La Venganza - Castigo I

Day 1,960, 00:51 Published in Spain Spain by pabman11



— Ahora sí, ¿quién eres? — Pregunto a la sombra que entra, desde detrás de una pared de esta asfixiante cueva…
— ¿No me conoce, maestro? — La nitidez aumenta, mostrando claramente la cara de mi captor… Yus.
— Gremio de artesanos del castillo, primer defensor de las ballestas… Yus, ¿Dónde estoy? ¿Qué está pasando? ¿Quién… que soy?
— Demasiadas preguntas sin respuesta… Para hacerte un resumen rápido, estás en una cueva muchos kilómetros al norte del castillo, entre las montañas… Eres un general shakta, claro está y no, no estás muerto…

Yus me ofrece la mano para levantarme, obviamente, la acepto, y desde arriba, ya veo mejor donde estamos… Una cueva pequeña, gris y oscura, a excepción de esa luz, que no es más que una antorcha hábilmente colocada tras la pared que parece ser lo que me separa del exterior…

Salgo y me encuentro con una noche nevada… Un bosque se extiende a mis pies, en un valle… Estoy a algo más de ¿doscientos metros? en caída libre…

— Sobre las circunstancias de tu muerte… Ya hablaremos más tarde…



LUZ y SOMBRAS … Nagiri está tendido en el suelo, sangrando, tal vez… Boitx, sorprendida observa la escena… Solo están ella y Blanca de pie… Los espectadores de los combates, en el suelo todos, desmayados… El tótem ha desaparecido…

— ¿Qué has hecho? — Pregunta Blanca…
— Yo nada, ¿y tú? — Le responde, aturdida, Boitx…

Una voz femenina retumba en el aire tormentoso…

— Bonito circo… Ya me habéis entretenido bastante, ahora los castigos… Blanca, quedas desposeída de la corona del Reino de Navarra… No has estado a la altura de los grandes reyes… — Blanca levanta la cabeza, intentando protestar… — Es cierto, no supiste mantener a tu ejército unido ante la muerte del general y las consecuencias están aquí… Pero tranquila, que tienes una segunda oportunidad… Vuelve a Aiwent, coge el barco que tiene tu nombre y te llevará a un lugar donde remediar el daño causado…

Blanca agacha la cabeza, sin saber que hacer…
— Y Boitx, para ti también hay… He escondido el tótem, lejos de tu influencia, para que no puedas volver a hacer esto… Ese tótem era de los shaktas, fue creado por y para ellos, y tu querías usarlo en contra de tu señora… ¿Por qué? Querías abusar de su poder… Pero no quiero desaprovechar tus conocimientos… Serás condenada a vagar por el continente hasta que encuentres un sitio perfecto donde fundar tu propio foso mágico, para transmitir ese poder a nuevas generaciones… Te acompañará Jervaj, cuando se despierte de ese sueño…

— Yo tengo una pregunta… — Levanta la cabeza Blanca, y señalando con el dedo al cielo… — ¿Quién eres y que derecho tienes a promulgar esos castigos?

— Mí querida Blanca… Soy el único ser con poder sobre todos vosotros… Soy la congelada Diosa…

La tormenta se desvanece y uno a uno se levantan todos… Bueno, todos no… El cuerpo de Alceo sigue ahí, hasta que uno de los soldado reta el silencia y se acerca a llevárselo hacia una de las tiendas, para enterrarlo…



Una hermosa panorámica, la que tengo aquí, sentado al borde del abismo… Podría quedarme aquí para siempre, pero yus me indica que me levante, debo hacer algo…

