La carta: Viaje de ida y vuelta

Day 3,716, 11:46 Published in Spain Spain by BruTaL619

Hoy toca reunión. Soy el alto representante del gobierno de salvación nacional en la zona de los balcanes. Mi historia es muy extraña, pues debería haber sido fusilado. Sin embargo, una mezcla de casualidad sumado al instinto de supervivencia natural que todo ser humano tiene, me ha llevado hasta aquí.

Hace dos años conseguí salir del país. Trabajaba en el ministerio de...No lo recuerdo, ahora está prohibido, supongo. Prefiero no pensar en lo que pasa de puertas hacia adentro. Hago lo que me dicen, no hago preguntas y no llamo mucho la atención. Aprecio la vida y me dedico a algo que me gusta, la charleta, conseguir cosas, aunque sea para beneficio de ellos. No me dedico a pensar mucho lo que hago, tampoco me leo los informes que me llegan, sólo la última página, donde me dicen lo que tengo que conseguir, pero no para qué lo quieren.



Voy camino a Serbia, a reunirme con el primer ministro, debo llegar a un acuerdo comercial con ellos. El que pedimos, o vendemos, está en esta carpeta roja. Pero no sé lo que es. Como dije, no me interesa. No podría llevar la culpa encima. Quizá sólo vendamos pan, pero prefiero no arriesgarme.

De camino a la capital, se para el coche. Es raro, por lo que me mantengo dentro. La puerta derecha se abre un poco, pasa una carta por el interior y se cierra. El coche vuelve a ponerse en marcha. Ha caído en el suelo, el sobre es naranja y lleva dos franjas diagonales negras. No reconozco nada en esos símbolos. El chófer tampoco sabe nada.

Me dispongo a abrirla y tras ello se me queda una cara pálida. Creo que no estoy autorizado a contar lo que hay en el interior, pero tiene que ver con la esperanza. Me hago una pregunta, ¿Es más grande la esperanza que el miedo?

Sin embargo, el coche vuelve a pararse, hemos llegado y me espera el alto representante. Pasa la reunión y llegamos a un acuerdo, como siempre y me dispongo a confirmar a la gris Madrid,...pero antes abro la carpeta roja. Nunca lo hago, pero esa carta ha abierto mi conciencia y desquebrajado el amplio muro de desconocimiento que había forjado.

Lo que se plantea en el acuerdo es inaceptable, y se ha llevado a cabo gracias a mí. Estas palabras se repiten una y otra vez en mi mente, junto a la carta naranja.

No voy a seguir, lo he decidido. Voy a volver al país, no sé a donde, seré un proscrito, pero no puedo seguir firmando acuerdos de este calado. ¿Por dónde iré? ¿Cómo entraré? ¿Me van a buscar?

Hablo con un viejo contacto en Croacia, me resolverá la papeleta hasta los pirineos. A partir de ahí, sólo he de seguir la carta. A fin de cuentas, he de fiarme de lo que pone. Espero que podais volver a leerme, la noche es oscura y alberga horrores.

Ramiro Guerra