Join the new world

Penetran las tropas enemigas por múltiples brechas en las murallas. Ocupan ya gran parte de nuestra fortaleza. Se agotan progresivamente los suministros y los hombres capaces de empuñar un arma. La moral de victoria se empieza a resquebrajar, desertan los que pueden hacerlo… salvando las distancias y la terminología poliorcética, esta coyuntura no sólo podría aplicarse a la interminable cantidad de asedios que ha presenciado la Historia, sino a la espinosa situación que vive eEspaña en este día de gracia de 1578.



No somos ni los primeros ni los últimos a los que ha tocado, toca y tocará lidiar con una situación difícil. Cuenta la tradición que, allá por el primer asedio de Zaragoza en 1808, y habiendo llegado las tropas de la Grande Armée napoleónica hasta el mismísimo centro de la ciudad, el general Verdier –comandante francés- se decidió a enviar una propuesta final de rendición a los apurados defensores. Según parece, la nota se redujo a este escueto mensaje:

Del Cuartel General Imperial: Paz y capitulación

A lo que, de forma inmediata e igualmente escueta, su homólogo español el brigadier Palafox contestó con un lacónico:

Del Cuartel General de Zaragoza: Guerra a cuchillo

Además de apreciar en su justa medida una lapidaria frase de este calibre, conviene no olvidar que esto se decía mientras se hacia frente al poder militar más terrorífico de la época, que campaba por Europa a sus anchas, prácticamente invicto. La respuesta que recibió el general galo no expresa precisamente una táctica militar, sino una filosofía aterradoramente simple: se combatirá hasta el mismo final, con las armas (o la ausencia de armas) que sean. Como esto se decía mientras sus paisanos –hombres, mujeres e incluso niños- se hacían matar en la brecha contra la artillería enemiga, y con las manos muchas veces desnudas, dudo que ninguno de los atacantes o defensores lo considerara un farol.



La “guerra a cuchillo” que hoy necesita eEspaña no pasa por iniciar la producción de armas blancas (que vendrían a ser Q0 o Q0’5, supongo). Ni tampoco –necesariamente- por enviar a ciudadanos de niveles 5/10/15 a enfrentarse a pecho descubierto contra los tanques enemigos. El concepto de “guerra a cuchillo” simboliza una vez más una manera de pensar, y esta debería pasar –en mi opinión- por una movilización global de TODOS los recursos que podamos utilizar en esta guerra contra las potencias invasoras. Y no sólo militares, sino también económicos, políticos, propagandísticos, etc. Si el sistema de juego lo permite, y nos ayuda en la guerra, no dudemos en aprovechar cualquier medio o truco más o menos sucio.

Que las fábricas, minas y campos no sean un medio de enriquecerse, sino una herramienta en nuestra lucha (proporcionado las armas y suministros). Que los partidos políticos no sean un nido de intrigas e intereses personales, sino una herramienta en nuestra lucha (movilizando y animando a sus miembros a combatir). Que las unidades militares no sean sólo ejércitos particulares enfrascados en sus objetivos privados, sino una herramienta en nuestra lucha. Que combatir en los combates y revoluciones no sea para subir puntos o por conseguir tal o cual medallita, sino una herramienta en nuestra lucha…

Y, por encima de todo, que cada uno de nosotros y nosotras individualmente seamos una herramienta más en nuestra lucha. Confiemos en que el resto haga igual, y preocupémonos pues de responder sólo a esta pregunta: ¿Qué he hecho hoy por eEspaña y su liberación?