Invasión de Sicilia “Operación Husky”

Day 2,662, 05:17 Published in Argentina Argentina by Nahuel Leandro Druet Cfk

Tres años habían pasado desde que los Aliados habían abandonado la Europa continental y desde la entrada de la Italia Fascista en la guerra. Ahora Gran Bretaña, junto a Estados Unidos, tenían la oportunidad de devolver el golpe a los italianos. No obstante, el desembarco en Sicilia, sólo significó el principio de una larga cadena de batallas interminables por el control de una vieja nación que antiguamente se llamaba Roma. Sicilia fue el primer paso, un suceso sangriento que presagiaría el infierno en el que se convertiría Italia para los Aliados.

Aliados

Diversas opiniones mantenían los Aliados sobre dónde ir una vez terminada la campaña en el Norte de África, tal y como se discutió en la Conferéncia de Casablanca a principios de 1942 entre los tres principales líderes occidentales. Ni el Presidente de Estados Unidos Franklin Delano Roosevelt, ni el Primer Ministro de Gran Bretaña Winston Churchill y ni los representantes de la Francia Libre Charles de Gaulle y Henri Giraud se pusieron de acuerdo en Casablanca sobre la decisión a tomar. Los americanos y franceses libres preferían desembarcar en Córcega y Cerdeña para a continuación dar el salto a las costas del sur de Francia en Provenza. Los británicos preferían efectuar el desembarco en los Balcanes para sumarse a los partisanos yugoslavos de Josip Tito, con quienes una vez superadas las montañas, tendrían libre el acceso a los llanos de Centro-Europa. No obstante también los ingleses defendían que para llevar a cabo este proyecto, antes sería necesario disponer de una importante base logística entre el Mar Mediterráneo y el Mar Adriático como la Isla de Sicilia. Tomar Sicilia no solamente significaba contar con un gran portaaviones con el que saltar a Europa Meridional, sino que además pondría en crisis al Gobierno Fascista de Roma y quizá induciría a Mussolini a pedir una paz por separado con los Aliados que sacase a la molesta Italia de la guerra. Más por razones políticas que por estratégicas, finalmente prevaleció la visión inglesa y se optó por la invasión de Sicilia.

Bajo el nombre de “Operación Husky” se iniciaron los preparativos para la invasión de Sicilia por parte del XV Grupo de Ejércitos Aliado al mando del comandante estadounidense Dwight Eisenhower y gestionado por el general británico Harold Alexander. La primera punta de lanza sería el VII Ejército Estadounidense del valorado general George Patton que incluía el II Cuerpo del General Omar Bradley con la 1ª División de Infantería “Big Red One” y las 9ª y 45ª Divisiones de Infantería, las cuales desembarcarían en las playas entre Puntra Bracetto y Torre di Gaffe a lo largo de 80 kilómetros al sur de Sicilia; mientras que en reserva listo para intervenir quedaría el Cuerpo Provisional del general Geoffrey Keyes con la 2ª División Blindada, la 3ª División de Infantería y la 82ª División Aerotransportada, esta última preparada para saltar sobre la retaguardia enemiga. La segunda vanguardia destinada a desembarcar en un frente de 76 kilómetros de largo sobre la parte oriental de la isla entre Cabo Pachino y Cabo Ognina la comprendía el VIII Ejército Británico del mariscal Bernard Montgomery con el XIII Cuerpo del general Miles Dempsey que incluía las 5ª, 50ª y 78ª Divisiones de Infantería, la 4ª Brigada Blindada, la Brigada Malta y la 1ª División Aerotransportada, cuyos paracaidistas caerían tras la retaguardia; además del XXX Cuerpo del general Oliver Leese integrado por la 1ª División de Infantería Canadiense, la 51ª División de Infantería Escocesa “Highland”, la 231ª Brigada de Infantería, la 1ª Brigada Blindada Canadiense y la 23ª Brigada Blindada. También en menor medida participaría la Francia Libre enviando al 4º Tabor Marroquí de tropas coloniales que se integró con los americanos. Una vez consolidadas las dos cabezas de playa que sumaban 210 kilómetros de litoral, Montgomery avanzaría hacia el norte para asegurar Augusta, Siracusa y los aeródromos en la llanura de Catania y para finalmente cerrar el Estrecho de Messina; mientras que Patton marcharía hacia el centro por Gela y Licata para aislar al enemigo y hacerse con el estratégico puerto de Palermo.



