Juego de Sombras

Day 1,577, 05:18 Published in Spain Belgium by Sheredyn Artiles

Buenas a todos.

Continúo con el módulo de relatos, ya que el de la semana pasada tuvo una buena aceptación. En principio supongo que conectaré las historias hasta convertirla en una única, aunque por ahora no voy a darle un argumento firme, sino pequeños argumentos unidos por personajes o por partes de otros relatos. A la larga me plantearé si poner algo más serio.

Además, quiero dar las gracias porque ya he pasado de los 250 suscriptores. Espero que el periódico siga creciendo y siga gustando.

Además, quiero hacer una pequeña promoción. Probablemente algunos conoceran los Premios de Prensa, pero he visto que mucha gente no, y que dichos premios no son demasiado seguidos. Ya no se trata de anunciarlo porque haya ganado yo un par de semanas, sino porque realmente creo que es una competición atrayente que puede servir de impulso al módulo periodístico y que es interesante a la hora de ver cuales han sido los artículos más llamativos de la semana (si, son elegidos por un jurado, pero al fin y al cabo un jurado interesado por la prensa y crítico con ella). Por ello, invito a la gente a seguir dichos premios, que se publican cada semana en el Boletín de Cultura.

Link de los premios de la semana pasada: http://www.erepublik.com/en/article/-cus-pdp-viernes-2-jueves-8-de-marzo-1986448/1/20

Link del Boletín de Cultura: http://www.erepublik.com/en/newspaper/boletin-de-cultura-185183/1

Señalado esto, nada más que añadir, aparte de lo de siempre, consejos, correciones y promoción por feeds son bien recibidos. Espero que disfruten de este nuevo relato, quizás con menos acción pero en la misma línea ''callofdutyesca'' del anterior. Aquí lo tienen.

Juego de Sombras


Golpe. Esquivar. Golpe. Parar. Agacharse. Puñalada en el estómago. Puñalada en la garganta. Muerto.

En una rápida sucesión, Sandra acabó con el soldado americano que le había salido al paso. Había intentado dar la voz de alarma, pero Sandra se había enzarzado en una pelea con él y lo había impedido. Tras un breve combate, el cadáver del soldado yacía ahora en el suelo.

-Buena pelea, Sombra 1.

El equipo de francotiradores Relámpago observaba la base desde la lejanía, en una colina vecina, y había estado preparado para intervenir, aunque las habilidades de Sandra lo habían hecho innecesario.

-Gracias.

-Pantera ya ha llegado a su destino.

-Entendido. ¿Pantera 1, como os va?

Una voz de mujer le respondió. Se trataba de Valentina Déniz, la líder de Pantera.

-Hemos llegado a la fachada norte del edificio de administración y nos preparamos para escalar. Nos encontramos con un par de vigilantes, pero nada con lo que no pudiéramos lidiar.

-Bien. Sombra 2 y yo vamos a entrar en los conductos de ventilación del complejo subterráneo. Buscad el despacho del comandante y sacad toda la información que podáis de ordenadores y demás antes de cortar la electricidad. Nosotros os daremos la señal, así que id rápidos.

-Recibido. Suerte.

Sombra 1, cuyo nombre era Sandra Carrera, era la líder del Equipo de Infiltración Lince, compuesto por tres sub-equipos de dos personas: el equipo de francotiradores Relámpago y los equipos de asalto Sombra y Pantera. Nacida en Madrid, nunca había esperado acabar su vida como militar. Era gimnasta profesional, y había llegado a competir en importantes campeonatos internacionales. Lo cierto era que la gracilidad y buena forma física que había conseguido como deportista la habían convertido en la candidata perfecta para liderar un equipo de aquellas características. La invasión americano-brasileña había cambiado su vida, y se había integrado en las fuerzas armadas. Por lo que sabía su hermano Alejandro también seguía en el ejército, aunque hacía tiempo que no lograba hablar con él. En realidad, no estaba segura de que siguiera vivo…

Se encontraban en una base americana en las afueras de Oviedo. El mando tenía razones para creer que en la zona subterránea, en la sección de alta seguridad, retenían a un VIP, por lo visto alguna especie de comando cuya identidad Sandra no conocía. Les habían ordenado infiltrarse y rescatarlo, y ya que estaban, intentar apoderarse de todos los archivos de inteligencia que pudieran.

Su compañero, Sombra 2, un hombre menudo y ágil llamado Hernán Gómez, se acercó a la entrada del conducto de ventilación. Su cara estaba tapada por una máscara, que llevaban todos los miembros de Lince y que incluía gafas de visión térmica y nocturna y un sistema de respiración anti-gas.

