Memorias de un soldado III

Day 2,353, 18:11 Published in Mexico Cyprus by Vittorinno

Hoy pude encontrar la generosidad a pesar del daño y el dolor que ha causado esta guerra. Estábamos mi patrulla y yo haciendo expediciones, recabando información, actualizando mapas y demás cosas; cuando avisamos una pequeña finca y en ella vimos dos siluetas. Obviamente como humano y como soldado comienzas a tener precaución de las circunstancias y di la orden a mi patrulla que estuvieran atentos. Y comenzamos a ir hacia esas siluetas mientras tratábamos de ver de reojo todo a nuestro alrededor.

A unos cuantos metros de llegar a ellos, unos siete u ocho; un hombre ya mayor de edad nos preguntó con voz clara y fuerte, a pesar de su avanzada edad, si queríamos comer algo o si querías tomar un poco de agua. Obviamente ese tipo de “saludo” nos desconcertó y no te miento que nos dejó paralizados por casi un minuto o tal vez dos; hasta que de nueva cuenta nos volvió a hacer esa cortés invitación aquel hombre.

Yo contesté que si nos podría vender un poco de pan; fue algo estúpido decir eso ante la atención de aquella persona. El hombre contestó que tenía pan, leche, lácteos, frutas, verduras y otros alimentos pero que a nosotros nos lo daba de corazón. Mientras decía eso nos hizo un gesto de que pasáramos a su casa. Yo me quedé a su lado y tal vez puse una cara muy desconfiada e inmediatamente dijo: “Comprendo. Traeré aquí algo de comer”. Entró a su casa mientras su esposa iba a un pozo y se ponía a sacar agua. Mandé a Santiago que ayudara a la señora. Yo no confiaba todavía y decía entre dientes al resto de la patrulla que estuvieran atentos. Fue una grosería al responder de esa manera cuando esas personas nos brindaban su generosidad.

Cuando volvió traía consigo un platón con comida; nos pidió que tomáramos unos troncos para poder sentarnos alrededor de una base que se ve sirve para cortar leña. Al terminar me dirigí al señor y le pregunté que le había hecho actuar así y si sabías que éramos el enemigo. A lo que contesto y me quedaron bien grabadas sus palabras: -Sé que pertenecen al bando enemigo y sé también lo que han venido a hacer hasta aquí. Mi único hijo también se ha ido a combatir; y no me gustaría que si la guerra se hubiera hallado en tu país no hubiera alguien quien le ofreciera al menos un vaso de agua. Este gesto lo hago más por aquellos padres que sufren la agonía de que sus hijos se encuentren con bien y que regresaran-. Dicho esto nos dijo que ojalá terminado el conflicto pudiéramos volver a visitarlo.

Solo te diré esto, tengo mucho en que pensar. Te diré más en un futuro.
Cuídate mucho, por favor.
TE QUIERO MUCHO.
Contigo siempre…