Meses antes de producirse el desembarco ya comenzaron las operaciones de hostigamiento contra Sicilia. Por ejemplo desde el aire la isla fue sometido a duros bombardeos sobre sus puertos, aeródromos, defensas y nudos de comunicaciones que poco a poco fueron siendo reducidos a escombros. También los estadounidenses contrataron a miembros de la Mafia a través de intermediarios en el puerto de Nueva York, organización criminal existente en Sicilia que ayudó a recopilar información de las defensas italianas escondiendo agentes y distribuyendo panfletos antibelicistas entre los soldados italianos de origen siciliano para causar desmoralización. Otro movimiento aliado fue la invasión de la Isla de Panteleria el 11 de Julio y de la Isla de Lampedusa el día 12, ambas muy próximas a Sicilia que cayeron sin presentar resistencia.

La fuerza atacante de los Aliados comprendía 467.000 soldados estadounidenses, británicos, canadienses, australianos, sudafricanos, franceses libres y marroquís, de los que 160.00 desembarcarían en la primera oleada. El material que les acompañaba era impresionante con un total de 600 tanques, 1.800 cañones, 14.000 vehículos, 4.000 aviones, 1.370 barcos de guerra y 1.124 lanchas de desembarco.

XV Grupo de Ejércitos Aliado:
VII Ejército Estadounidense
·II Cuerpo
-1ª División de Infantería “Big Red One”
-9ª División de Infantería
-45ª División de Infantería
·Cuerpo Provisional
-2ª División Blindada
-3ª División de Infantería
-82ª División Aerotransportada
VIII Ejército Británico
·XIII Cuerpo
-5ª División de Infantería
-50ª División de Infantería “Northumbrian”
-78ª División de Infantería
-1ª División Aerotransportada
-4ª Brigada Blindada
-Brigada Malta
·XXX Cuerpo
-1ª División de Infantería Canadiense
-51ª División de Infantería Escocesa “Highland”
-231ª Brigada de Infantería
-1ª Brigada Blindada Canadiense
-23ª Brigada Blindada
·Fuerzas Francesas Libres
-4º Tabor Marroquí

Eje

Básicamente el Eje estaba fracturado a partes iguales sobre el siguiente movimiento de los Aliados. Al mando de toda la fuerza defensiva estaba el general italiano Alfredo Guzzoni, teniendo como subordinado al mariscal alemán Albrecht Kesselring, dos personalidades muy distintas. El mismo Duce Benito Mussolini no dudaba de que el próximo objetivo de los anglo-americanos iba a ser Sicilia, exactamente igual que Guzzoni o el jefe del Estado Mayor Vittorio Ambrosio. Sin embargo los alemanes, incluyendo Kesselring, pensaban que el desembarco podía efectuarse en cualquier sitio menos en Sicilia, ya fuese en Grecia, Córcega, Cerdeña o los Balcanes. Por si las dudas ya eran muchas de por sí, también respecto a la posibilidad de invasión a Sicilia los mandos estaban enfrentados, ya que Kesselring pensaba en un desembarco sobre la parte occidental de la isla, mientras que Guzzoni estaba muy seguro de que lo harían en la parte oriental, tal y como de hecho sucedió en la realidad.

Quienes sacaron de dudas a los alemanes, aunque erróneamente, fueron los propios ingleses con la llamada “Operación Carne Picada (Operation Mincemeat)”. Este engaño ideado por el teniente naval Ewen Montague consistió en manipular el cadáver de un indigente muerto de pulmonía, al que tras congelar se le vistió de piloto militar, se le dotó de una falsa identidad con el nombre de William Martín, se le inventó un pasado e incluso se le entregó una cartera con contenido militar secreto. A continuación se embarcó el cadáver en el submarino HMS Seraph, realizando un viaje de varios días en una cámara frigorífica, hasta que finalmente fue lanzado al agua frente a España en las costas del Golfo de Cádiz. Increíblemente el 30 de Abril el cadáver fue encontrado flotando por un pescador español que en seguida lo recogió y lo entregó a las autoridades. Los españoles, por aquel entonces bajo el Gobierno de Francisco Franco y simpatizantes al Eje, permitieron a los alemanes investigar el cadáver y hacer una copia de los documentos de la cartera antes de que el cuerpo fuese devuelto al vicecónsul local inglés Francis Haselden. Sin embargo los documentos del cadáver eran falsos, ya que según estos el desembarco aliado se produciría en las costas griegas del Peloponeso y Cerdeña. Los alemanes picaron el anzuelo y en lugar de trasladar sus mejores tropas a Sicilia, lo hicieron al resto de objetivos señalados en los documentos sin tener en cuenta que todo podía ser una estratagema. Gracias a este engaño las únicas fuerzas importantes en Sicilia fueron las de los italianos que se quedaron al completo, acompañados de algunas divisiones alemanes de menor envergadura. De no haber sido por el cadáver del “hombre que nunca que existió”, la batalla por Sicilia hubiese tenido un desenlace muy incierto.



