La Venganza - Castigo VIII

Day 2,022, 09:05 Published in Spain Spain by pabman11




Entre los árboles, veo como los barcos Tautófagos se acercan, cada vez más, y encallan en medio del mar… Unas balsas bajan, cogidas por unas cuerdas sujetadas a su vez por fuertes Tautófagos… Aka sigue vigilando, el menor movimiento haría que volviera a la acción…

Vladius está detrás de mí, esperando las señales que harán que su gente dispare las primeras flechas, desde los arboles… Parece mentira que no nos vean…

Tres, dos, uno… Una chispa sale del tótem, y se abre hacia el cielo, algo imperceptible para los del barco, pero que mis arqueros sí que entienden, y la primera oleada de flechas sale disparada… Como esperaba, ninguna flecha hiere a ningún Tautófago… Aka debe haberlos protegido, tal y como he hecho yo con los míos… Pero seguro que esa protección tiene los disparos contados… Los Tautófagos que ya estaba abajo del barco corren hacia los límites del bosque, buscándonos, y cuando uno de ellos se acerca demasiado, lo congelo…

Ahora todo es neutral… Arriba, Aka me busca con la mirada. Sabe que estoy escondido, y solo cuando salga, atacará…

— Voy a salir. — Digo a Yus, que está detrás, cargando el arco con una nueva flecha.
— Se te lanzarán todos encima.
— Me quieren vivo. De eso estoy seguro. Y solo Aka es capaz de matarme…

Salgo del bosque, y piso la arena fina, que hace que me hunda unos centímetros en ella… Aka ya me ha visto, y prepara las manos para un hechizo con el que atraparme… Pero yo soy más rápido, llevo tiempo preparando un hechizo así… Cierro los ojos, y…



Boitx camina. No tienen caballo para ella, y a decir verdad, no quiere cabalgar. Es más rápida corriendo, la Diosa ha hecho algo de ella para que consiga rescatar a Jervaj, y ahora que ya sabe dónde está, todo es más fácil…

Aiwent está cerca. Más cerca de lo que parece, y el nerviosismo de sus compañeros aumenta… Sobre todo cuando ven el vacío sepulcral que adorna el ambiente… Nadie por las calles.

Lis descabalga, y leonarth la imita. Solo una rata sale del edificio del ayuntamiento… Boitx siente algo poderoso allí. Algo que emite el poder que ella tenía antes… Algo comparable al tótem…

— Shhh. Entremos al ayuntamiento, creo que algo pasa aquí. — Dice Boitx a sus compañeros, que sacan sus armas…

En la sala principal, no hay nadie, pero una figura corona el suelo… Un octógono de invocación que Lis reconoce muy bien, por haberlo visto en los pergaminos más oscuros…

— Es un octógono de translación. Sirve para traer a alguien hacia aquí y solo lo usan los magos más poderosos. Yo no me habría atrevido a usarlo nunca. — Explica a Lis y Leonarth, que están tan o más perplejos que ella.

Lis sigue un rastro de polvo blanco que la lleva hacia fuera, por la parte de atrás… Es el camino directo al puerto, donde un barco de grandes dimensiones, digno de alguien importante, llega… EL nombre del barco, “Blanca de Navarra”.



Jervaj es conducido a través de terreno escarpado, muchos obstáculos que no ve bajo sus pies… La humedad es constante, con gotas que le caen en la cara, y que no puede limpiarse, pues tiene las manos cogidas a la espalda. Cree que está en un bosque… Nadie le habla, nadie, ni siquiera su padre, que lo siente tan cerca… No puede creerlo, tanto tiempo sin verse, desde aquellos tiempos en el castillo entre las montañas, enseñándole a montar en el cuervo… Y ahora, aquí, secuestrándole, obligándole a servir a alguien que no quiere…

— Hemos llegado. Jervaj, siéntate. — Le ordena KueRVo acercando una silla a su hijo. — Estamos en una cabaña del bosque, muy cerca del punto más cercano entre el bosque y el volcán. Los Tautófagos se dirigen hacia allí…

— ¿Qué interés tenéis en el volcán? — Inquiere Jervaj.

— ¿Todavía no lo entiendes? El Dios Incandescente está por llegar, para destronar a la Diosa Helada, y nosotros tenemos que traerle, invocarle… Vamos, ahora que ya ha descansado, tenemos que ir hacia allí. Hemos enviado unos barcos para entretener a los shaktas en su isla, pero no creo que aguanten mucho… Tu hermano siempre ha sido muy testarudo…



El primer barco Tautófago explota en el agua, sin llegar a tierra, tirando piezas y más piezas de madera hacia nosotros, pero el escudo aguanta, y ningún shakta está herido… El otro barco, el que llevo a Aka, no debería tardar mucho en caer…

Una bola de energía oscura se dirige hacia mí, pero la esquivo, y tengo que volver a empezar con el hechizo… Aka no está dispuesta a explotar también…

