PRIMERA PRESIDENCIA DE DON CARLOS ANTONIO LÓPEZ (1844-1854)

Day 743, 15:06 Published in Paraguay Paraguay by Alfredo Lampert Soler

En el lapso de los primeros diez años de gobierno, el Presidente López se enfrentó a numerosos problemas de carácter internacional con los países vecinos, especialmente con la Argentina, que bajo la dictadura de Juan Manuel de Rosas se negaba a admitir nuestra soberanía. El Brasil, por su parte reconoció la independencia paraguaya, pero sin embargo mantuvo una política reservada durante este período.

Relaciones con el Brasil

El Presidente López sostenía que de nada serviría proclamar la independencia, sin definir los límites y sin conquistar la libre navegación en el Río de la Plata. El Paraguay, debido a su situación mediterránea, con una superficie de 700.000 Kilómetros cuadrados, necesitaba relacionarse con el exterior. Con tal propósito se iniciaron las gestiones para hacer reconocer la independencia, participando de la arriesgada política del Río de la Plata, donde cuatro nacientes Estados tenían allí su escenario. Por una parte la confederación argentina, heredera del virreinato, pretendía la reincorporación del Paraguay y del Uruguay a sus dominios. Igualmente, el Imperio del Brasil no había renunciado a su antigua política expansionista de llegar al Río de la Plata y por último, la Banda Oriental acariciaba el ideal de una completa autonomía, pues se hallaba en constante lucha contra brasileños, argentinos y por las fuerzas franco – inglesas que en ese tiempo, habían intervenido el Uruguay.

El Brasil, con intenciones de atraer al Paraguay a su esfera política, envió una importante misión a nuestra capital, encabezada por José Antonio Pimenta Bueno. Ante una brillante ceremonia realizada el 14 de setiembre de 1844, el diplomático brasileño reconoció en nombre de su gobierno oficialmente la Independencia. Además, se suscribió un Tratado de Alianza defensiva, por el cual el Emperador del Brasil se comprometía a interponer sus buenos oficios para que otros Estados reconociesen nuestra Independencia y, emplear todos sus esfuerzos en el caso que el Paraguay fuera amenazado con una agresión. El mismo Tratado garantizaba: la libre navegación de los ríos Paraná y Paraguay y el firme compromiso de acordar los límites entre ambas naciones sobre la base de los puntos indicados en el Tratado de San Ildefonso de 1777.

Relaciones con la Argentina

Mientras los representantes de los gobiernos paraguayo y brasileño firmaban su alianza, la provincia de Corrientes había cerrado su puerto al comercio de la confederación argentina. Esta política perjudicaba también al comercio paraguayo porque se confiscaba a todo buque mercante que traficase con Buenos Aires. Una importante flota comercial con destino a Asunción, fue detenida, y su cargamento fue decomisado. En consecuencia, en octubre de 1844, se decretó cierre de los puertos del Paraguay a la provincia de Corrientes. Sólo dos caminos solucionarían esta situación: la guerra o negociar con Corrientes. El Presidente López pensaba que la guerra era repudiable entre pueblos hermanos y vecinos y optó por la segunda alternativa. De esta manera, se suscribió el 2 de diciembre de ese año, un tratado por el cual se restablecía el comercio y la comunicación con aquel gobierno. Pero no bastaba al Paraguay el tener licencia de Corrientes para comerciar, faltaba aún la autorización de Rosas para llegar a Buenos Aires y éste se la negó categóricamente. El dictador porteño sostenía que el convenio firmado con Corrientes era violatorio de la neutralidad y un ataque a la soberanía e Independencia de la confederación argentina.

En represalias clausuró todos los puertos del litoral a la entrada o salida de los buques con destino al Paraguay o Corrientes. Entretanto, algunos productos nacionales habían arribado a Buenos Aires y como Rosas no permitió su venta, fueron arrojados al río. Por consiguiente, el Presidente López decidió luchar contra Rosas y la mejor forma de hacerlo fue a través dos frentes: los documentos oficiales y la prensa.

A partir de entonces todas las resoluciones gubernativas se iniciaban con la frase ¡VIVA
LA REPUBLICA DEL PARAGUAY!, Intentando de esta forma demostrar la existencia de una República independiente y soberana. El otro instrumento utilizado, fue el periodismo con la creación del primer periódico publicado en el país.

