Casino

Day 776, 13:45 Published in Argentina Argentina by sofiabio

"Los besos que te dan las chicas malas, salen más caros cuando los regalan y huelen a fracaso" Joaquín Sabina



Capítulo Uno

No va más.

Parte I

Abran juego señoras y señores canta el croupier, yo pasaba las uñas de mi diestra por el filo del paño verde mientras giraba entre los dedos la última ficha que me quedaba nerviosamente, mala noche, venía perdiendo con tanta puntería que si de azar hablamos tendrían que haberme otorgado el premio mayor en esa mesa, negro el 28, una más y era mi ruina.

No lo hagas, no lo hagas, no lo hagas...

Ese casino estaba tan cargado de humo, música, tragos, gritos, ganadores instantaneos que duran lo que un suspiro, perdedores arrastrando sus derrotas como si llevaran una piedra al cuello camino del río, putas bailando en los caños de cada esquina pasándoles clientes a prostitutas de lujo con una seña, señoras bien que no apostaban nunca su propio dinero, recién casados de luna de miel desparramando empalago por doquier, maridos engañados borrachos como cubas, mujeres de cacería con toda la artillería a la vista, viejos verdes jugando a las cartas para espiar por sobre el filo los escotes de las niñatas, todos bajo un mismo techo, todos con las mismas intenciones, ganarle al azar y cambiar sus vidas definitivamente con una gran golpe de suerte, cada cual con su argumento que los haga sentir diferentes al resto, hipocresía se llama la madre de todos los juegos.

No lo hagas, no lo hagas, no lo hagas...

Estaba aturdida, mareada, no distinguía si la voz que me repetía la consigna era la mía o la de mis compañeros de mesa, uno a uno se fueron apartando, no sin antes echarme una mirada entre compasiva y furiosa, se alejaban despacio, no demasiado por si llegaba a necesitarlos, los tenía al alcance de la vista, pero se quedaban de espaldas a mi, no estaban dispuestos a verme perder la última partida.

No lo hagas, no lo hagas, no lo hagas...

De repente la escena comenzó a transcurrir en cámara lenta, las apuestas, las cartas, las risas, el ir y venir de las bandejas de copas, llenas, vacías, enteras y en pedazos, todas juntas y revueltas, como si el tiempo me estuviera dando una chance extra, empecé a distinguir, confusamente en un principio y con una claridad apabullante inmediatamente después, que no todas las personas en el salón de juegos se movían a velocidad ralentizada, entre ellas, algunos de mis amigos y yo.

Nooooooo vaaaaaaaaaa máaaaaaaaaas...

Esas palabras me tomaron por sopresa, como golpes de puño directamente a la nariz sin previo aviso, era ridículo que me sintiera así porque estaba cantado que sucedería, pero el estupor en que estaba sumida por la superposición del tiempo me tenía respirando agitada, mirando hacia todos lados buscando alguna explicación, que, dando un paso atrás tropecé con mis propios pies y terminé en el suelo, por el impacto mi ficha comenzó a rodar por entre las piernas de los presentes.

Neeeeeegrooooooo eeeeeeeeeeeel diiiiiiiiiiieeeeeeeciiiiiiiiiiiiiiisiiii iiiiiiiiiiiiiieeeeeeeeeeeteeeeeeeeee...