— ¿Dónde tiraste el tótem? — Me pregunta, directamente.
— No tengo ni la más remota idea. En ese momento solo tenía en mente poder llegar a tiempo hasta Laertes… Creo que cayó en algún lugar entre el volcán y el campamento…
— Creo que alguien lo ha encontrado y lo ha estado usando hasta este preciso momento… Lo puedo sentir… — Cierra los ojos, concentrándose…
— Bueno, el tótem ya sabemos que alguien lo ha encontrado, pero, ¿y la espada? — Insisto sobre mi posesión más preciada, Stauros…
— También desapareció cuando “te mataron”, pero bueno, podemos asegurar que no estás muerto…
— ¿Y cómo fue eso de que no estoy muerto? La espada de Laertes me atravesó, como demuestra este agujero en la túnica… — Señalo mi túnica, blanca ahora que la acabo de limpiar…
— El hechizo que usó tuvo una doble consecuencia… Quien fuera que te dio ese pergamino, sabía bien que te lo iba a quitar y lo usaría contra ti, así que actuaría como un suicidio… Tanto para el que lo usara como para el que recibiera sus efectos… De porque no estás muerto, no tengo ni idea, por eso quiero que me ayudes… Te encontré en esta cueva cuando deserté del ejército de Blanca…
— ¡Blanca! ¿Dónde está? ¿Y Boitx, Jervaj, todos…? — Grito, desesperado, ahora que recuerdo mis últimos minutos antes de la “muerte”…
— Cuando me fui, se dirigían hacia Aiwent, todos excepto Boitx, que también desapareció… —Intenta tranquilizarme, sacando de una bolsa de tela dos cazos de madera que llena con un líquido que tenía en una botella de vidrio… — Bebe, es una bebida tradicional de mi pueblo, ayuda a la relajación de los músculos… Tengo que contarte algo… Cuando me uní al ejército, no buscaba sino más información sobre el tótem… Soy un coleccionista de objetos mágicos
— Me lo imaginaba. — Respondo, encogiendo los hombros… — No eres el único, creo…
— El caso es — continua explicando yus — que el tótem es algo más que un símbolo shakta, según lo que he leído mientras estabas inconsciente…
— ¿Cuánto tiempo he estado en este estado? — Pregunto ansioso…
— Yo he contado un mes desde que te encontré…




Jervaj sigue tumbado, al lado del cuerpo de Alceo… Reposa junto a Stauros… Aturdido, un haz de luz sigue en sus ojos, ardientes, dolorosos para su existencia… Nada más, Boitx le habla, le susurra cosas inauditas, indescriptibles… Pero, su vista no es la misma… La luz desaparece… La Nadaocupa su lugar…

— Jervaj, tenemos que irnos… ¿Me oyes? Levanta… — Susurra Boitx, al lado de Jervaj… Pero Jervaj no puede levantarse… El punto de apoyo no existe… — Jervaj… Vamos. Ya te lo explicaré, cuando estemos en camino… Es una orden de la Diosa, un castigo…

— Boitx, no veo… No puedo levantarme si no veo nada… —Dice Jervaj, al fin…
— ¿Cómo que no ves? — Exclama sorprendida Boitx… — Pero, espera, que pruebe una cosa, puedo curar lo que sea…

Boitx susurra, lenguas infernales que horrorizarían a cualquiera que las oyese, pero, por suerte, solo susurra…

Siente como la energía cubre su cuerpo, lo acaricia… Pero no surte efecto, oye los jadeos de cansancio de Boitx, convencido de que le ha absorbido toda la energía…

— Déjalo Boitx, si es un castigo de la Diosa, no puede irse… Usa la poca magia que te queda para hacerme un bastón y nos podremos ir…




— Lis, debo irme… Sé que acabas de llegar, pero, has arriesgado tu vida por mí, así que te nombro capitana de los ejércitos… Ve al castillo, que está a unas cinco jornadas de aquí, si el tiempo te acompaña… — Dice con voz entrecortada Blanca…

— Señora… ¿Por qué se tiene que ir? Siempre estaremos aquí, para protegerla, no corre peligro… Ahora les encerramos, están demasiado aturdidos… — Esto último lo susurra, señalando a Boitx y Jervaj, que están sentados en la hierba…

— No es cosa de sentirme o no segura… Ordenes de la Diosa… Cuando llegues a palacio, mándame una paloma con una nota, informándome de si hay alguna novedad… Adiós, ejército. Adiós, Lis…
El caballo negro de Blanca galopa en dirección a Aiwent, sacudiendo así el vestido de Blanca, que ondea por primera y última vez delante de Lis…



Pabman11, Redactor de Desde La Nevera y dueño de sus destinos