Crónica desde la misma eChina casi sin querer

Day 1,648, 08:02 Published in Spain Spain by Espaugyl





En mis habituales huidas, en las que he utilizado casi todos los medios de transporte que ha ideado el Hombre aunque soy más de salir corriendo instintivamente en dirección contraria del peligro, he llegado muy lejos, sobre todo porque mi velocidad media de huida suele ser muy superior a la de un Formula 1 cuesta abajo y con el viento a favor, pero a donde he llegado sin querer esta vez no puede estar más lejos, de hecho si me voy más lejos comienzo a acercarme en vez de alejarme, es la magia de la esfericidad de los planetas. Pero comencemos por el principio.


Me encontraba como pez en el agua huyendo, mi estado natural, tras decidir que los duelos por honor son malos para la salud (todo está en mi Crónica anterior). Mi amigo Grassman me había conseguido un pasaje para Santiago de Chile y, disfrazado de mujer, me encontraba sonriendo y desplegando mi peluda feminidad por cubierta deseando que el barco zarpase del puerto de Cádiz cuanto antes. Ni que decir tiene la desazón que me asaltó cuando a medio camino de las Canarias me di cuenta de que en mi pasaje ponía como destino Valparaíso. Varias horas estuve maldiciendo a Grassman creyéndolo cómplice de alguna treta de la GestapoeRepublik, que tanto cariño me tiene, pero tras discutir agriamente con el Capitán del barco, intentar secuestrar el barco armado con uno de mis calcetines (no tenía otra cosa a mano y en algunos países los han clasificado como arma bacteriológica) y finalmente estar a punto de bajarme en marcha, me convencieron para que le echase un rápido vistazo a Google Map y viese que al parecer Santiago de Chile no tiene puerto de mar y lo más cercano es Valparaíso. Algo más tranquilo, y fuertemente vigilado por parte de la tripulación para que no me volviese a quitar un calcetín, me dispuse a disfrutar de la travesía, rumbo a Chile, un país aliado, disfrutando de algo parecido a unas vacaciones.



Armas bacteriológicas que sólo deben usarse en casos muy desesperados, ya que al contrario de un arma de fuego una vez que se desata el poder destructivo de un calcetín sucio no distingue entre amigos o enemigos


La llegada a Canarias fue algo extraña. Yo ya me había agenciado ropas masculinas, tan sólo un mero pijama que fue lo único que pude sustraer de un camarote contiguo antes de oír que el propietario llegaba, pero suficiente para no despertar la lascivia en la marinería. Así que en pijama contemplé desde la borda la llegada a puerto… pero algo no me cuadraba. Por lo pronto vi miles y miles de jaulas con perros en los muelles custodiadas por soldados que no eran españoles, pero se daban un aire en la lejanía a los iracundos ferreteros que me persiguieron en el pasado, persiguieron a todos los que no eran ellos… e incluso a ellos mismos.


Oculto en las bodegas, por un ojo de buey, vigilé los movimientos de aquellos soldados que no paraban de gritar y dar órdenes para que subiesen a bordo las jaulas de los perros. Poco a poco me fui haciendo una composición de lugar y deduje varias cosas. La primera y más importante es que eran ferreteros, con sus logos de herramientas en sus gorros de bicho muerto y todo. La segunda en importancia es que no eran españoles o todos estaban recién levantados de la siesta. La tercera y fundamental es que la bandera era muy roja para mi gusto y no era española. Tras varios minutos intentando encajar las piezas llegué a dos posibles conclusiones: O Canarias estaba en manos de eChina o todavía me encontraba en El Bar y en cualquier momento iba a despertar cuando me dieran con la escoba en la boca al barrer bajo las mesas.