-La soldadura no es muy firme, tardaré solo unos segundos.

Sacó un pequeño soplete portátil y lo encendió, abriendo la entrada sellada a los conductos en apenas un instante.

-Bien, adentro.

De cuclillas y con el máximo cuidado posible para no hacer demasiado ruido, ambos entraron en el conducto, relativamente amplio dado sus funciones de ventilación para todo el complejo subterráneo. En la oscuridad del conducto, activaron la visión nocturna para orientarse mejor.

-Sombra 1, aquí Pantera. Estamos en la azotea y vamos a entrar.

-Recibido, id con cuidado.

Comenzaron a descender por los conductos hacia el interior de la base, con el mayor silencio posible. En cierto momento una rata pasó corriendo rápidamente, pero no se inmutaron. En un par de ocasiones encontraron rejillas que permitían ver los pasillos del interior del complejo. Alguna de ellas tuvieron que detenerse, pues veían a soldados americanos recorriendo despreocupados los pasillos.

-Aún no entiendo como una instalación de este tipo puede tener una brecha de seguridad tan grave-comentó Hernán un poco después.

-Imagino que ellos pensarían lo mismo, pero supondrían que sellarlo y esperar que nadie conociera la entrada sería suficiente. No estaba precisamente a la vista.

Y es que para entrar habían tenido que traspasar cavar en la base exterior de la valla en la zona más alejada del complejo, y dicha entrada estaba en una de las partes más viejas y escondidas del mismo. Por suerte para ellos Inteligencia conocía su ubicación. Sandra no sabía cómo, y en realidad le daba igual.

Por las coordenadas que le habían dado y las que marcaba su reloj de señalización, no podían estar lejos del objetivo.

-Pantera 1, estamos llegando. ¿Cómo va?

-Hemos tenido que dejar fuera de combate a algunos soldados más, pero parece que por ahora no se han dado cuenta de nuestra presencia. Estamos en el despacho de administración, Pantera 2 ya se está encargando del hackeo.

-De acuerdo, daos prisa. Necesitaremos que cortéis la luz en el momento preciso.

-Estamos en ello.

Continuaron avanzando un par de minutos, pero no encontraban el punto exacto en la intrincada red de túneles de ventilación.

-¿Está segura de que no estamos perdidos, jefa?-murmuró Hernán.

-¿A ti te lo parece?-respondió Sandra algo sarcástica. Pantera volvió a hablar.

-Sombra 1, estamos al lado de la instalación eléctrica, esperando vuestra señal para cortar la electricidad.

-Esperad, estamos teniendo problemas para…

Nieeec. Un sonido de metal retorciéndose la interrumpió. Nieeec. Otra vez. A Sandra le parecía que el túnel se movía levemente. Nieeec.

Y entonces, en un estallido repentino, el conducto cedió y Sandra y Hernán se vieron precipitados al vacío. La caída no fue demasiado grande, únicamente la distancia que los separaba del suelo, pero la sorpresa y el golpe desorientaron al equipo Sombra un instante. Cuando pudo recobrarse, Sandra vio a un par de asustados americanos a poca distancia de ella. En cuanto se dieron cuenta de lo que ocurrían, se prepararon para sacar sus armas.

-¡Cortad la luz! ¡Cortadla ya!

Con saltos rápidos, ella y Hernán buscaron cobertura: él tras un pilar de hormigón, ella tras un dispensador de agua. Antes de que los soldados enemigos comenzaran a disparar, todo se quedó a oscuras.

Sandra y Hernán activaron entonces su equipo de visión nocturna, que convirtió aquel primer tiroteo en un juego de niños. Los americanos disparaban sin saber donde apuntar en aquella oscuridad. En unos instantes los fusiles silenciados de Sombra habían abierto fuego y los enemigos se encontraban muertos en el suelo.

-¿Me recibe, Sombra 1? Vamos, Sandra. ¿Sombra 2? ¿Qué diablos pasa?

-Si Pantera, le recibo. Hemos tenido un problema imprevisto. Me temo que ya sabrán que estamos aquí, aunque la falta de luz debería impedir que activaran el sistema de alarma. Con suerte no alertaremos a toda la base, tenemos que darnos prisa. Aseguraos de que no puedan volver a conectar la luz y salid de ahí, nosotros vamos a por el prisionero.

-Entendido.

