De gente que no fue al colegio.

Day 2,006, 05:40 Published in Spain Spain by OutSmarter


Qué pasa chavalería.

Hace la ostia que no escribo, pero el hecho de haber sido mencionado en uno de los maravillosos artículos del señor William Wobbuffet (O como carajo se haga llamar ahora el tal Kuervo) me ha animado a hacerlo.

No creo que me vuelva a dar por esto de escribir en un buen tiempo. Aunque quién sabe, el tiempo libre en verano aumenta de forma exponencial. El caso es que he decidido dedicar un par de minutillos a responder al chico popu con el grácil y desenfadado estilo que caracteriza mi prosa.

Leyendo la última frase alguno dirá: Vaya con el gilipollas que escribe esto, no tiene abuela. Pues esto es precisamente lo que se dedicaba a hacer el goleador nato que por un infortunio del destino se marco uno en propia tras llegar a Presidente cuando no lo conocía ni su abuela. El autobombo.

Día tras día nos encontrábamos en la prensa boletines y panfletos ensalzando y alabando al Gobierno y su Magnificiencia el Presidente Oliver Atom cuando aún no habían terminado de sentarse los ministros en sus poltronas.


Un mes como otro cualquiera, sin pena ni gloria, que se vendía desde las instituciones oficiales como la pera limonera.

Un mes del que nadie se acordaría, si no fuera porque a su Majestad Enrollada le dió por agenciarse una ORG estatal basándose en la Ley de L'Oreal, porque yo lo valgo.

Suceso del que tampoco nadie se acordaría, si no fuera porque al muy listillo no se le ocurre otra cosa que negar la mayor, cambiar su versión sobre los hechos como quién cambia de calzoncillo, borrar el periódico de dicha ORG (la tinta de Paul le perdone), presentarse a la reelección para acabar censurado y montar un espectáculo del escozor anal tal que le llegaron a ofrecer contratos de patrocinio los de Hemoal.


Así que el pajarraco recoge el chiringuito, empaqueta sus cosas y echa a volar. Cambio de nombre, no que yo ya no soy yo sino mi primo, a ver si cuela. No cuela. Pues nada que me voy. Pues nada que vuelvo.

Maniobra de control de daños tantas veces repetida en la Internet que hasta el menos avispado de la clase debería darse cuenta a primera vista de lo que es el capitán del equipo de animadoras. Un listo.

Por todo lo cual estaría bien que a su triunfal regreso le recortara la parte en la que se dedica a echarse flores volviendo a cambiar la versión y a tildar de malotes de la clase y derivados a gente que tiene 50 veces más méritos que su santidad popular en esto de los eRepubliks.

Porque es divertido, pero no cuela.