La Prensa Nacional

En enero de 1845, el Dictador Rosas inició una enérgica y sistemática campaña contra el Paraguay por intermedio de los periódicos porteños “La Gaceta Mercantil” y “ El Archivo Americano”. Con esta actitud pretendía señalar que el Paraguay, era una provincia argentina y que su subsistencia como nación independiente era imposible por ser la confederación argentina dueña de la navegación del Paraná, “única salida al exterior de aquel país mediterráneo”. El Presidente López, creyó necesario detener esos juicios tan absurdos y fundamentar la soberanía nacional afrontando con las mismas armas, la guerra periodística iniciada por Rosas. Así nació "El Paraguayo Independiente", cuyo fascículo inicial apareció el 25 de abril de 1845, con el editorial "Independencia del Paraguay". Era el primer periódico impreso aparecido en el país y como instrumento de la política internacional se constituía en un nuevo centinela de la independencia. Su redactor principal fue el propio Presidente López. Posteriormente prestó su valiosa cooperación Juan Andrés Gelly, doctor en derecho, poeta y periodista, quien se había reintegrado a la patria después de treinta y cinco años de ausencia para convertirse en uno de los más ilustrados colaboradores del gobierno.

Las páginas de "El Paraguayo Independiente", parecían ejércitos en marcha. Enunciaban hechos y doctrinas. Citaban tratados y acuerdos. Defendía la soberanía del Paraguay sobre dos aspectos esenciales: el reconocimiento de la Independencia Nacional y la libre navegación de los ríos. En sus columnas se argumentaba que la autonomía paraguaya era un hecho histórico consumado. Su derecho se basaba en la nota del 20 de julio y en el Tratado del 12 de octubre de 1811. El Paraguay era libre de todo poder extraño y se exigía su reconocimiento.

La población paraguaya acogió con entusiasmo su aparición. Sus ejemplares eran leídos con avidez por todas las clases sociales. “El Paraguayo Independiente” apareció hasta el 18 de setiembre de 1852, cuando finalmente la Argentina reconoció la Independencia, después de la caída del Dictador Rosas. Su edición total abarcó 118 números.

Relaciones con otros Estados

Entre tanto el Uruguay, gobernado el Presidente Suárez, en nombre de su gobierno, reconoció la Independencia, en junio de 1845, afirmando que su país no podía negar al Paraguay un derecho que reclamaba, como nación independiente y soberana.
Simultáneamente, el Brasil por su parte intentaba que otros Estados también realizaran el mismo reconocimiento. De esta manera, Portugal primero y Austria después aceptaron la autonomía paraguaya.

Política Militar. Declaración de Guerra a Buenos Aires

Como efectos de la guerra periodística que mantuvo el Paraguay con el gobierno de Buenos Aires, ese mismo año de 1845 las provincias argentinas opositoras a Rosas buscaron una alianza con el Presidente López. El General Paz, jefe del ejército rebelde argentino, los representantes de Corrientes y el gobierno paraguayo firmaron un acuerdo para llevar la guerra “no a la Confederación Argentina, sino al Dictador Rosas con el propósito de buscar la paz entre federales y unitarios, reconocer la Independencia paraguaya y reafirmar la libre navegación de los ríos”. Los rumores de guerra, obligaron al Presidente López a organizar el ejército. Todo habría que hacerlo de la nada, pues no existían ni unidades, ni cuadros, ni armas. El antiguo armamento usado durante la dictadura ya era anticuado y no servía, además no se contaban con municiones. Las primeras medidas adoptadas fueron el restablecimiento del servicio militar obligatorio, creación de una guardia nacional y la reorganización del ejército de línea. Por otra parte, el reconocimiento de nuestra Independencia llevado a cabo por los estados europeos, alentó al pueblo paraguayo quien respondió con entusiasmo al llamado del gobierno ante la posible intervención de fuerzas aliadas que combatirían contra la Confederación argentina.