Divididas estaban las fuerzas ítalo-germanas para la defensa de Sicilia. El grueso mayoritario lo componía el VI Ejército Italiano con el XII Cuerpo integrado por la 26ª División de Montaña “Assietta”, la 28ª División de Infantería “Aosta” y las 202ª, 207ª y 208ª Divisiones de Costa; el XVI Cuerpo organizado por la 4ª División de Montaña “Livorno” y la 54ª División Blindada “Napoli”, más las 206ª y 213ª Divisiones de Costa, además de las 18ª y 19ª Brigadas de Costa; mientras que de manera independiente actuaron las guarniciones de la Marina Real Italiana (Regia Marina) de Augusta-Siracusa, Trapani y Messina-Reggio Calabria. Por su parte el Ejército Alemán contaba con el XIV Cuerpo Panzer formado por la 1ª División Aerotransportada y la 29ª División Panzergrenadier, dejando en reserva a la 15ª División Panzergrenadier y la División Panzer “Hermann Goering” de la Luftwaffe.

Protegiendo Sicilia el Eje contaba con 290.000 defensores (175.000 combatientes de línea y 115.000 auxiliares) entre los que había 230.000 italianos (130.000 combatientes de línea y 100.000 auxiliares) y 60.000 alemanes (45.000 combatientes de línea y 15.000 auxiliares). Su material era escaso con únicamente 265 tanques (165 alemanes y 100 italianos) y 1.400 aviones (238 en Sicilia y el resto en bases de la Península Italiana).

Ejército Ítalo-Alemán:
VI Ejército Italiano
·XII Cuerpo
-26ª División de Montaña “Assietta”
-28ª División de Infantería “Aosta”
-202ª División de Costa
-207ª División de Costa
-208ª División de Costa
·XVI Cuerpo
-4ª División de Montaña “Livorno”
-54ª División Blindada “Napoli”
-206ª División de Costa
-213ª División de Costa
-18ª Brigada de Costa
-19ª Brigada de Costa
·Guarniciones de la Marina Real Italiana
-Guarnición de Augusta-Siracusa
-Guarnición de Trapani
-Guarnición de Messina-Reggio Calabria
Ejército Alemán
·XIV Cuerpo Panzer
-1ª División Aerotransportada
-29ª División Panzergrenadier
·Reserva
-15ª División Panzergrenadier
-División Panzer “Hermann Goering”

Operación Husky

A las 18:00 horas de la tarde del 9 de Julio de 1943, comenzó el preludio de la “Operación Husky” con un fortísimo bombardeo de aviones sobre las ciudades de Siracusa, Catania, Caltanisetta y Palazzolo Acreide que dejaron montones de civiles muertos. Una hora después, sobre las 19:00, los aviones de reconocimiento italianos avistaron a la flota de invasión procedente de Túnez sobre el Mar Mediterráneo. Curiosamente en aquellos instantes tuvo lugar la primera víctima mortal de la “Operación Husky”, exactamente un un soldado inglés que murió a causa de un mareo a bordo de su embarcación.



Por la noche del 9 de Julio y durante la madrugada del 10, las fuerzas paracaidistas procedentes de Túnez de la 1ª División Aerotransportada Británica comenzaron a saltar entre Catania y Siracusa, mientras que la 82ª División Aerotransportada Estadounidense lo hizo por detrás de Gela. No obstante el asalto fue un completo fracaso debido a la falta de experiencia de los paracaidistas, a la escasa luz de la Luna esa noche y a un viento lateral que movía mucho a los aviones. En el caso de los 144 planeadores Horsa de la 1ª División Aerotransportada Británica únicamente 12 aterrizaron en el lugar correcto, otros 54 tomaron tierra en sitios equivocados dentro del territorio enemigo y 71 fueron destruidos al estrellarse contra el mar, muriendo en estos últimos la mayor parte de los soldados. Curiosamente hubo un Horsa que llegó a nado a una playa porque la tripulación utilizó su planeador como un barco con el que remaron hacia la costa. Los paracaidistas de la 82ª División Aerotransportada tampoco lo pasaron mejor porque saltaron descontroladamente y cayeron dispersos sobre el sur de Sicilia, siendo cientos de ellos capturados por las patrullas italianas. Debido a la situación tan mala de los paracaidistas en territorio enemigo, lo único que pudieron hacer fue dañar los tendidos telefónicos y esconderse para no ser atrapados. Los únicos asaltantes que tuvieron algún éxito fueron los comandos de un planeador británico que aterrizó junto a Anapo, en donde lograron hacerse con el Puente Grande, vital para enlazar el sur de la isla con Siracusa, infraestructura que defendieron victoriosamente de varios contraataques italianos muy sangrientos.



