¡Sí, sí, sí! ¡En el Monte Sinaí!

Day 1,394, 03:56 Published in Spain Spain by Caracusto


“Y dió Moisés en el Monte Sinaí dos tablas del testimonio, dos tablas de piedra escritas con el dedo de Dios. Y Moisés tomó el testimonio y lo puso dentro del Arca." (Libro del Éxodo).

Era ya de madrugada, un viento fresco rozaba mis mejillas y me hacían recobrar la actividad perdida durante las horas de agobiante calor que había pasado. Eran más de 2000 metros los que tenía que recorrer para escalar el Monte Sinaí, 2000 metros de piedra escarpada que hacía que el trayecto fuera duro. El caminos escogido era difícil, el Monte estaba ocupado por los Chipriotras desde hacía días, y ellos controlaban el camino mas accesible, ese camino que utilizan a diario cientos de peregrinos y que se sube sin mayores problemas a camello.



Yo había llegado allí con clara intención científica, quería descubrir si las tablas dadas a Moisés en ese monte, eran las mismas tablas usadas para construír la casa de piedra en el cuento de Los tres cerditos. Mi hipótesis es que si, según las lineas de la Biblia, Moisés puso las tablas dentro del Arca, yo creo que esa Arca era la de Noé, y por tanto tenía que haber como mínimo una pareja de cerdos dentro... y claro, siendo tan cerdos el tercero viene solo, no se si me entienden....

Pero a mi llegada, me vi envuelto en una rebelión; el Monte Sinaí estaba ocupado por los Chipriotas y las fuerzas egipcias se estaban organizando... realmente estaban ya organizadas, eran dos, uno se iba a dormir y el otro me ayudaría.

La derrota era un destino inevitable, pero debía intentarlo. Me sentía un mesias liberador de esas tierras, un mártír, que lucharia hasta la derrota con los ojos ciegos de sangre.

Tenía algo de ayuda, aparte de mi apoyo por parte de la rebelión, TeMing, y cuatro niños con tirachinas, guardaba en mi mochila un montón de piezas de bazooca preparadas para montar como si un mueble del Ikea se tratase. No sería suficiente, pero los bazoocazos le darían una batalla digna a los más de 100 chipriotas que esperaban arriba en el Monte Sinai.

Cuando ya llevaba subidos unos 1000 metros, los más de 100 chipriotas se abanlazaban corriendo en mi dirección, no me habían visto, pero habían recibido el chivatazo de que TeMing y yo subiamos por ese camino, y habían decidido hacer un ataque preventivo. Rapidamente, nos escondimos entre dos storages que había allí, y los chipriotas pasaron de largo. ¡Era nuestra oportunidad! En ese momento TeMing con sus tanques y yo a bazoocazos, empezamos a castigar a los chipriotas que se habían visto sorprendidos por la espalda. Murieron muchos, pero no fue suficiente, rapidamente se organizaron y su mayor número empezó a decantar la balanza, tan sólo quedaba correr y no mirar atrás. Se había intentado, no se podía decir más.