La concentración del poder

Day 2,563, 20:02 Published in Argentina Argentina by Jvlivs Cesarea

Con la constitución del Tercer Reich12 en 1933, la concentración del poder se fue profundizando a lo largo de los meses siguientes al nombramiento de Hitler como Canciller de Alemania.

En el mes de febrero de dicho año se produjo un incendio del edificio del Reichstag. Si bien fue intencional y provocado por los propios nazis, sirvió de excusa para reprimir a los comunistas, a quienes se acusó de ser los autores. A partir de este hecho se desató una ola de terror contra la izquierda, que dio a Hitler una gran popularidad entre las clases medias y los sectores conservadores. Entre las medidas tomadas contra los comunistas se encuentran la suspensión de los derechos civiles a través de un «Decreto de emergencia para la protección del pueblo y el Estado» y la realización de importantes redadas policiales y arrestos en masa.

La ola de control, vigilancia y censura se extendió hasta el punto de castigar con tribunales especiales los comentarios negativos sobre Hitler. Otro elemento de coerción fue el uso obligatorio del saludo «Heil Hitler» para todos los empleados públicos. Con la disolución del resto de los partidos políticos y la conversión del nacionalsocialismo en la única organización política legal, el saludo nazi se transformó en el saludo habitual de todos los alemanes.

En marzo de 1933 la concentración del poder se fue profundizando con la «Ley de Poderes Especiales», a través de la cual todas las facultades legislativas del Reichstag fueron transferidas al gabinete. De esta forma, Hitler obtuvo poderes dictatoriales por un periodo de cuatro años y desde diciembre de 1933, a partir de la aprobación de otra ley, el Partido Nazi quedó indisolublemente ligado al Estado.

La muerte del presidente Hindenburg el 2 de agosto de 1934 permitió a Hitler unificar los cargos de canciller y presidente en su persona. Si bien el cargo de presidente fue abolido rápidamente, la muerte de Hindenburg significó la desaparición de todo posible competidor por el poder.

Entre las características del régimen que demuestran la enorme concentración del poder en el Führer podemos mencionar: el cumplimiento cada vez menor de los formulismos jurídicos para aprobar las leyes y la no publicación de muchas de ellas en la gaceta oficial. En el primer caso, con frecuencia era suficiente una declaración de Hitler para darle validez jurídica a una resolución. En el segundo caso, muchas de las órdenes, decretos o directivas de Hitler no fueron dados a conocer públicamente y, muchas veces ni siquiera estaban informados los propios jueces.