Yus salta del escondite y dispara dos flechas hacia ella, sin mucho acierto, ya que la maga también está protegida por un escudo… Pero la ha puesto sobre aviso, y deja de dispararme. Se esconde, y un fuerte viento azota el barco, que empieza a darse la vuelta…

— ¡Huye! — Grito a Yus, para que me oiga a través del fuerte vendaval. — O le damos miedo, o quiere que le sigamos…

— Espera. Voy a llamar a Legendario, para que nos lleve a Aiwent. Por allí deben estar las cosas mejor que aquí… Además, la isla está a salvo… — responde Yus mientras corre hacia el poblado…

Un rato después…

— Tengo un octógono de traslación preparado en el poblado. Seguidme todos los que tengáis que viajar a Aiwent y os enviaré. ¡Rápido, que no tenemos todo el día! —anima Legendario en la playa.

Paso a paso, llegamos al poblado, donde tiempo antes estaba yo encerrado en espera de la lucha con Vladius ahora está el octógono morado que ha dibujado Legendario…

— No os puedo asegurar que lleguéis justo a Aiwent, todo depende del lugar donde haya un círculo de invocación… Existe el riesgo de que acabéis en el círculo de los Tautófagos, por tanto, tener las armas desenvainadas, por si acaso… Por último, mucha suerte pabs en tu lucha. Yo os apoyaré desde aquí… — Concluye sus instrucciones Legendario…

Yus y yo entramos en el octógono, con Stauros desenvainada, dispuesta a teñirse de rojo en breves momentos… Cierro los ojos y noto una sacudida que me absorbe, igual que aquella vez que llegamos a Aiwent…

——

— ¡GENERAL PABMAN! — Grita una voz conocida…

— Midons… He llorado mucho por ti, he gritado, desde aquella vez en que nos separamos, desde el momento en que la espada de Laertes se hundió en mi corazón… Blanca…

Me abraza, sorprendida por mi regreso de entre los muertos…

— Pero, si te vi morir, te vi caer al suelo… Y después todo se volvió oscuro. Desaparecisteis los dos, Laertes y tú. Y creímos que la Diosa tenía un papel para vosotros, no quería que vuestros cuerpos de héroes quedaran en un desierto… — Solloza Blanca, al lado de Boitx, de un chico al que no conozco y de una generala, que lleva la armadura que perteneció a Jervaj… — Yus, bienvenido también. — Se dirige a mi compañero, que se nota visiblemente mareado…

— ¿Y Jervaj? — Pregunto, al ver esa armadura… Boitx rompe a llorar, y se deja caer al suelo. Algo va mal… — ¿Qué pasa?

— Pabs; Boitx y Jervaj, alimentados por el poder que suscribían Stauros y el tótem, confiaron en una misteriosa entidad que se los dio a cambio de una traición… La Diosa nos castigó a todos. A Boitx la condenó a un exilio, al igual que a mí. Pero a Jervaj le dejó ciego. Por lo que me ha contado en estas horas, fue secuestrado por las tropas de Laertes, las mismas que han tomado Palacio, y ahora están planeando matarnos a todo juntos… Y conseguir el ascenso del Dios Incandescente… — Explica así Blanca los últimos acontecimientos. — Ellos son Lis, una de nuestras últimas incorporaciones antes del castigo y Leonarth, uno de los poco de Palacio que se me ha mantenido fiel.

Se está haciendo de noche… La oscuridad toma Aiwent, y ahora que hemos cenado, tenemos que descansar. Demasiadas emociones en las últimas horas…

— Aiwent está vacío. Ni una sola alma habita el pueblo… Tengo miedo que Laertes haya hecho algo malo con los lugareños que nos ayudaron tanto… Vamos a la posada. Hay habitaciones de sobra…



Boitx sube a la habitación que habitó la última vez que estuvo allí, mientras ve como Leonarth y Lis ocupan habitaciones separadas, aún con ese recelo que caracteriza a la gente de Palacio… Por su parte, Blanca y el general Pabman se dirigen a una de las grandes, cogidos de la mano, intercambiando confidencias… Las dos personas más grandes del continente, juntas con un único objetivo: Contentar a la Diosa.

En el interior del cuarto, Boitx aún tiene marcado levemente un círculo de invocación con el que llamaba a Nagiri… Lo remarca con una tiza que encuentra por debajo de la mesa, y pronuncia de nuevo esas palabras prohibidas…

La oscuridad se cierne sobre ellos dos, Nagiri y Boitx…

— Nagiri, quiero que busques a Jervaj, no están lejos de aquí, lo presiento… No te muestres, mantente lejos de la acción. En cuanto tengas la información, vuelve. Ellos saben que puedo hacer esto, así que no se asustarán si vienes… Pero se precavido… — Dice Boitx, con voz oscura…

Nagiri desaparece y
la luz vuelve a la sala…


Al día siguiente…



Están todos reunidos en torno a la mesa principal de la posada, y tienen a dos shaktas apostado frente a la puerta, vigilando para que entre nadie… Otra patrulla está buscando alrededor del pueblo, buscando cualquier evidencia de vida cerca…

— Tienen que estar cerca. El octógono que encontramos era demasiado reciente… Pero ahora ya pueden estar incluso más allá del castillo… — Dice Boitx.