Sobre las 2:45 de la noche del 10 de Julio de 1943, centenares de lanchas cargadas de tropas americanas, británicas y canadienses empezaron a acercarse a las costas de Sicilia. Muchas lo hicieron con retraso, ya que el fuerte viento que azotaba los transportes y las olas que chocaban contra sus cascos hacían muy difícil la maniobra de aproximación de las lanchas a las redes de descenso para los soldados. Las baterías costeras italianas en seguida abrieron fuego contra la oleada de invasión, hundiendo numerosas embarcaciones en el recorrido. Desde el mar, los destructores y cruceros de inmediato respondieron fuego de contrabatería destruyendo algunos cañones italianos, aunque no acallando a la mayoría que continuaron lanzando mortales proyectiles. También sobre el cielo aparecieron aviones alemanes e italianos que arremetieron contra los navíos enemigos. Un escuadrón de bombarderos en picado Stukas italianos hundieron al destructor estadounidense USS Maddox al que provocaron 202 muertos. Casi al mismo tiempo el dragaminas USS Sentinel, poco después de abatir a dos aviones Messerschmitt Bf 210 alemanes con sus ametralladoras, fue alcanzado por las bombas y hundido.



Justo a las 4:30 horas de la madrugada la primera oleada comenzó el desembarco. Todo salió mal desde el principio, pues antes de llegar a la playas, muchas lanchas quedaron encalladas en los escollos y bancos de arena, mientras que otras fueron sometidas a las ráfagas de ametralladoras en cuanto las rampas se abrieron sobre la arena. Cuantiosos soldados aliados fueron acribillados nada más salir de las embarcaciones y correr por la playa, quedando desorganizados la inmensa mayoría a lo largo de kilómetros de costa. Los americanos se llevaron la peor parte, ya que la 1ª División de Infantería “Big Red One” quedó clavada en la misma playa bajo un intenso fuego italiano de morteros y cañones que provocó a los estadounidenses numerosas bajas, por lo menos hasta que un crucero desde el mar destruyó las posiciones enemigas y pudieron avanzar hacia las calles de la misma ciudad de Gela, donde de nuevo quedaron frenados ante la férrea resistencia de las tropas italianas que se ocultaban entre los escombros. Por otro lado la 45ª División de Infantería desembarcó en Licata encontrando fuerte oposición italiana y encajando numerosas bajas, aunque finalmente pudo proseguir hacia el interior. Los británicos y canadienses que desembarcaron en la zona oriental más allá del Cabo Pachino tuvieron más suerte porque la resistencia de los italianos en las playas fue mínima, a excepción de los sectores asignados a la 5ª División de Infantería y a la 51ª División Escocesa “Highland”, franja de terreno en la que tuvieron que abrirse paso a tiros. Por fin a las 10:00 horas de la mañana, tras más de seis horas de intensos combates, los Aliados ya habían asegurado todas las cabezas de playa previstas de la siguiente manera: los estadounidenses profundizaron 15 kilómetros hacia el interior conquistando las ciudades de Gela, Licata, Santa Croce Camerina, el Puente Dirillo y el nudo de comunicaciones de Piano Lupo; mientras que los anglo-canadienses se hicieron con el control del aeródromo en el Cabo Pachino y entraron en las ciudades de Cassibile, Casanuova, Avola y Noto.

Batalla de Gela

Nada más conocer los puntos reales del desembarco aliado, Guzzoni reaccionó iniciando un contraataque inmediato al enviar a la 4ª División de Montaña “Livorno” y la División Panzer “Hermann Goering” hacia Gela, a las 26ª División de Montaña “Assieta” y 15ª División Panzergrenadier hacia Licata y Canicatti y a la 54ª División Blindada “Napoli” a Siracusa. No obstante la fuerza aérea aliada localizó a las columnas de contraataque del Eje y mermó notablemente su capacidad antes de que actuaran.



