La silueta de la bruma

Day 2,644, 01:45 Published in Argentina Argentina by Damian2206


El viento agita las copas de los árboles y los grillos le cantan a las avergonzadas estrellas que brillan entre las nubes. Una ráfaga de viento danza con la tenue luz de aquella vela reposada sobre la vacía mesa de primavera. Un murmullo cruza por mi mente, dicen que allí afuera hay una fiesta. Un lugar donde a los humanos aun le pueden decir personas; aquellos que bailan, ríen, beben y gozan.

La violencia de la brisa golpea con dolor la melancolía de las blancas cortinas, amarillentas de tanto pesar. Esa tenue llama que hipnotiza y dilata mis pupilas danza hacía un lado y hacia el otro. Una pequeña lágrima de cera nace, recorre su cuerpo y se solidifica en sus cimientos.
Me gustaría poder creer que solo me rodea la soledad, esa profunda seguridad de imponentes murallas altas. La ilusión vaga y desgarrada de que en esta vieja casona solo abunda el insensible vació de un misterioso existir.
Pero en el fondo, entre tanta oscuridad que yace sobre las paredes escucho una suspiro, una respiración, tu taladrante aire caliente que invade mi fortaleza. Por más que me gire hacía los pisos de madera de aquél rincón o hacía aquella otra mancha de humedad en el cielorraso, no te veo. No estas ni aquí ni allá, pero tú presencia la recuerdo en todas partes.

La puerta de madera sólida y despintada me aísla, pero no me protege. Como una bruma invisible e imparable sé que golpeas a la puerta.

– Toc-Toc-Toc-Toc – Por un instante me pregunto si son tus fuertes brazos contra la madera, el péndulo del viejo reloj o un ignorado corazón callejero.

Ojala pudiera decir qué día pasó, o cuanto tiempo pasó desde aquél día en que todo ocurrió. Desearía recordar el día en que tu cuerpo se enterró con capa tras capa de húmeda tierra. Incluso hasta podría preguntarme si eso pasó o si sólo fue una vaga ilusión. La verdad es que ya no lo sé, no lo recuerdo. ¿Acaso lo soñé?
Siento tu aroma cruzar por las persianas, por la cerradura y el por descuidado umbral que subsiste por debajo de mi puerta. Tal vez tu imagen física y moral que tanto sentimientos cruzado me generaron no estén ahí, pero tu presencia subsiste en aquella esencia que me invade. Te veo danzar con ese cuerpo opaco y ardiente, con tu perfume de penosas cenizas que me recuerdan también la belleza de una compañía.



No sé si llegaste de sorpresa o si imploré por tu llegada. Pero entre tanta oscuridad que tiñe el empapelado de las paredes, solo me invade tu presencia. Te odio, te detesto y aborrezco por sacar lo peor de mí. Con tu desgarrante presencia crecen las más cínicas espinas dentro del mi rechazado corazón; pero también en tu ausencia siento que mueren mi única flor.
Si en verdad estas ahí, invasivo y oculto, prefiero no reconocerte. ¿Pero cómo negarte si no puedo olvidarte? Siempre algo me obliga a necesitarte, a arrodillarme sobre el piso y hasta bañar la alfombra con gotas del más cálido aceite. Aun me pregunto si es un castigo o un deseo, si te atraigo o si me entrego.
No. Más bien creo que solo espero. Espero que suceda algo que aun no entiendo. Eso que no sé si es una realidad, un sueño, un recuerdo, un anhelo o un premio consuelo. Pero seguro que en algún lado imploro aquello, eso pequeño, diminuto y sencillo. Esa cosa que pueda modificar la soledad, el encierro, o aunque sea revertir la melancólica presencia tuya que llevo dentro.