El Periodo de la Regla Bochornosa.

Day 1,641, 19:43 Published in Chile Argentina by ChoroyDerp
Como no he escrito nada, les contaré sobre algo que me sucedió anoche.

Mi polola se fue a quedar a mi pensión. Era de noche, una noche de invierno. Como imaginarán, Chillán no es muy cálido para pasar la noche, así que la mejor forma de capear el frío nocturno para un estudiante de Pedagogía, es dormir con su pareja. Justamente, esta semana mi chica está en su periodo, así que ni pensar hacer algo más como para subir la temperatura. Solo nos quedaba dormir cucharita. Pero como siempre, algo debía malir sal. Mi pareja había olvidado sus malditas toallitas higiénicas. ¡Dios mío, ahora debería salir por las nocturnas y gélidas calles de Chillán a las 22:00 para encontrar ese objeto tan necesario para una mujer y que abochorna a muchos eChilenos! Bufanda al cuello, casaca al cuerpo y a partir por ellas.
-Amor, -dijo ella- son toallas higiénicas, no protectores.
-¿Cuál es la diferencia?
-Las toallas son para cuando tienes la regla… Pavo.
-Ok… Nos vemos cariño.
Salí. Había algo de niebla. El frío no era tanto como lo pensé (o acaso el pánico al bochorno era más congelante que el otoño). Caminé una cuadra. Las hojas no crujían. La lluvia se llevó consigo el lamento de estas. Unos cuantos pasos y llego al primer local.
-Maldición, hay clientes –me lamenté, pues me daba vergüenza pedir toallas habiendo otros-. Esperaré a que se vayan.
Se fueron.
-¿Qué necesitas? –dijo un tipo treintaitón.
-¿Tiene toallitas?
-¿Cómo?
-¿Toallas higiénicas…?
Antes de acabar la pregunta suelta un seco, pero tímido “No”.
Me fui tan rápido como pude. Partí a la calle Constitución. Ahí hay muchos locales producto de la cercanía del terminal de buses Línea Azul, tu flota amiga. Primeramente tenía la intención de ir al supermercado… pero por suerte encontré ese local de muros blancos. Mientras me acercaba noté lo bien surtido que estaba. Entré algo confiado y ya sin el miedo a preguntar por el implemento femenino. Una pareja de algo así como cincuenta años estaban al fondo haciendo algo. Quizá sacaban las cuentas del día.
-¿Qué necesita caballero?-me dijo el hombre. Claramente marido de la señora. Me molestó que me tratara de caballero, ya que apenas tengo 23 años, la misma edad de Mordekai y Rigby.
-Necesito toallas higiénicas –dije, ya sin titubear ni miedo.
-Diarias o nocturnas –dijo la señora. Mi rostro de seguridad total pasó a un claro ¡¿WTF?! ¡Maldición! Yo solo pensaba que eran esas, digo, que solo eran protectores o toallas. Pero no… Debían haber más y complicarme la puta existencia.
-¿Cuál es la diferencia? –Dije encogiéndome de hombros a la vez que el esposo de la señora la miraba con una cara similar a mi pregunta.
-Las diurnas –dijo la señora- son más delgadas, mientras que las nocturnas absorben más. Útiles para la noche.
“¡Oh, guau!” dije para mí. “Estamos de noche + toallas nocturnas = Esas son”. Por alguna estúpida razón no llamé a mi chica.
-Me las llevo –le dije.
La señora fue por ellas mientras el marido seguía preguntándole a su mujer sobre el tema, como si fuera la primera vez que supiera de las toallas a la vez que me hablaba que él ya no le llegaría la regla. “Fome tu hueá de talla” me decía a mí mismo.
Pagué el producto y partí a mi hogar. Unas cuantas cuadras más tarde. Llego. Entro. Camino por el pasillo. Uno de los habitantes de la pensión me ve. Trato de ocultar el artículo, aunque iba en una bolsa negra, se traslucía algo: Leidysam (o como se escriba). Entro a mi pieza y se las entrego a mi polola.
-Aquí están, cariño –le dije mientras se las dejaba a un lado de la cabecera.
-Franco, amor… Estas no. Son muy grandes.
“¡Maldición!” dije para mí.
-Pero no importa, mi amor –dijo ella, descartándolas luego de abrirlas-. Ya las abrí, no podrás devolverlas –Soltó una carcajada, no sé si para aliviarme o por mera mofa. Creo que fue lo último, ya que me huevió (en buena, eso sí) todo el rato.
-Amor –le dije, algo frustrado-, usted no me aclaró que habían más clases. Simplemente…
-¿Simplemente olvidaste llamarme? –replicó ella, anulando toda excusa. Así la noche continuó bajo contantes tallas sobre mi Fail-Toallas.
De todas formas me terminé vengando a la mañana siguiente con una RW a su cuello que finalizó en…
Saludos y esperen mi próximo artículo. Adiós y no olviden votar y subscribirse. Gracias y apoyen el ataque del ejército de eChile.
¡Viva eChile, mierda!
Por: Franco Fornachiari.