Gela centró la atención de todas las operaciones el 11 de Julio, cuando Guzzoni lanzó un ataque en pinza al oeste de la ciudad defendida por la 1ª División de Infantería “Big Red One” con los italianos de la 4ª División de Montaña“Livorno” y desde el este con la División Panzer “Hermann Goering” acompañada de algunos tanques pesados Tiger. El resto se presentaba difícil para la “Big Red One”, pero los americanos tuvieron la iniciativa desde el principio porque en primer lugar se centraron en repeler a los más débiles italianos. Para ello se adelantaron a sus enemigos con la toma del aeródromo cerca de Ponte Olivo, posición fácilmente defendible desde la que resistieron los asaltos de las tropas italianas gracias a los proyectiles de gran calibre de 152 milímetros que lanzó el crucero USS Savannah, arma que asustó a los italianos y los puso en retirada. Más complicado lo tuvieron los estadounidenses con la División Panzer “Hermann Goering” al disponer únicamente de inútiles bazookas para perforar la coraza de los Tiger. Inevitablemente los norteamericanos se replegaron hacia el sector Piano Lupo, una línea fortificada en la que aguantaron lo suficiente porque de improviso unidades paracaidistas de retaguardia procedentes de Vittoria distrajeron en un tiroteo a la infantería alemana cerca del Puente Dirillo. A pesar de todo los alemanes entraron en las calles de Gela y barrieron a los estadounidenses en la periferia después de situarse a únicamente 2 kilómetros de las playas, lugar desde donde cañonearon la costa hundiendo a varias barcazas de desembarco y pulverizando a tanques y material descargados sobre la arena. Pero a las 14: 00 horas aparecieron frente a las playas los cruceros USS Savannah, USS Boise y HMS Abercrombie, que junto a los destructores USS Shubrick, USS Jeffres, USS Butler y USS Glennon, comenzaron a bombardear fuertemente con sus cañones a los alemanes en Gela, lográndoles destruir un tercio de sus tanques en la ciudad. Según los observadores, el crucero USS Boise llegó a eliminar la cifra de 13 tanques enemigos. Rápidamente 40 aviones alemanes intervinieron en el mar, aunque sólo lograron hundir al carguero SS Robert Rowan tras ser alcanzado por una bomba en el depósito de munición que lo hizo estallar en una espectacular explosión vista desde una buena parte de la isla. Incapaces de enfrentarse a las baterías de los barcos, los alemanes iniciaron la retirada a las 19:00 horas de la tarde, refugiándose los tanques en Niscemi y la infantería en Caltagirone.



Simultáneamente a lo sucedido en Gela, la 26ª División de Montaña “Assieta” y 15ª División Panzergrenadier realizaron una operación similar contra la 45ª División de Infantería Estadounidense estacionada en Licata, la cual fácilmente pudo desbaratar el contraataque germano-italiano con la ayuda de las baterías navales de cruceros y destructores. Los británicos sin ningún problema también repelieron a la 54ª División Blindada “Napoli” que les atacó, haciéndose además durante el trayecto con la localidad de Palazzolo.



Al final de aquel día 11 ocurrió una terrible tragedia en el bando norteamericano que pudo haberse evitado de no ser por una negligencia de los mandos. Todo ocurrió cuando el general Patton en Gela solicitó que desde el Norte de África le enviasen refuerzos paracaidistas de la 82ª División Aerotransportada para fortalecer el frente de los contraataques ítalo-germanos. La petición fue escuchada y desde Túnez despegaron 144 aviones de transporte C-47 Dakota con 2.000 paracaidistas a bordo del 504º Regimiento. El viaje transcurrió con normalidad hasta que los aparatos empezaron a pasar por encima de la flota de invasión estadounidense a 250 metros de altitud que por aquel entonces se encontraba anclada frente a las costas de Sicilia. Sorprendentemente nadie había avisado a los barcos sobre la presencia de los transportes que estaban sobrevolándoles y erróneamente creyeron que se trataba de aviones enemigos. De repente toda la flota abrió fuego con centenares de cañones antiaéreos y baterías contra sus propios aparatos. Estupefactos los pilotos de los C-47 Dakota, intentaron maniobrar entre los disparos y explosiones de manera inútil porque un buen número de aparatos fueron alcanzados y cayeron ardiendo al mar con toda la tripulación. Un total de 23 aviones C-47 Dakota fueron derribados por fuego amigo con la escalofriante cifra de 547 bajas, entre estas 164 muertos y 383 heridos. Por si fuera poco el resto de aviones fueron dispersados por los fogonazos navales y sólo 400 paracaidistas aterrizaron en su objetivo situado entre Gela y Farello. Fue un desastre militar colosal y una desgracia humana absoluta.

