Noche de tambores | Texto para Concurso Literario

Day 2,902, 20:11 Published in Uruguay Serbia by Brett Mayfield


Aquí estoy, en penumbras; sentado, pensando en lo que podía llegar a suceder esta noche, escribiendo bajo la luz de la luna llena. Es muy difícil describir los detalles de cada uno de los acontecimientos que han tenido lugar en esta casa, apartada de York, que tuve la desdicha de adquirir y no seguir las advertencias de cada una de las personas, escribanos, contadores, y abogados excelsos en superstición que tuve que visitar de acuerdo a una serie de liberaciones legales que aquella casa en North Fortress acarreaba.

Jamás he creído en espíritus, o demonios, como todo fiel de la postura atea, lo que siempre me he considerado. Un hombre de ciencia, que lleva con orgullo un doctorado en Ciencias Físicas de la Universidad de Cambridge. Soltero, hijo de papá, que heredó una gran fortuna, gastándola poco a poco en un nuevo hogar, digno de un magnate industrial, en la zona más costosa, pagada con los fondos de una de las más reconocidas fábricas de armamento de alta tecnología, como lo era cada pieza de “Rogers & Peters”. Un hombre totalmente escéptico, de veinticinco años, desafiando a todo un mundo por delante, sin importar las consecuencias de sus actos, pero lo menos importante, es quién soy, porque cualquiera podrá contártelo, por poco o mucho que me haya conocido. Mi cara ha salido en todos los periódicos ingleses en los últimos tiempos, por toda clase de escándalos y contratos de poca ética.

No más de un mes ha pasado, entre alcohol, tabaco, prostitutas baratas y damas que se rebajan a una categoría inclusive inferior a la de las primeras por mucho menos que el dinero. Las noches en esta casa poca y contadas veces han sido solitarias para mí, ya que por lo general contaba con la compañía de por lo menos una fémina entre mis sábanas. Quisiera decir que esas noches que pasaba solo, eran las únicas en las que podía descansar, y hacer un cese de esa actividad física que era habitual en las madrugadas: poder dormir, temprano y hasta tarde, pero esas aburridas noches han sido las peores.

La primera noche fue comparativamente tranquila; los primeros sucesos no fueron más que ruidos que no dejaban dormir, atrayéndome inevitablemente, apartándome de la cama. Lo primero que uno llega a pensar es en una cerradura que una cerradura haya sido violada, y que el artífice hubiese sido lo suficientemente descuidado e inútil como para tropezar con algún mueble, cuadro o instrumento, haciendo que este caiga y que el ruido provocado se esparciera sin problemas por la desolada residencia, llegando a mis oídos en el punto donde la razón ya se pierde. Pensé en hacer pagar con plomo por tal osadía, no sólo por intentar entrar en mi hogar, y por todo aquél al que le hubiera robado.

Bajé a toda velocidad, con aquella arma ligera que ya no poseo, puesto que me fue retirada por preocupación de mis familiares más cercanos, tíos propietarios de una fábrica textil en Hampshire, intentando evitar una posible desgracia. Las luces se hallaban apagadas, pero no fue difícil guiarme entre las sombras gracias al leve reflejo de la luz de la luna en la brillante madera que recubría el suelo. Pude observar que ninguna vela se había consumido, y llegó a resultar extraño para mí que se hubieran apagado todas y cada una, sin un viento que recorriera la zona en este caluroso verano. Era imposible que aquél bribón hubiese ascendido por las escaleras, el más mínimo contacto con la vieja madera a reemplazar crujía de una forma que provocaba un seguro erguimiento de cada vello de la nuca, que se podía fácilmente soportar con un arma de tal calibre en manos.

Intenté mantener silencio, por más delator que fuera el bajar, apuntando cuidadosamente con el arma. Recorrí con sigilo el hall, examinando cada oscuro rincón en busca del asaltante, respirando pesadamente. No logré adivinar que cayó, hasta que un nuevo ruido cercano se oyó. Mi corazón saltó ante el estruendo, y la sorpresa de escuchar el estallido de aquél jarrón de cerámica detrás de mí, volteé, inmediatamente, y allí le encontré. El instinto me impulsó a disparar sin antes preguntar, apretando el gatillo con fuerza, ocasionando un potente flash, acompañado de un aún más intenso ruido ensordecedor que opacó el estallido del cristal que estaba detrás del sujeto, dejando una marca imborrable en la ventana y un pitido en mi oído, que me costó más de una hora dejar de escuchar. Observé, poco tiempo después, por el cuerpo al cual había disparado, para encontrarme con el suelo desnudo... observé estupefacto, acercándome para ver si no era la vista la que me engañaba, pero nada había allí. El sujeto sólo se había esfumado, y podría asegurar que hasta de ojos cerrados él había recibido el impacto, pero nadie jamás creería que así fue. Por lo visto, lo más razonable era pensar que escapó.

Con el corazón desbocado, dije, subiendo de tono gradualmente.