— ¿estáis seguros de que son ellos? — Pregunta Lis, no muy convencida de lo que pasa.

— Sí. Nadie más en este continente es capaz de llevar a cabo ese hechizo excepto Esporo. — Recalca Blanca

— ¿Ni tu Boitx? — Pregunta con voz acusadora Lis… No se fía de ella, claramente…

— Ni yo. Aparte, estaba contigo las horas antes…

— No estamos en condiciones de acusarnos unos a los otros. Debemos estar unidos y repasar cada uno de los sitios donde pueden estar… — Tranquiliza Blanca los ánimos…

Pabman sigue ausente en su mundo, con la cabeza agachada, al igual que Leonarth, que juguetea con sus dedos… de repente, un chasquido suena, y Nagiri entra en escena.

— Mi señora. — Dice el demonio dirigiéndose a Boitx, ignorando el resto. — Los he encontrado. Están acampados en las faldas del volcán. Creo que están esperando algo…

— Muy bien Nagiri. Ya puedes marcharte. Mantente invocado, porque puede que te necesite pronto…

Nagiri desaparece…

— ¿Esperando que? o quien. — Se pregunta Yus.




Me esperan a mí. Quieren matarme en un lugar caliente, para sacrificarme…

— Soy yo el objetivo. — Digo a todos, levantando por primera vez en toda la mañana la cabeza… — Me quieren a mí. Y debo ir a verlos…

— No digas eso pabs… — Le responde de inmediato Blanca, apoyada por Boitx. — Vamos todos, si quieren matarte, tendrán que pasar por encima de todos nosotros, shaktas incluidos…

— ¿Cuándo he dicho yo que voy a entregarme? — Le respondo. — Laertes va a pagar muy caro eso de resucitar, y el Dios Incandescente igual. Vamos Boitx, prepara a tus demonios, vamos a recatar a Jervaj.

Boitx se levanta, con una sonrisa en la boca, y corre escaleras arriba, a recoger sus utensilios…

— Yus, Blanca, buscad a Vladius y decirle que quiero verle en cinco minutos en la puerta de la posada. — Les ordeno. — A vosotros no os conozco, pero sé que si habéis hecho el camino de ida y vuelta hasta el palacio por este continente y su futuro, es porque valéis algo más que esos sucios traidores. — Digo dirigiéndome a Lis y leonarth. — No voy a ordenaros nada, solo que os mantengáis en vida. Algún día, si ganamos esta guerra, seréis recompensados con títulos nobiliarios…

Boitx baja en ese momento, acompañada por Nagiri y media docena más de demonios parecidos, de distintas tonalidades…

Salgo de la posada, y me encuentro cara a cara con el líder shakta… Un gigante de más de dos metros que lleva su hacha en la mano, si no fuera por el respeto tan grande que me tienen, creería que me quiere matar…

— Gran jefe shakta Vladius. Hemos encontrado el escondrijo de los traidores. Se encuentra cerca del volcán… Debemos ponernos en marcha… Sé que tus shaktas aún no están preparados para una batalla en campo abierto, como esta, pero deben hacer un esfuerzo. Si caemos en el volcán, los Tautófagos podrán atacar libremente la isla…

Vladius asiente con la cabeza y lanza un grito de guerra, que hace que en todo el pueblo, todos los shaktas que patrullan griten con la misma fuerza…

Ahora estamos los seis fuera, con caballos ensillados y preparados… Los shaktas corren por delante de nosotros, son muy resistentes, y no les hacen falta caballos, aparte de que los deslomarían…



— Mira Jervaj, tu hermano viene a rescatarte. Me acaba de informar Esporo. — Dice KueRVo, acercando a Jervaj hacia el caliente volcán… — Algún día, si esto acaba bien, todo este territorio será tuyo, como heredero que eres…

— Nunca aceptaré ninguna herencia de alguien que quiere matar a los que me han ayudado mientras tu huías de mí, me dejabas solo en aquel castillo, y te ibas a matar shaktas con tu cuervo… ¿te crees que no lo sabía? Igual que sé desde el primer día que pabman y yo somos hermanos de padre, pero no de madre. ¿Qué pasó con su madre? La mataste igual que a la mía. Pabman tuvo suerte, en un día ebrio le dejaste en aquel castillo, donde le cuidaron, y nunca supo de tu existencia… Pero a mí no. No dejas testimonios vivos, y sé que no me piensas dejar vivo a mí. Te ayudaré a ganar esta batalla, pero no la guerra…




Pabman11, Profeta de la Diosa Nevera y General de sus ejércitos…