Avanzaron por los pasillos en dirección a la zona de retención donde se suponía que se encontraba el prisionero. A pesar del problema en los conductos, lo cierto era que habían estudiado los planos de la base antes de entrar, y salvo imprevistos, no deberían tener problemas para orientarse. Se encontraron con un par de soldados con linternas avanzando por los pasillos, a los que dejaron fuera de combate sin complicaciones.

Alcanzaron una pequeña puerta metálica cerrada antes de llegar a la zona de retención, tal y como habían prevista.

-A esa puerta, ahora.

Hernán se acercó a la puerta y colocó los explosivos correspondientes. Se alejo corriendo y se puso también a cubierto.

-Tres, dos, uno… ¡Ya!

La explosión resonó por todo el edificio, y lo que quedaba de la puerta metálica salió despedido.

-¿Crees que nos habrán escuchado?-rió Hernán.

Entraron en la pequeña habitación que funcionaba como zona de retención. Sin detenerse corrieron a la última sala, donde se suponía que estaba el prisionero, y así era. Lo encontraron atado a una silla. Tras romper la cerradura de un tiro entraron.

-Vamos amigo-le dijo Hernán, levantándole. El prisionero se encontraba bastante débil, herido y sangrante, y le costó mantenerse en pie, por lo que tuvo que apoyarse en Hernán.

-Es…esperad… mis hombres… -dijo con apenas un hilo de voz.

-¡Eh! ¡Ayudadnos!

En la zona de retención había otras cuatro celdas individuales. Dos estaban vacías, pero en las otras dos había dos hombres que se habían levantado y acercado a la puerta.

-¿Qué hacemos, jefa?

Sandra se lo pensó.

-Nuestras órdenes son sacar solo al VIP. No debemos entretenernos con…

-¿Sandra…?

En la oscuridad el prisionero no había podido verla a ella, pero sí que había distinguido su voz. Sandra, por su parte, no se había fijado mucho en él hasta ahora. Contuvo un grito de sorpresa y se acercó a él rápidamente.

-¡¿Alejandro?! ¿Qué diablos haces aquí?

-Yo… luego te explico… mis hombres…

-Joder… Hernán, ayúdale.

Sandra se acercó a las otras dos celdas y reventó las cerraduras.

-¿Podéis caminar por vuestra cuenta?

Ambos asintieron.

-Bien, entonces ayudadnos, cargad con vuestro compañero y seguidnos.

Los dos prisioneros cogieron a Alejandro y siguieron al equipo Sombra.

-Pantera, vamos a salir. Pantera 1, adelante. ¿Pantera 1, me recibe?

-Sombra 1, aquí Relámpago 1. Vemos un intercambio de fuego en el edificio de administración. Parece que han encontrado a Pantera. Y la explosión ha despertado a casi toda la base, reina la confusión pero están alerta. Hemos visto a un equipo entrar en el subterráneo.

-Joder… Vamos, hay que darse prisa. Tendremos que usar la puerta principal. Relámpago, a mi señal, cubridnos.

-Entendido.

Avanzaron por los pasillos desiertos, excepto por algún rezagado desorientado que tenía la mala suerte de acabar allí su vida. Los prisioneros estaban algo cansados, pero podían bien con Alejandro, que apenas se tenía en pie. Entonces se encontraron de frente con el equipo del que Relámpago les había advertido: media docena de hombres con visión nocturna y mirillas láser.

-¡Mierda! –dijo Sandra, disparando- ¡Atrás, atrás! ¡A la esquina!

Tras un breve intercambio de fuego, en el que las balas pasaron rozándole, Sandra alcanzó a uno de los soldados antes de ponerse a cubierto.

-¡Hernán, humo, ya!-le ordenó a su compañero- ¡Los demás atrás!

Dicho y hecho, Hernán lanzó una granada de humo al pasillo, que en pocos segundos estuvo completamente lleno.

-¡Pasa a térmica!

Agachados y cubriéndose con los pilares, avanzaron por el pasillo, mientras los enemigos disparaban a ciegas. Tras unos instantes en el que el tiroteo quedó en un punto muerto, el equipo Sombra tomó la iniciativa y disparó con precisión a cualquier enemigo al descubierto. Finalmente avanzaron con rapidez y acabaron con los dos últimos soldados a quemarropa.

-¡Venid, vamos! –les gritó Sandra a los prisioneros.

Siguieron su carrera por salir del búnker, eliminando a cualquier cabo suelto que encontraban. Por fin llegaron a la puerta. Antes de salir echaron un vistazo: la base seguía sin luz, pero se había llenado de linternas y los soldados iban de aquí para allá, atentos, vigilantes.