El 4 de diciembre de 1845, el Presidente López declaró la guerra al gobernador de Buenos Aires. Mientras se organizaban los preparativos bélicos en el Paraguay, se produjo un suceso de gran alcance para la libertad de los ríos. La escuadra anglo – francesa que se hallaba en el Río de la Plata, venció a las fuerzas confederadas en un combate naval, abriendo a cañonazos la navegación del Paraná. Así, el 15 de enero de 1846 arribó al puerto de Asunción, el “Fulton” barco a vapor con bandera inglesa el primero que arribaba al país. Seguidamente, un ejército compuesto de 5.000 soldados paraguayos, bajo las órdenes del joven hijo del Presidente, Francisco Solano López, fue enviado a Corrientes. Este de inmediato se incorporó al comando del General Paz. En conocimiento de esta situación las fuerzas confederadas, al mando del General Urquiza, emprendieron una veloz retirada hacia el sur. Sin embargo, la guerra no tuvo el éxito esperado. A raíz una disputa política entre Madariaga, (el gobernador correntino) y el General Paz, motivó el retiro de éste último del escenario bélico y consecuentemente la alianza correntino – paraguaya marchó hacia su desintegración.

Entre tanto, Estados Unidos ofreció su mediación en el conflicto. Sus agentes en el Río de la Plata no aceptaban la intervención anglo - francesa y la consideraba violatoria de la doctrina Monroe, además constituía una amenaza para las nuevas Repúblicas. Con ese motivo, envió en misión especial al Paraguay, al señor Eduardo Hopskins, quien llegó a Asunción expresando el ofrecimiento de su país en la guerra. La misma propuesta formuló el Encargado de Negocios de los Estados Unidos en Buenos Aires, Guillermo Brent a Rosas. La mediación fue aceptada y el Presidente López, decretó el 15 de setiembre de 1846 el cese de las hostilidades. Sin embargo, la mediación no obtuvo buen resultado, pues Rosas, persistió en desconocer la Independencia paraguaya y en consecuencia la guerra contra las provincias rebeldes del norte argentino prosiguió.

El General Urquiza venció a Madariaga, éste fue sustituido por Benjamín Virasoro, quien hostilizó el comercio paraguayo con Corrientes. Nuevamente se clausuraba la vía fluvial y el Paraguay se vio obligado a buscar otro camino de acceso al mundo: la ruta por el Brasil.

Expulsión de los Brasileños del Alto Paraguay. Misión de Alcántara Bellegarde

En 1849, los brasileños habían ocupado los territorios al sur del Río Blanco, los cuales aun se hallaban sin límites definidos de acuerdo al Tratado de 1844. El gobierno del Brasil, sin tomar en cuenta las advertencias de López y sin respetar dicho tratado, ocupó aquel territorio y fundó el fortín Pan de Azúcar. Este sitio era un lugar estratégico pues dominaba todo el Alto Paraguay. En consecuencia, López ordenó el desalojo del citado fuerte, y de los demás establecimientos situados al norte del Río Apa. La orden fue cumplida de inmediato por el ejército paraguayo y los brasileños fueron expulsados de aquella posición. Al mismo tiempo, el Brasil había comisionado al señor Alcántara.

Bellegarde, quien había llegado al Paraguay en 1850. Este tenía la misión de solicitar al gobierno nacional que los límites entre ambos países se mantuvieran en las condiciones anteriores, hasta un arreglo definitivo.

El resultado de esta visita fue la firma de un tratado entre el Imperio del Brasil y el Paraguay. El mismo estipulaba las bases de una alianza defensiva y de asistencia mutua en el caso, que cualquiera de los dos países fuera atacado por la Confederación argentina. El tratado, tendría una vigencia de seis años.

Reconocimiento de la Independencia por la Argentina. Tratado Varela- Derqui

Entre tanto el diplomático Alcántara permanecía en Asunción, el General argentino Justo P. de Urquiza había decidido a lanzarse contra su partidario, el Dictador Rosas.

Un abismo de intereses políticos separaba a las dos figuras del federalismo argentino.

