“Todo el Año Carnaval”

Day 2,075, 07:30 Published in Paraguay Paraguay by Alfredo Lampert Soler


NOTA DE TAPA

“Todo el Año Carnaval” no es una frase muy apropiada en este gélido invierno y con un resultado aún incierto para la Guerra Brasilera pero bueno, pongámonos de rodillas y recemos a Santa Bunda para que nos de calor, ese calor tan necesario para contrarrestar la pedorra frialdad.

Expectativa



Realidad



EDITORIAL

Nos fuimos, pegamos y buscamos querendonas garotas en bikini pero solo hallamos playas repletas de pingüinos y tristemente quedamos muy desilusionados con las pelotas congeladas.

Expectativa

[img]http://elsensacional.infonews.com/files/image/27/27920/5069f099bff4a_513_!.jpg?s=352e9dbef1f47d620819cfb00200d1a4[/img]

http://www.taringa.net/posts/imagenes/15680526/Miss-bumbum-brasileras-apto.html

Realidad



Playas Nudistas en Brasil (Información Vital si vas en Verano, por ejemplo)

Las playas nudistas de Brasil, además de poder practicar el nudismo, deslumbran por su belleza y sus paisajes. En la ciudad más alegre de Brasil, Río de Janeiro, existe una sola playa nudista conocida con el nombre de Abricó. Para llegar a ella, desde alguna estación de ómnibus de Río podremos visitarla, aunque en realidad será mucho mejor rentar un automóvil y disfrutar de un viaje maravilloso, pues el camino de acceso a la plata es muy bello.

En la región de Camboriú albergan más playas nudistas. Ya ubicados en la zona sur de Brasil, encontraremos a Pinhera, playa para amantes del nudismo ubicada sobre la Ruta Interplayas, próxima a las localidades de Tacuaras y Laranjeiras. Para quienes buscan soledad y tranquilidad, la playa Amor es la menos concurrida, a diferencia de Praia do Pinho, que es la playa más popular y concurrida para quienes practican el nudismo en Camboriú.

Más al extremo sur de Brasil, en Florianópolis, encontraremos Playa Galheta, un paraíso en la isla que podremos llegar a través de la playa Mole. Allí chocaremos contra un morro y, al atravesarlo, accederemos a la playa nudista.




MARTILLANDO AL CLAVICORDIO Y AHORCANDO AL PINGÜINO

Como siempre, los paraguayos somos muy valientes, aunque no tengamos recursos ilimitados ni seamos más que un puñado de solitarios caciques de nuestros cerros, praderas, colinas, arroyos, ríos, riachuelos, etc. Siempre poniendo los huevos sobre la sartén, aunque literalmente los hemos metido a la heladera.

Con un contingente de 8 hombres partí a las 04:25, en un micro línea 27 alquilado para tal efecto desde las afueras de la ciudad de Capiatá y así poder llegar a defender al Amazonas antes de las 2😇0… grata sorpresa haber llegado a la selva amazónica a las 03:22… incluso antes de haber salido.

Como era de esperarse, hubo un contingente brutal de colados y el micro tenía que parar a cada rato a coimear con la policía brasilera por los pasajeros que caían de las estriberas y a través de las ventanas del rojizo vehículo parido en el mismo orificio central del averno.

Como iba relatando, llegamos los 9, armados de la mejor forma posible ya que vendo armas Q7 a 10.95 y nos quedaba alguna que otra armita, chaleco, casco, botas y alguno que otro rollo de papel higiénico. Junto a nosotros, los lugaicos colados, quienes con sus sombrillas, radios, parlantes, parrillas, conservadoras y modelos locales e importadas de Argentina buscaron la playa y para su sorpresa estaban en medio de la arbolada que constituye a la Amazonia… sí, muchos árboles pero ya de entrada se transformaron en carperos y exigieron esas tierras al gobierno del Brasil.

Cordialmente les saludamos con el dedo del medio, tomamos nuestra bandera patria y marchando nos despedimos diciéndoles “Jagua to´u nde bola” o “Japiro túnare nde tembolo” al viejo obispo malhechor, aunque llevamos algunas birras para el camino ya que los “irmaus” se olvidaron de buscarnos.

Había pasado ya 40 minutos y 600 metros de recorrido cortando la densa maleza y derribando frondosos árboles a machetazos cuando los colombianos iniciaron su ataque con andanada tras andanada de artillería de grueso calibre y alguna que otra bomba, para suerte nuestra, los lugoicos fueron el blanco principal y se la comieron de lleno.

Atacamos con machetes ya que ni había espacio para disparar y así fuimos algún tiempo hasta llegar a campo abierto, era un escenario lunar, cráteres por doquier y nada vivo… decidimos cavar nuestras trincheras para guarecernos de los disparos enemigos y uno de los soldados murmuró: “¿Quién trajo las palas?”… todos le miramos mal, ya que era su obligación traerlas pero antes de poder decir algo, la mitad superior de su cuerpo se desintegró al ligar de lleno un cañonazo.

- “¡Cuerpo a tierra, los perros!” – exclamó uno.-

Lo cierto es que ni medio segundo más tarde ya teníamos un búnker, 20 kilómetros de trincheras, 15 bailarinas exóticas locales, una docena de ellas ya inscriptas para el concurso “Miss Hilo Dental” y una deuda de 450 palos en la despensa de la esquina.

Batallamos contra los colombianos y al cabo de un tiempo ya estábamos sin municiones, sucios, con dos soldados menos y aguardando una mano de nuestros aliados, cosa que no llegó en forma de armas ni municiones pero sí para farrear como animales… al cabo de 2 horas comenzamos a arrojar botellas, colillas de cigarrillos, improperios y malos recuerdos acerca de sus madres, hermanas, abuelas, novias y demás yerbas hasta que no habiendo nada más que arrojar, decidimos lanzar los trajes de baño de las chicas a ver si mataban a alguien pero no, en ese preciso instante los vimos venir a nosotros como una horda de zergs en celo y bayoneta calada al ver a 20.000.000 de colombianos queriendo buitrearnos la farra (pasarla bomba a nuestra costilla) le matamos a algunos cuantos y luego vendimos entradas y la partuza comenzó.

A las 1😇0 dijimos que ya era mucho y decidimos conocer Rio de Janeiro además de hacer un casting frontal y de retaguardia para el Área de Despliegue del Teatro Bélico, un Putero Infernal pero pese a haber invertido 40 PYG en el viaje solo encontramos pingüinos, pechos fríos y 24 cerristas quienes enfriaban el lugar. Vagamos hasta encontrar la “Igresha de Santa Bunda” y luego de confesarnos pecadores y estar arrepentidos de haber abandonado a los muchachos en el frente nos dijimos volver a la batalla y así, compramos un avión con nuestras ganancia del concurso citado más arriba y llevamos a los cerristas, a los pechos fríos y algunos pingüinos y los lanzamos como bombas a los colombianos que estaban dando batalla… obvio que no bombardearíamos a los que estaban en nuestro antro, conocido oficialmente como Sector de Resistencia 7.

Concluyendo se podría decir que no hemos visto jamás algún clavicordio ni hemos ahorcado a ninguna ave salvo la propia durante la adolescencia.

Sin otro particular y en espera de refuerzos, camisillas para mojar, dinero, etc. Me despido desde el Sector de Resistencia 7 deseándole, amable lector, que compre mis Armas Q7 a 10.95 aunque desde 100 hay descuentos importantes.

¡Saludos cordiales!