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Esta es la historia de doce presos abocados a pasar por la guillotina en corto plazo de tiempo.
Doce presos bajo mi mando, cubriéndome las espaldas.

A Victor no le importa que las mujeres tengan los pechos "de coña".

El Sargento Bowren es demasiado torpe para pensar y siempre acaba peleándose con el primero que le venga en gana para que nadie se de cuenta.

Wladislaw no tiene miedo de nada, no habla, parece no sentir.

Pedro está enamorado de sus botas. Pasa las horas muertas quitando los cordones
y embetunando una y otra vez sus Borceguies negras.

A Vernon no le gusta estar aquí. Nunca miente, pero rara vez cuenta sus verdades. Tal vez por eso es tan amigo de Wladislaw.

Samsom,...., Samson es demasiado inteligente y no sé qué demonios hace aquí. Creo que nunca lo sabré.

Del resto qué puedo decir; apenas los conozco.

Esta es mi historia de los doce del patíbulo. La que yo conozco.
Es la historia de doce hombres condenados a muerte por razones por las que condecoran a otros.
Doce hombres a mi cargo, bajo mi mado. Cubriéndome las espaldas durante los veinte días que ha durado esta batalla.

Los doce han sido eliminados esta mañana. Ha sido en una emboscada perfecta.
Casi parece preparada desde el primer día. Casi me parece haberlo soñado ayer.

Los doce ya no están, pero a mi me han dejado con vida. Cosas de la guerra.

"(...)
- ¿Quién quiere ser general?
- ¿Ser el qué?
- ¡Pinkley!
- ¿Qué...?, ¿qué clase de general, señor?
- Simplemente un buen general americano, hogareño, normal y corriente.
- Preferiría ser civil, señor... ¿qué hago?
- Sabe cómo pasan revista los generales. Camine despacio y haga bobadas. Pase revista a las dos filas y vuelva al camión. Esperan un general, y eso es exáctamente lo que tendrán. Así que vamos...(...)"

(The Dirty Dozen - 1967)