La alianza paraguayo - brasileña de 1850, influyó decisivamente en el ánimo de Urquiza para su pronunciamiento. Con ese propósito, solicitó el apoyo del Brasil y del Uruguay para poner fin a esa dictadura. En 1852, la batalla de Caseros, finalizó con el predominio de Rosas. Urquiza, al mando del gobierno argentino, tendió la mano hacia el Paraguay. Envió a la Asunción, al señor Santiago Derqui, quien el 15 de julio de 1852 reconoció en forma solemne la Independencia del Paraguay "como un hecho consumado". Después de una larga discusión que había durado medio siglo, el Paraguay obtenía un gran triunfo internacional. Fiestas muy lucidas celebraron durante varios días en toda la República por tan grato acontecimiento que llenó de orgullo legítimo el corazón patriótico de los paraguayos. Previo al acto del reconocimiento, se firmó un tratado entre ambos países, de navegación, comercio y límites, suscribiendo el mismo, por parte del gobierno paraguayo, el Ministro de Relaciones Exteriores, Benito Martínez Varela. Igualmente, se abrió la navegación de los ríos y fueron fijados los límites, el río Paraná fue establecido como la frontera sur del país. Renunciaba el Paraguay a las Misiones, pero se reconocía su soberanía sobre el territorio del Chaco. López prefirió perder las ricas Misiones orientales, su corredor natural al Brasil, con tal de asegurar el dominio del río Paraguay, que juzgaba de gran importancia para la seguridad política y para la mejor defensa de la autonomía nacional, a tanta costa adquirida. Sin embargo, estos límites no fueron aceptados por el Congreso argentino, con lo cual las litigiosas tierras misioneras seguirían perteneciendo al Paraguay.

Misión de Solano López a Europa

La victoria de Caseros había motivado a los países europeos a fortalecer la navegación y el libre comercio en el Río de la Plata. Varios Estados del viejo continente firmaron acuerdos con la Confederación argentina, y anunciaron su propósito de enviar misiones diplomáticas al Paraguay para reconocer la Independencia. El Presidente López, al principio se mostró reacio a suscribir convenios con los europeos, pues temía los avances expansionistas de las potencias marítimas y deseaba alejarlas del ámbito nacional. Además, podrían instalarse en el Paraguay y difundir las ideas liberales amenazando la férrea disciplina que el propio López había impuesto. Pero posteriormente, incentivado por su hijo, el General López, que ansiaba la participación paraguaya en el escenario internacional, cambió de parecer. En representación del gobierno, Francisco Solano López, firmó el 4 de marzo de 1853, varios tratados con los representantes de Inglaterra, Francia, Estados Unidos y Cerdeña, por los cuales estas naciones reconocían la Independencia nacional y el río Paraguay quedaba abierto a la navegación internacional. Asimismo, el General López fue designado Ministro en misión especial ante los mencionados gobiernos para agradecer el reconocimiento y proceder al canje de ratificaciones de los convenios. Acompañado de una numerosa embajada partió de Asunción el 12 de junio de 1853. El país entraba así, a formar parte del concierto de las naciones civilizadas. De esta manera terminaba, su encierro al cual estuvo sometido por más de tres décadas

Misión brasileña de Pereira Leal

Las cuestiones de indefinición de las fronteras nacionales y de la navegación del río Paraguay aun se hallaban pendientes con el Brasil. Para comunicarse con su lejana provincia de Matto Grosso, este país sólo contaba con el río Paraguay como vía de acceso. Con la victoria de Caseros, se había abierto el Río Paraná y se daba por descontado que lo mismo ocurriría con el Paraguay, pero el Presidente López cerró este ingreso a los barcos brasileños, por la insistencia de su gobierno al sostener que sus límites con el Paraguay eran las líneas sobre el río Apa. El gobierno del Brasil, siguiendo su política expansionista que lo caracterizó durante todo el siglo XIX, en 1853 comisionó a Felipe Pereira Leal con el propósito de presentar un proyecto al gobierno paraguayo, el cual contenía los puntos referentes a la libre navegación, comercio y ayuda mutua. El documento le fue devuelto al diplomático brasileño y se le explicó que el Paraguay no estaba dispuesto a firmar otro convenio sin antes resolver el problema fronterizo y al mismo tiempo, se le negaba el derecho que el Imperio se había concedido de declarar en forma soberana la libre navegación del Alto Paraguay, afirmación que ocasionaron discrepancias diplomáticas entre ambos gobiernos y el retiro de Pereira Leal. En medio de todos estos problemas con el Brasil, el Presidente López culminaba sus diez años de gobierno. Era el tiempo de convocar otro Congreso Nacional.


Saludos cordiales!!!

PARAGUAY PRIMERO!!!