de las oficinas, donde las musas sólo acuden a mis neuronas cuando están inequívocamente sumergidas en etílico elemento


El primer susto del día fue cuando distraído, sumido en el deleite de ser profesor de un nutrido grupo de alumnas a mis órdenes, entraba con la mente puesta en si debía airear mis calzoncillos para impartir las clases o sólo darles la vuelta para homogeneizar la gradación del amarillo al marrón que evoluciona desde la parte delantera a la trasera de los susodichos, y entonces, al mirar hacia la barra, por poco debo escoger una tercera opción: tirarlos para no tener que ver lo que a punto estuve de depositar en ellos.

Despacio, sin mover un músculo del cuerpo, dejando a mis piernas en modo automático, comencé a retroceder sin apartar la vista de un grupo de homínidos armados hasta los dientes que pelaban plátanos con los pies mientras con las manos sujetaban un café y leían la prensa de eBrasil. Mr. Mayúsculas en persona reía a grandes voces con sus compañeros de armas mientras muchos españoles pasaban por su lado y lo saludaban… ¿qué coño pasaba aquí, en mi sacrosanto lugar de trabajo y esparcimiento? Casi en la calle, caminando de espaldas aún, tropecé con varios soldados españoles que entraban con Q7 a sus espaldas y mirar torvo, esa mirada propia del héroe que viene del frente de luchar, de darlo todo y ponerse de sangre enemiga hasta los ojos, una mirada que no creo que vaya a tener yo nunca. La confrontación era inevitable, pero no pasó nada, una palmada en la espalda, un saludo y a desayunar. ¿Traición interespecies? ¿alianza? Vaya mierda de eMundo este donde las tradiciones se pierden en cuanto uno deja de prestar atención, pero al parecer somos aliados de eBrasil y de eUsa en una nueva coalición desde hace meses… hay que joderse cual oveja ante un pastor enamorado ¿por qué he dicho oveja? Últimamente tengo un subconsciente que para mí se queda.


Pero este fue tan sólo mi primer sobresalto. Cuando me dirigí a mi taburete, el que aún mantiene la forma de mis posaderas, para pedir un sabroso mollete con jamón y aceite y un café revitalizante, encontré a un extraño eciudadano sentado en él.



El usurpador de mi taburete, un tal Moreno1994 ¿acaso era tan novato que no sabía que si me siento en otra parte es como si me sentase en otra parte?


-Perdone ¿le importaría cambiar de taburete? Soy animal de costumbres y no creo que usted esté inmunizado a buena parte de la fauna que suele quedar en dónde me siento- le pregunté y advertí a un tiempo al individuo en cuestión.

-Sigo siendo el ePresidente, no piense que soy un ePresidente Guadiana, siempre he estado aquí, nunca me he ido, ni me iré- contestó desconcertándome.

-Por supuesto caballero- respondí intentando calmar al furioso demente- soy testigo de que siempre ha estado usted aquí- añadí mientras ocupaba con movimientos calculados y lentos el taburete de al lado, no fuese a desencadenar una tormenta cerebral en aquel ser carente de la medicación adecuada.


Y de nuevo me sorprendí, porque cuando tras dirigirme a un desconfiado camarero para pedir mi desayuno (desconfiado en grado sumo porque tuvo la desfachatez de pedirme que depositase el importe en la barra antes incluso de terminar de hablar) giré la cabeza para ver si mi nervioso vecino de barra estaba más calmado pero… había desaparecido, como si nunca hubiese estado. Pensando que mi mente me había engañado, algo habitual en momentos menos diurnos y más etílicos, me dispuse a sentarme en mi taburete habitual, pero cuando así me disponía a hacer una voz nerviosa y desencajada me habló poniéndome los pelos de punta.


-Pero ¿qué hace? ¿No ve que estoy sentado, que siempre he estado aquí y que nunca me he ido?- me gritó el extraño individuo que había vuelto a reaparecer en el taburete, como por arte de magia, y sobre el que casi me siento.