Caída de Augusta y Siracusa



Uno de los sucesos más sorprendentes de la campaña de Sicilia fue la caída del complejo defensivo Augusta-Siracusa, una línea costera considerada por los Aliados como el bastión más dignamente fortificado de la isla y el que ofrecería más resistencia. No obstante su captura significó algo totalmente fuera de lugar. Ya 48 horas antes, justo cuando se produjo la invasión de Sicilia, el almirante Priamo Leonardi, encargado de la defensa de este sector, ordenó la colocación de explosivos en las principales baterías y cañones, además de trasladar el puesto de mando a Melilli, uno de los pueblos del interior. Para el 12 de Julio los 400 alemanes que defendían Augusta fueron los primeros en cursar la orden de evacuación y salir de la ciudad. Poco después los miles de soldados, marineros y aviadores italianos les siguieron tranquila y ordenadamente en dirección hacia Catania, colapsando la carretera y encontrándose con puestos de control, cuyos centinelas miraban incrédulos a los defensores de la poderosa guarnición como huían de sus puestos sin ni siquiera haber pegado un sólo tiro. Todo el mundo abandonó inexplicablemente Augusta y Siracusa tras destruir los defensores con explosivos sus propias baterías ante la pasmosidad del general Guzzoni, incluso hubo oficiales italianos que abandonaron a sus hombres con tal de esconderse en pueblos cercanos. Fue la cobardía más absoluta. Sobre las 1😇5 del 12 de Julio el destructor inglés HMS Exmoor y el griego libre Kanaris entraron en la Bahía de Augusta sin encontrar a nadie, aunque por seguridad se retiraron después de recibir algunos disparos procedentes del Monte Taura efectuados por parte de la diminuta milicia fascista local. Al día siguiente, el 13 de Julio, las tropas del VIII Ejército de Montgomery conquistaron Augusta y Siracusa sin encontrar oposición ni encajar una sola baja.



Mientras tanto aquel 13 de Julio las cosas también mejoraron notablemente en la zona americana. Gela estaba ya casi fuera de peligro y los estadounidenses pudieron ampliar su cabeza de playa tras hacerse con los aeródromos de Comiso, Biscari y Ponte Olivo. También durante ese tiempo se sumó a la lucha la recién desembarcada 3ª División de Infantería que ayudó en el avance hacia Caltagirone y Valguarnera.

Batalla de Catania

Ante la rendición tan deshonrosa de Augusta y Siracusa, Guzzoni decidió arreglar el caos que había significado su capitulación planteando una nueva línea defensiva. La zona elegida fue el área de Catania a lo largo de Santo Stefano di Camastra, Nicosia, Leonforte y la misma Catania ciudad. Las fuerzas de protección seleccionadas fueron la División Panzer “Hermann Goering”, la 4ª División de Montaña “Livorno”, la 54ª División Blindada “Napoli” y diversas unidades costeras italianas.



Tras la inesperada caída de Augusta y Siracusa los planes aliados fueron modificados respecto a los originales. La novedad fue que el VII Ejército Estadounidense de Patton ejerciese de colchón en el ala izquierda del VIII Ejército Británico de Montogomery, para que éste desde la zona de Catania pudiese avanzar hacia Messina y cerrar el estrecho brazo de mar. Por supuesto a Patton no le hizo gracia la misión de convertirse en el “saco de boxeo” de Montgomery. Patton era un general inquieto, agresivo y arrojadizo, mientras que Montgomery un clásico inglés refinado, precavido en extremo y carente de iniciativa. La actitud de Montgomery en más de una ocasión sacaría a Patton de quicio, lo que llevaría a este a tomar sus propias decisiones sin escuchar a los mandos que preferían los métodos del primero. Sin duda alguna Patton y Montgomery eran dos generales destinados a llevarse mal y eso repercutiría decisivamente en el curso de las operaciones.

Otra de los graves casos de fuego amigo para los Aliados que tuvo lugar durante la “Operación Husky” antes de empezar la Batalla de Catania, ocurrió la noche del 13 al 14 de Abril, aunque en esta ocasión fueron los británicos de la 1ª División Aerotransportada las víctimas. La tragedia sucedió cuando 126 aviones C-47 Dakota y 19 planeadores Horsa remolcados por bombarderos Halifax y Albemarle volaron hacia Sicilia para tomar los Puentes de Primosele y Lentini en Catania. Pero otra vez, cuando los aviones pasaron por encima de la flota, que justo unas horas antes había recibido un ataque aéreo alemán, los marineros comenzaron a disparar contra sus propios aparatos. El error terminó con el derribo de 14 aviones, entre ellos 10 C-47 Dakota, 3 Albermale y 1 Halifax. Por si fuera poco 19 transportes regresaron a sus bases sin lanzar a los paracaidistas y otros 27 perdieron la orientación dispersados por los proyectiles. Únicamente 39 aviones soltaron a sus paracaidistas entre 2 y 3 kilómetros de los puentes, lo que significó un fracaso total de la misión.