-De acuerdo, vamos a salir. Intentaremos mezclarnos en la oscuridad y no llamar la atención, quizás pasemos desapercibidos.

Sin embargo, se dio cuenta de que en el exterior aún se oía un tiroteo. Se acordó del equipo Pantera.

-Relámpago, ¿ven a Pantera?

-Se ve a una persona en la entrada de la azotea. Parece que dispara al interior, deben de estar intentado alcanzarla. Creemos que es Pantera 1, pero no la distinguimos muy bien. No sabemos si su radio está rota o la ha desconectado.

-Maldita sea… esperemos que nos vea. Está bien, Relámpago, atentos. Necesito que disparéis a los soldados en la base, cread la mayor confusión posible.

Relámpago 1 rió. La mayoría de soldados iban de aquí para allá como hormigas alocadas, y algunos curiosos miraban al edificio de administración, pendientes del tiroteo.

-Será como un juego de niños.

-Bien, a mi señal. Tres, dos, uno… ¡ahora!

Los silenciadores evitaron que se oyera algún disparo, pero de repente dos hombres cayeron muertos en medio del patio. Antes de que nadie se diera cuenta, otros dos los siguieron. Percatándose de lo que ocurría, la mayoría de soldados comenzaron a correr para ponerse a cubierto, mientras otros miraban a todos lados buscando la fuente de aquellos disparos y cayendo muertos poco después. Algunos simplemente se echaban al suelo, y otros se hacían los muertos.

-¡Vamos, corred!

Hernán salió primero, seguido por los prisioneros, y Sandra cerraba la marcha. Rodearon la entrada al búnker y comenzaron a correr por una zona despejada hacia la valla.

-¡Vamos, Valentina! ¡Pantera, responda!

Se oyó una breve estática, seguida por la voz de Pantera 1.

-¡Por fin, joder! ¿Dónde coño estabais? –el sonido del tiroteo se escuchaba de fondo- ¡Cof! ¡Cof! ¡Nos encajonaron en la tercera planta! ¡Miguel está muerto y mi radio se apagó, maldita sea! ¡Estoy aquí de milagro!

-¡Nosotros ya estamos fuera! ¿Puedes bajar?

-¡Más me vale! ¡Allá voy!

-¡Bien! ¡Relámpago, cubra a Pantera!

Miró hacia el edificio de administración y vio a Pantera 1 descolgarse por un borde, para a continuación bajar haciendo rápel. Cuando estaba a la mitad algunos soldados se asomaron y dispararon un poco contra ella, antes de desaparecer alcanzados por las balas de Relámpago. Finalmente Pantera 1 llegó al suelo y comenzó a correr hacia ellos.

-Atención Sombra 1, han sacado los tanques del almacén, hay que largarse de aquí-señaló Relámpago.

Sandra esperó a Valentina y luego corrieron juntas hacia la valla, al otro lado de la cual los esperaban Hernán, Alejandro y los otros prisioneros.

-¡Vamos, todos al punto de extracción! ¡Relámpago, vosotros también! –ordenó. En una colina cercana a la de los francotiradores se encontraba un helicóptero de transporte, el mismo que les había traído hasta allí.
Corrieron entre los árboles al ritmo que les permitían los prisioneros que cargaban con Alejandro.

-Parece que no nos siguen, Sombra 1. Creo que no saben por donde hemos ido-comentó Relámpago 1 por radio.

Aún así continuaron la marcha con rapidez, hasta que la forma negruzca del helicóptero apareció ante ellos. Relámpago y los pilotos ya los esperaban.

-Vamos, todos dentro.

Los prisioneros acomodaron a Alejandro, inconsciente, en uno de los asientos. Los demás se distribuyeron como pudieron, un poco apretados. Mientras despegaban, Sandra comprobó que su hermano no estuviera herido de gravedad y que tuviera pulso.

-Bien. ¿Quiénes sois vosotros?

-Mi nombre es Daniel Barradas, y este es Javier Santana. A Alejandro parece que ya lo conoces.

Sandra asintió.

-Así es. Y ahora, Barradas, explíquenme cómo y por qué acabaron mi hermano y ustedes en ese búnker.


Y esto es todo. Espero que les haya gustado. Lo siguiente serán un par de informes militares este fin de semana, y quizás la semana que viene haya artículo de opinión. Además, ya tengo planeado el siguiente relato, puede que incluso dos. Un saludo.