Vaya suerte la mía pensé, todavía de rodillas, tratando de seguirle la pista a la ficha, acabo de salvarme de perder perdiendo, a gatas comencé a tantear con ambas manos la alfombra del lugar, lo extraño era que nadie parecia notar mi presencia por debajo de las mesas, solo quienes se movían a velocidad normal me sentían al pasar y cuando lo hacían me señalaban vagamente hacia dónde encarar mi búsqueda, siempre desde arriba.
En esa postura todos me parecían inalcanzables, me sentía indefensa y perdida, los amigos que llegaron a verme haciendo semejante papelón me gritaban que me levantara del suelo, que que carajo estaba haciendo, que que carajo preguntaban, ¿Qué voy a estar haciendo gateando en un puto casino?, se me cayó la última maldita ficha que me quedaba, no tenía tiempo para pararme a explicarselos bien sin correr el riesgo de perderla definitivamente.
Por momentos tenía ganas de mandar todo a la mierda y llorar a moco tendido como una nena malcriada, pero solo se me caían un par de lágrimas aprovechando que nadie me veía, por otros tenía que parar un rato porque me entraban unas carcajadas viéndome a mi misma en semejante tarea que hasta el estómago me dolía, cada tanto me cruzaba algún que otro conocido que no entendía que locura me había agarrado ahí sentada y riéndome sola cuando el cuadro pintaba un tanto desconsolador.
En esas estaba, cuando agachada con la cara al ras de la alfombra para ver en perspectiva el piso tratando de localizar la ficha del culo esa, viendo que no la veía, al intentar incorporarme a mi posición perrito, zas, cuando menos me lo esperaba, el pelo me tira de rebote otra vez la cabeza contra el pisadero, alguien había puesto su pie justo sobre mi cabello.

-Perdón bombón ¿Estas bien?

En un primer instante no caí en la cuenta del detalle más importante de la cuestión y respondí demasiado rápido, entre fastidiosa por el imprevisto y eufórica por haber entablado una conversación con alguien que no me estuviera gritando que me levante, sin preguntarme primero que tan importante podía ser para mi lo que estaba haciendo reptando por todo el maldito lugar de los cojones ese.

-Si, si, gracias, pero mirá por dónde caminás cariño.
-Bueno preciosa, convengamos que no es esperable estar pisándole los pelos a nadie en el medio de un casino, ¿Se te perdió algo?
-La paciencia, la paciencia se me perdió.
-Yo tengo mucha si necesitás te presto un poco, ¿La cordura también se te perdió acá o a esa no la trajiste directamente?.

Recién cuando logró hacerme sonreir en semejante momento, me giré a mirarlo, hasta ese instante me limitaba a responderle mientras revoleaba la vista a diestra y siniestra con los ojos entrecerrados, nariz arrugada incluída, para enfocar mejor la dichosa ficha, tenía unos ojos verdes encantadores de serpientes y una expresión entre peligroso y angelical al sonreir capaz de hacerme apostar todo a ese número como un kamicase en picada directa al blanco... Justo ahora... Justo ahora, ¡Mierda de puta suerte la mía hoy!, ¡Jooooooderrrrrrrrrrrr!.

-Hooooooooooola cielo, ¿Solito?
-Si corazón, mu solito, pobrecico de mi.
-Aaaaaaaaayyyy cosita, si te agarraba antes de esta jodienda ya te hacía compañía yo, oye, ¿No viste por casualidad una reventada ficha por ahí?
-No me diga esas cosas usted así, que me va a poner nervioso mademoiselle, ¿Fichas por aquí?, claro mujer, por todos los sitios las hay, ¿Qué cosas dice oiga?.
-Nervioso nervioso, ja, ya te voy a dar nervios si llego a encontrar esa ficha del carajo, pero si está mu solito criaturita de mi vida por ahí anda una amiga mía que lo cuidaría a usted mu bien, ¿Se la presento?.
-Si es por presentar, presente, pero digame una cosa ¿A usted quien la cuida gateando a estas horas por los aquíes entre tanta gente desalmada capaz de pisarle la cabeza?

El detalle, el detalle, caí en el detalle de inmediato, estaba sentado en el suelo, las piernas cruzadas, las dos manos entrelazadas sobre la cabeza, levemente inclinado hacia atrás y con una sonrisa de autosuficiencia que parecía notablemente premeditada, sin importarle un pijo lo que pareciera el espectáculo que podríamos estar dando, nadie nos veía, pero cualquiera podría hacerlo si tan solo bajaba un poco la vista, daba la sensación de ser de los que conocían el número ganador antes de tiempo, tenía todo el aspecto de un tramposo profesional, sin embargo, era el único en todo ese lugar atestado de gente que había bajado hasta mi posición para echarme un cable.


El caso de la rubia platino - Joaquín Sabina:

http://www.youtube.com/watch?v=LRuI4-VmZsM

Continuará...