Soldados ferreteros medio dormidos en Canarias o quizás tropas de ocupación chinas, aún no estoy seguro


Como cuando el peligro acecha y no puedo salir corriendo mis dotes de improvisación superan incluso a la capacidad de recuperación de mi hígado para seguir bebiendo, pasé a la acción en segundos con lo poco de lo que podía disponer. En principio el pijama era una ventaja, ya que observé que los chinos que no iban de uniforme iban con esa indumentaria por los muelles, por eso quizás siempre llevan caras permanentes de sueño. Para camuflar mi rostro busqué un gorro al estilo de ellos, y lo encontré adaptando la pantalla de una lámpara en forma de cono y un chicle usado como pegamento. Pero el tema de los ojos era un reto. Intenté poner cara de sueño, de camarero de restaurante chino, de bazar de “todo a 1 ESP” y cada vez que me miraba al espejo sólo me daba una mezcla de miedo y risa, así que comencé a mirar mi propia imagen sospechando que mi vida sería corta… y entonces lo vi, esa era la clave: Debía poner ojos de sospechar.


Ya seguro de mí mismo, para probar el mimetismo con los invasores, me puse a ayudar con las jaulas de perros que no paraban de llegar a las bodegas, cosa que no entendía y que llegó incluso a enternecerme por tanto amor por los animales, pero pronto comencé a pensar de otra forma cuando vi los carteles que colocaron aquí y allá.



Canarias está quedándose sin perros según los invasores los embarcan hacia eChina. Y no los quieren precisamente para mascotas


Cuando zarpamos era evidente que el rumbo ya no era el original y que íbamos con nuestra carga hacia eChina, que si está un poco más lejos comienza a estar cerca, como ya comenté al principio de esta Crónica.


El barco estaba plagado de chinos e hice por aprender algo sobre ellos, que no es mala cosa si se quiere sobrevivir en su país. Contrariamente a lo que se suele decir no son todos iguales, ya que me di cuenta de que existen dos o tres modelos de chinos macho y otros tantos de chinos hembra, supongo que sólo tendrán esos moldes en sus laboratorios de clonación. Durante la travesía intenté aprender algo de su idioma, pero fue imposible, tan sólo comprendía sus nombres, que la mayoría de las veces eran Juan, Juanjo y Juan José, o como dicen ellos, Huang, Huang Ho y Huang Ho Tsé. Lo que sí tuve muy claro fue el no pisar el comedor del barco, sobre todo según veía como las jaulas de las bodegas estaban algo más vacías. Precisamente gracias a esto mi alimentación nunca me faltó, y tan aficionado me volví a la comida que sobraba de los que desaparecían en las cocinas que a veces aún llevo algo de pienso para perros en el bolsillo para matar el hambre.



Conociendo a otras culturas en un crucero, con alimentación sana y equilibrada y todo el día en pijama: Unas vacaciones en toda regla rumbo a eChina


Pero todo lo bueno acaba. Hace un par de días que hemos atracado en Shangai. En cuanto bajé del barco busqué un bar, porque lo que es a bordo no encontré que hubiese costumbre en eChina de darle alcohol a los perros, por lo que aparte de agua y pienso no he probado nada más, encontrándome preocupantemente sobrio, lúcido y asustado descubriendo al fin con claridad lo peligroso que es estar en un país enemigo lleno de chinos a rebosar.


Las zonas portuarias en eChina son como aquí, es decir, hay más bares que orejas, así que nada más desembarcar entré en un bar desde donde ahora escribo esta Crónica encerrado en el cuarto de baño, porque aunque él no me ha visto yo a él sí. Oígo desde aquí que lo llaman Hel Hang, pero quien te chocopuntea una y otra vez no es fácil de olvidar.



Herr Hans, el implacable Admin de la GestapoeRepublik camaleónicamente disfrazado y haciéndose pasar por un tal Hel Hang… nunca podré escapar de él, ni en eChina


Desde Shangai, encerrado en el cuarto de baño del primer bar que encontré, se despide este Corresponsal esperando que a “Hel Hang” se le ocurra irse con viento fresco a otra parte y no me descubra.


Espaugyl