Sobre las 2:15 horas los paracaidistas británicos caídos en retaguardia se hicieron fácilmente con los dos Puentes de Primosele y Lentini, ambos sobre el Río Simeto a 12 kilómetros de las líneas de avance del VIII Ejército. Pero la acción sólo se cumplimentó en parte porque los alemanes contraatacaron contra el Puente Lentini y expulsaron a los británicos sin muchas dificultades. No mucho tiempo después se produjo otro contraataque alemán contra el Puente Primosele defendido por 500 paracaidistas, 250 de ellos con 3 cañones antitanque en la infraestructura y otros 250 en una colina cercana, pero tampoco pudieron resistir a los germanos y hubieron de retirarse superados. Durante la huida los británicos intentaron unirse a la 4ª Brigada Blindada y la 50ª División de Infantería a 12 kilómetros de distancia, pero estas habían quedado detenidas por un ataque de milicias “Arditi” italianos. Incapaces de enlazar con sus unidades, los paracaidistas se colocaron entre dos fuegos, una situación peligrosa que se prolongó casi 48 horas. Por fin el 16 de Julio la 4ª División Blindada y la 50ª División de Infantería pudieron proseguir el avance y unirse a los paracaidistas. Reunidas las fuerzas, los británicos reanudaron el avance y pudieron reconquistar el Puente Primosele, aunque fallaron respecto al Puente Lentini porque otra vez resultaron detenidos.



Mediados de Julio fue una fecha que trajo el estancamiento total del VIII Ejército Británico en el sector de Catania fuertemente defendido por las formaciones del Eje. Los únicos avances de carácter muy limitado lo consiguieron la 51ª División Escocesa “Highland” al cruzar el Río Dittaino, la 1ª División Canadiense al tomar Piazza Armenina y la 231ª Brigada de Infantería al aproximarse a Ragusa, aunque al final esta última fue repelida por la 4ª División de Montaña “Livorno”. Pero contra la línea en el Volcán Etna los británicos se estrellaron en infinidad de ocasiones sin poder pasar un solo metro. Fue entonces cuando Montgomery probó cruzar la alta montaña partiendo de Leonforte en dos alas que rodearían el volcán por Troina y Randazzo. Pero la ofensiva también fracasó, ya que el ataque de la 50ª División de Infantería siguiendo el curso del Río Simeto fue rechazado entre el 17 y 18 de Julio, la 5ª División de Infantería falló el asalto contra Misterbianco el 19 y la 51ª División Escocesa “Highland” fue expulsada del Río Dittaino junto a la 1ª División Canadiense que se retiró hacia Adrano el día 20.

Patton ataca Palermo

Incapaz el VIII Ejército Británico de proseguir el avance después de la gran cantidad de bajas sufridas, los ingleses de manera humillante tuvieron que solicitar ayuda al VII Ejército Estadounidense. Inmediatamente el general Patton organizó una estrategia alternativa consistente en invadir toda la parte occidental de Sicilia hasta Palermo, para luego converger por el norte hacia Messina y rodear desde la retaguardia las posiciones del Eje en el Volcán Etna y Catania. Para ello hizo venir de la reserva al Cuerpo Provisional compuesto por la 3ª División de Infantería, la 82ª División Aerotransportada y el 4º Tabor Marroquí de la Francia Libre.



La ofensiva de Patton empezó de manera arrolladora apoyado por fuertes concentraciones de artillería, aviación y tanques. Las primeras localidades en caer fueron Porto Empedocle y Caltanisseta. Sobre Agrigento la dificultad fue mayor porque los americanos se enfrentaron a las tropas de élite “Bersaglieri” italianas del coronel Fabrizio Storti que les rechazaron en varias ocasiones con importantes bajas, hasta que finalmente tras una heroica resistencia terminaron por rendirse. Reanudado el avance estadounidense las fuerzas de Patton a partir del 20 de Julio tomaron Enna, Santa Caterina y Petralia tras recorrer prácticamente toda la isla de punta a punta hasta cortar el día 22 la carretera de Termini Imerese.

Por fin el 22 de Julio el VII Ejército Estadounidense con Patton a la cabeza y sin encontrar apenas oposición conquistó el puerto de Palermo. La guarnición italiana se rindió al completo o huyó sin ofrecer casi resistencia. De manera sorprendente los estadounidenses fueron recibidos jubilosamente por la población civil que en algunos casos llegaron a arrojarles flores al paso de los carros, a lo que las tripulaciones respondieron lanzando tabletas de chocolate, chicles y cigarrillos. La razón de tal recibimiento fue que muchos de los soldados estadounidenses eran ítalo-americanos de origen siciliano que se sentían como en su propia casa.



Una de las principales consecuencias de la pérdida de Palermo fue el golpe psicológico que causó políticamente en Italia y en especial a las instituciones fascistas. Benito Mussolini fue depuesto por el Gran Consejo Fascista el 24 de Julio de 1943 y al día siguiente, el 25, arrestado por el Rey Víctor Manuel III. Acto seguido el monarca organizó un golpe de Estado que provocó la caída del fascismo y la instauración de una administración político-militar de carácter provisional dirigida por el mariscal Pietro Badoglio. No obstante el Gobierno de Badoglio, aunque inició conversaciones de paz con los Aliados en secreto, declaró que la guerra continuaba y por tanto la batalla por Sicilia también.

