October - I Concurso Literario en memoria de los eFallecidos

Day 2,884, 07:24 Published in Spain Spain by Frozen Stauros


Entraba ya Octubre en nuestro mundo, cuando pasó esto que voy a relataros.

Iba yo en un taxi, camino de la fábrica de armamento q7 “Oh mi capitán”, cuando un cráter producto de una bomba obligó al conductor a terminar el camino.

“Yo no hago trayectos en zona de guerra, mi esposa espera que vuelva cada noche.” — dijo el taxista, cuando me pidió que bajara, sin cobrarme el trayecto.

Estaba en una carretera secundaria, con mi maletín lleno de papeleo, una pistola de 9mm al cinto, cargada y lista de atender a cualquier ataque.

Me puse en marcha, rodeé el cráter humeante, y seguía andando un centenar de metros, por los que veía signo de la batalla. Sangre y casquillos de bala alrededor de las casitas de campo, y silencio puro, ni el canto de los pájaros.

Al fondo se veía la fábrica, una construcción maravillosa, rodeada de murallas de piedra y acero. Los cadáveres de soldados colombianos, franceses, serbios, portugueses y americanos se agolpaban cada vez mas conforme me acercaba a la fábrica. Tal vez habían intentado tomarla por la fuerza. Ilusos.

No sabían que el mejor sistema de defensa de nuestro mundo estaba en esa fábrica. Hubo empresarios que se echaron las manos a la cabeza cuando se construyó esa empresa, allá por el día 1800 de nuestra eRa. Estábamos en paz, conquistábamos tierras y Asturias era un fortín.

Ilusos. El capitán Monte siempre supo que algún día se tocaría fondo, que algún día se volverían contra nosotros, y Asturias caería, pero no su empresa.

En los sótanos, se trabajaba en armas cada vez más potentes, sin mirar al exterior en semanas. Solo yo salía de vez en cuando, para entregar informes, formalizar ventas, o simplemente, pasear entre escombros.

Llegué abajo, donde los becarios atendieron mi ficha de entrada. Al fondo, vi a Yoli, que me levantó la cabeza, mientras discutía con Fernando algo de una entrega de pan.

En la zona de descanso, un número algo pasado de fecha del BOE, donde se hablaba de la campaña de París.

París, donde cada día viajaban más milicianos a graduarse, fue conquistada tiempo atrás con ayuda de nuestras armas, y la de otras muchas milicias que dejaron de lado los colorcitos para luchar por derribar la torre eiffel.

Pero había algo raro allí, en la fábrica. Tal vez era que no se escuchaba a Barón Rojo de fondo. Eso me hizo sospechar.
Tampoco se veía movimiento en la zona de despachos, donde la cúpula se reunía a menudo.

Tal vez era que había estado demasiado tiempo fuera, pero algo había cambiado.

Unas lágrimas al verme salieron del despacho del presidente.

“Se ha ido” dice Yus.

“¿Quién?”

“¡Oh, capitán, mi capitán!”

“¿Monte?”

“Si, un día vació el despacho y se fue. Nadie sabe dónde, aunque una vez a la semana llama, y pregunta como estamos.”

“¡Pero, si sigue pagándome la nómina cada día”

“Para algo están los del banco, ¿no crees?”

“¿Cuándo?”

Hace un mes mas o menos” me entrega el periódico, con su nota necrológica.


Porque a veces, esta gente se merece homenajes póstumos.