-Usted perdone- me disculpé- juraría que se había ido.

-Eso es una falacia de mis enemigos, siempre he estado aquí y nunca me he ido.

-Por supuesto, en verdad es que me he encariñado con usted y pretendía sentarme en sus rodillas- calmé a aquel peligroso ser disociado de la eRealidad.


Pero esto no me ocurrió ni en una ni en dos ocasiones, y cuando ya me había intentado sentar en mi lugar habitual media docena de veces con el mismo reaparecimiento mágico, hice por hacerme el distraído y mirar por el rabillo del ojo por si podía ser más rápido que él, porque a obseso compulsivo no me gana nadie y mi taburete es mío. Y así pude ver ciertas pautas más preocupantes si cabe, porque cuando se creía que no miraba vi como a la carrera salía del bar y enfrente, subido a una farola con una percha de alambre en alto y un ordenador portátil, juraba y maldecía hablando de no se qué arte arcano de internet, wifi y otras cosas relativas a conectarse por la cara. En cuanto yo hacía por girar levemente la cabeza en su dirección se descolgaba de la farola con la agilidad de un ebrasileño y corría a sentarse en el taburete gritando su consabido mantra: No me he ido, siempre he estado aquí.



Alta tecnología que portaba mi extraño compañero de barra para conectarse al güifi o lo que sea el internet ese


Lo dejé por imposible, sé cuando debo tirar la toalla y es peligroso contrariar a un desequilibrado, así que intenté darle forma a mi nuevo taburete mientras daba por terminado mi desayuno y me animaba a unas cuantas cervezas al tiempo que ultimaba mis planes docentes de acoso y derribo a alumnas desprevenidas. Pero entonces fue cuando más cerca estuve de añadirle peso a mi ropa interior, pues una voz con teutónico acento sonó más cerca de lo que hubiese deseado, afortunadamente no se dirigía a mí. Deslizándome cual ser humano deshuesado, llegué al suelo, en donde me acurruqué pegado a la barra, poniéndome en la cabeza algunas servilletas usadas de papel, unas colillas en el pelo y orejas y varios sobres de azúcar vacíos en los ojos intentando pasar desapercibido entre otros desperdicios.


-Morreno1994 ¿Qué hace aquí? ¿Acaso no sabe que es un ePresidente ferrreterro?- oí que Hans, pues él era, increpaba a mi desquiciado usurpador de taburetes.

-Her Hans, ya le dije que si tengo ese cargo debo estar siempre en mi puesto- contestó inocentemente sin saber que con los Admins de la GestapoeRepublik es mejor correr a replicar.

-No lo entiende “Señorrr ePrresidente”- continuó reprendiendo el desviado Admin- los ferrreterros fuerron crreados por el AdminFuhrer Halesius para hundirr a eEspaña- dijo escupiendo al suelo llevándome yo la peor parte- en los eEstatutos Secrretos de los ferreterros pone bien clarrro que los ePresidentes ferrreterros de eEspaña- volvió a escupir dándome esta vez de lleno- deben cogerr la medalla y corrrerr, nada de goberrnarrr y menos aún estarrr. Si vuelve de nuevo porrr su despacho sabrrá lo que es desafiarrr a la GestapoeRepublik- terminó sin opción a la réplica marchándose de El Bar y dejando a su paso una desquiciante mezcla de olor entre Chanel nº5 y lubricante incierto.


Al fin y al cabo el eMundo no había cambiado tanto, me tranquilicé, por lo que pidiendo en la barra una escoba para adecentar mi aspecto y quitarme alguna colilla del pelo, me marché de El Bar contento por saber que aún el eMundo me resultaba reconocible. Si además encontraba a Lantanique en el aula y la convencía para que viniese a mi despacho tras la clase el día todavía podía tener solución.


De camino a dar clases, esperando encarecidamente que mis alumnas sean mayores de edad y así tan sólo se me acuse de acoso en vez de pederastia, se despide soñando con Lantanique en su despacho este docente Corresponsal de Guerra.


Espaugyl