― ¡Espero que eso sirva de lección! ― golpeé la pared con la culata, provocando un nuevo ruido que recorrió la casa, sin obtener respuesta alguna, dejando una nueva marca imborrable. Me dirigí hasta la puerta, y me encontré con el primer paso de una creciente preocupación: la puerta no había sido forzada de ninguna forma. Suspiré, para subir nuevamente a mi habitación, con la decisión de investigar un poco más al próximo día.

No pude lograr dormir por las próximas horas, tuve que dirigirme en vela hasta la fábrica. Apenas pude estar despierto tras el escritorio, recreándome una y otra vez aquella escena junto con un café en mano, una taza negra y relativamente amplia, la cual parecía jamás vaciarse. En algún momento, el sueño afectó la razón, e inclusive pude creer ver a una sombra parada, a lo lejos de la oficina, observándome, pero no bastaba más que un nuevo sorbo al café u otra distracción para dejar de ver aquél lugar, pensando en revisar cada rincón de la casa en búsqueda del lugar por el cual haya entrado y salido aquél sujeto, cosa que pude hacer en cuanto cada hombre dejó la producción. Pero el resultado, no fue más que el inaudito esperado: nada.

Las demás noches fueron similares, con la misma, sombra, pero sin disparos, ya que se desaparecía antes de poder siquiera actuar. Los ruidos se escuchaban siempre justo antes de poder dormir, y a veces, llegaba a ser ésta lo primero que veía a los pies de la cama, desapareciendo con un simple grito. Llegué entonces a creer en los espíritus, por lo menos, y que a éste le gustaba acecharme. Llegué a pensar que fue su anterior, o primer dueño, que deseaba abandonara su hogar a base de espantos, pero no le daría el gusto. Fue poniéndose cada día más violento, haciendo que el miedo fuera aumentando, pero no que declinara en mi decisión de quedarme en aquella casa y luchar contra él, hasta el punto en que, como ahora, no podía, ni puedo encender ningún tipo de luz, a menos que alguien vaya acompañándome, pero eso fue la suerte hasta hace unos días, cuando aquella sombra, aquél espíritu (y me sorprende admitir lo sea), apareció cuando la Duquesa de Harley se encontraba en mis aposentos, tan liberada de toda decencia como de ropa, haciéndome saltar con locura, y comenzar a disparar ante su atrevimiento.

La Duquesa se retiró del lugar, mientras yo me disponía a pensar en cómo acabar de una vez con aquél ser; esto me llevó a recorrer varios lugares; tiendas de tarot y espiritismo, que querían sacarme más dinero de la cuenta que no me importó pagar, que visitaron el lugar, y salieron alarmados, diciéndome que me fuera. Aquellas palabras eran las indicadas para hacer que mis oídos se bloquearan, y los invitara a salir. Recorrí librerías antiguas, con comerciantes de un aspecto cutre, y mísero, aficionados a cualquier tema esotérico, que también se dispusieron a darme una mano, llegando a la misma conclusión. Y hoy, espero un impensable invitado, un sacerdote, y tendré que utilizar mis conocimientos taquigráficos para continuar con este pequeño registro, de lo que ha sucedido, y que en un futuro ampliaré, pero puedo apenas ver en mi reloj de bolsillo que la hora se va acercando, y pronto el Padre tocará la puerta. No puedo creer que me haya rebajado tanto.

Ya he abierto la puerta, y he explicado mi situación. Incluso le he explicado al padre por qué la oscuridad del lugar... y me ha dicho, que este no es un tema tan sencillo como lo he venido planteando. Escribiré lo que va diciendo, y espero que mi memoria no me traicione...

TRADUCCIÓN DE NOTAS TAQUIFRÁFICAS:

― Este lugar, hermoso lugar, no fue construido por un solo hombre. Su construcción, en realidad, comenzó con los deseos de una antigua secta... tonterías, mitos de la ciudad. Utilizaban este lugar para celebrar todo tipo de actos impíos, y no fue sino hasta hace unos años que pudieron arrebatárselo al propietario legal, por motivos de homicidio... es un realmente bello lugar, ¿no crees?
>> ¿Qué sucedió con la secta, preguntas? Pues, como sabrás, ese tipo de grupos no muere fácil... y, un grupo con esos caracteres, obviamente, prefiere este día para cometer cualquier tipo de ritual... uno en especial, que un miembro confesó, fue el de hacer un sacrificio humano, cada treinta y uno de octubre justo cuando cae la luna llena, antes de hacer que este enloqueciera por distintos medios psicológicos, y a veces físicos, por mera diversión, para satisfacer a Sha'Tzul, el Señor de las Sombras... los rituales comienzan con tambores, tocando al unísono... eran unos tipos muy crueles, ¿saben? Hacían sufrir a sus víctimas antes de drenar y extraer su sangre...
>> Bueno, Señor Peters, debemos hacer algo con su pequeño problema... no verá más a esa sombra a partir de este día...

Tambores comienzan a sonar... ¿será qué...?

Las velas arden.

El Padre sonríe...