Con las cosas de comer también se juega. [Vol. 1]

Day 1,533, 12:23 Published in Spain Spain by Mojo Jojo23
RESUMEN DE LA OBRA:

Volumen 1: Anuncia la intención de estudiar el hecho alimentario tal y como se presenta en nuestro lenguaje y como apunte personal indica que ingestión y degustación suponen una tercera fuente de metáforas de origen corporal a sumar a otras dos más obvias: la escatológica y la erótica/pornográfica.

Volumen 2: Se ocupa de la genealogía de la metáfora de la guerra como festín, metáfora que explica como en eRepublik se haya dado el nombre de alimentos a operaciones militares llevadas a cabo entre varios aliados.

Volumen 3: Se analizan los motes gastronómicos de nuestros enemigos. Se concluye que los alimentos epónimos son símbolos de infantilización, salvajismo o incultura. Al final el caso francés sirve para recalcar que lo que se espera del enemigo es ante todo la transgresión, la inversión de los valores culinarios.

Volumen 4: Se centra en los usos y costumbres gastronómicos de eEspaña.


VOLUMEN PRIMERO. Introducción.

Si alguien me preguntara “¿Por que demonios te ha dado por escribir análisis del hecho gastronómico en un juego de navegador?”... Entonces respondería “Se trata de un interés digamos humanista por la manera en el que asimila una cultura los fenómenos relativos al cuerpo”. Y tan dado como soy a irme por las ramas escribiría una perorata sobre mi añejo interés por la imagenería fisiológica desplegada en nuestra prensa.

Así me remontaría a una visión general de como en este rincón de eR la palabrería e imágenes referentes al cuerpo muestran cierta fijación en los orificios inferiores. Al defender el fenómeno coolpiquero sugerí que sólo podíamos entenderlo si lo situábamos en un marco amplio de metáforas corporales. Me aventuré a esbozar una especie de esquema mental compartido de modo inconsciente y organizado en pares de elementos con significados opuestos.

Por esa vía relacioné dos iconografías aparentemente inconexas: por un lado las cool pics y por otro la degradación de lo corporal a fuente excrementicia, tal era el principal aderezo de la retórica política entre el invierno de 2009 y la primavera de 2010, entonces alcanzaron su mayor apogeo conceptos tan sutiles para describir los argumentos contrarios como: “hacer sangre”, “bilis”, “cry me a river”, “para mear y no echar gota”, “shitstorm”, “tirar mierda”, “diarrea de pony” (antes de que criogenio tuviera tal detritus como cabecera)... conceptos estos que tenían en común remitirnos a excreciones o desechos del cuerpo, o bien hacían hincapié en aquellas partes de tipo humoral o que se presentan en estado líquido.

Permítanme un ejemplo literario. En un relato de Ambroise Bierce un tipo la mar de raro se encierra en una buhardilla a experimentar el efecto de extrañas fórmulas . Al final los demás habitantes de la casa lo descubren reducido a una especie masa viscosa. Imaginemos que lanzamos al espacio la prensa de eEspaña de aquel tiempo (incluyendo los comments). De llegar a manos de alienígenas, estos concluirían que existen dos razas humanas: una formada por turgentes unidades de carbono y otra de amebas gigantes contínuamente a punto de descomponerse en sangre, bilis, mierda, lágrimas y demoradas gotas de pis. La ciencia extraterrestre simplemente habría dado con los dos papeles estelares otorgado por entonces a los cuerpos en el lenguaje erepublikano.

Ha pasado el tiempo y he ido prestando atención a las huellas de otra práctica corporal pero tan cotidiana que resulta casi invisible, una práctica que inevitablemente tenía que estar presente en los escritos generados en este nuevo mundo. Su presencia altera el esquema antes presentado a la vez que su visión en conjunto puede aportar una nueva perspectiva sobre nosotros mismos.

Me estoy refiriendo al hecho de nutrirse, de comer, degustar, catar, saborear, ingerir alimentos... por no hablar de otras acciones que afectan a la cavidad bucal que se englobarían bajo otros epígrafes, no en vano Freud describió una fase oral de desarrollo de la persona. Comer es un verbo que engloba un fenómeno poliédrico que arranca de la faceta más animal (nutrición) para emplazarse en lo radicalmente cultural (gastronomía, formas de comensalidad, marcador de identidad, mercantilización, medicalización e injerencia religiosa).

Creo que la complejidad del fenómeno se repite también en el mundo erepublikano a través de los usos en el lenguaje, un lenguaje con el que desobedecemos muchas veces la primera regla que se nos inculca en la mesa, esa que dice “con las cosas de comer no se juega”. eR es un juego, pero un juego cuyo código bien podría inspirar una lista de la compra, un peculiar recetario o un menú de restaurante. Este será el extraño objeto de este estudio.