La Fachada Azul

Day 1,847, 21:48 Published in Spain Spain by Leogar




LA FACHADA AZUL

Había una vez un grupo de personas con muchos brazos fuertes y pocas mentes claras que se dio a la tarea a construir una casa.

Tras levantar la fachada cayeron en cuenta de que los cimientos eran viejos y estaban podridos. No podían continuar la construcción, pero eso importaba poco, tenían una fachada y eso era ya bastante. La pintaron de azul y se fueron a vivir dentro, es decir, cruzando la puerta, ya que al no tener techo ni muros dentro seguía siendo fuera. Pero así les gustaba y dormían recargados en el único muro para que se mantuviera de pie mientras soñaban con águilas y bigotes.

Un buen día paseaba cerca de ahí un arquitecto que al ver la fachada se acercó, intrigado, a preguntar:

- ¿Por que tenéis solo una fachada?
- Esto es una casa, grande y libre - Contestaron todos a coro.
- No, esto no es una casa, aunque lo parezca vista desde cierto ángulo- replicó el arquitecto -Una casa necesita columnas que la sostengan y puntos estructurales sólidos-
- Nuestra fe y brazos la sostienen- repitieron al unísono.
- Una casa necesita un techo que abrigue a quien la habita-
- Con un techo no podemos mirar hacia Dios - corearon de nuevo.
- Pero una casa sin muros no es una casa libre, ni siquiera es una casa, necesitáis paredes que dividan los diferentes espacios de la casa y que os proteja de los elementos -
- Nuestra casa es indivisible y tenemos armas para protegernos - Entonaron en conjunto, como si de un himno se tratase.
- No podéis disparar al viento y a la lluvia - Sentenció el arquitecto - Coged aquellas piedras y ladrillos, os enseñare a construir los muros -

Los hombres se agruparon, cogieron los ladrillos y fueron hacia el arquitecto. Cuando este se volvió para darles instrucciones, lo apedrearon hasta la muerte al grito de "Arriba la Casa" y "No nos tovearás".

Acto seguido prendieron fuego a la pequeña casa roja del vecino, por que días atrás se había atrevido a decir que su pequeña y humilde casita estaba mejor construida que la monumental fachada.

Escondieron los cuerpos del arquitecto y el vecino en los huecos que habían quedado en los cimientos y los taparon con hormigón. Llamaron a un cura que bendijo la fachada y que, aunque sabía mucho de catedrales, no se atrevió a decirles que eso no era una casa sino tan solo una puerta vacía por miedo a que no le pagaran el sacramento o que no lo volvieran a invitar. Hicieron un gran banquete con embutidos, música, y vino. Después, volvieron juntos a pasar frío.

Sólo se lamentaban de una cosa: No siempre podían estar cara al sol, la fachada daba mucha sombra.