Batalla de Troina

Con la caída del fascismo en Italia, las tropas italianas que defendían Sicilia empezaron a flaquear, aunque eso no significó que dejaran de combatir. A pesar de todo la desmoralización italiana se notó cuando se reanudaron las operaciones británicas en Catania contra el Volcán Etna. Por ejemplo la misma noche del 25 de Julio se tomó la ciudad de Cefalú y en los días posteriores Castelbuono y Leonforte. Por otro lado los canadienses se hicieron con Agira el 28 y al caer la noche los británicos de la 78ª División de Infantería se apoderaron de Catenanuova. El último avance no se realizó hasta el 3 de Agosto con la captura de Centuripe, antes de que la resistencia germano-italiana volviese a paralizar las operaciones del VIII Ejército Británico.

Patton mientras tanto había reanudado la marcha desde Palermo por la costa septentrional de Sicilia en dirección Messina. El VII Ejército Estadounidense se encontraba en unas condiciones muy favorables porque no estaba tan desgastado como los británicos y el puerto de Palermo, abierto al tráfico naval recientemente, empezó a recibir suministros y refuerzos como los hombres de la 9ª División de Infantería traída de la reserva. Los americanos avanzaron como rayos y el 3 de Agosto conquistaron Santo Stefano, una localidad próxima a Troina.



Troina se convirtió en la batalla más sangrienta para Estados Unidos durante toda la campaña por Sicilia. Desde que comenzaron las operaciones por esta ciudad los estadounidenses fueron rechazados por los defensores alemanes muy bien atrincherados de la 29ª División Panzergrenadier. El general Omar Bradley, quién en esos instantes se encontraba frente a la posición enemiga, ordenó el bombardeo masivo de Troina el 4 de Agosto. Los cañones pesados estadounidenses de 18 batallones de artillería martillearon intensamente Troina y dos oleadas que sumaron los 72 cazas armados con bombas soltaron sus bombas sobre la ciudad. Troina fue reducida a polvo y escombros con numerosos habitantes italianos muertos. Cuando se produjo el ataque por tierra los americanos descubrieron que las ruinas de la ciudad todavía ofrecían mejor cobertura a los alemanes que de nuevo los rechazaron con fuertes bajas. Al día siguiente, el 5, los americanos otra vez reanudaron el bombardeo contra Troina apenas sin alcanzar a los alemanes, aunque para su desgracia tres aviones P-51 Mustang sí acertaron por error con sus bombas al cuartel general estadounidense que destruyeron al completo. Como de costumbre todos los asaltos norteamericanos fueron rechazados por los alemanes con elevadas pérdidas.

Todo parecía complicarse para los americanos, pero por suerte para ellos el 6 de Agosto, Patton fue quién salvó la situación en Troina. Gracias al arrojadizo general que con sus vanguardias de la 9ª División de Infantería pudo conquistar la localidad de Cesarò y asegurar Sant’ Agata con el desembarco anfibio de un pequeño destacamento en la costa, la situación alemana en Troina peligró ante la amenaza de verse la guarnición rodeada por los flancos. Por este motivo, los alemanes ordenadamente abandonaron Troina y se replegaron hacia Messina. Acto seguido, los estadounidense con Omar Bradley a la cabeza entraron en la ciudad.



Una de las víctimas que se cobró la Batalla de Troina fue al mismo general Patton, aunque no físicamente, sino militarmente. Esto sucedió cuando Patton visitó uno de los hospitales a las afueras de Troina que albergaba a más de 350 heridos durante la batalla, lugar en el que contempló orgulloso como aquellos soldados soportaban el dolor de las heridas más terribles. Sin embargo, justo antes de marcharse, encontró a un chico sano sentado sobre una caja al que fue a preguntar. La conversación se desarrolló de la siguiente manera: “¿qué te sucede muchacho?” (Patton); “nada, sólo que no lo soporto” (chico); “¿el qué no soportas?” (Patton); “no soporto que nadie me dispare” (chico); ¿quieres decir que estás aquí para evitar cumplir con tu deber?” (Patton). Entonces el muchacho se echó a llorar y Patton furioso por su reacción le gritó, le calificó de cobarde delante de todo el mundo y le abofeteó con su guante. La regañina de Patton surgió efecto porque inmediatamente el chico salió del hospital, regresó a su sección y se puso a combatir ya sin miedo. No obstante el suceso se filtró a la prensa y la opinión pública quedó escandalizada al creer que los mandos pegaban a sus soldados, una idea por supuesto exagerada, pero que le pasó factura al general Patton al ser inhabilitado del mando durante un año, aunque por lo menos se le permitió concluir la campaña de Sicilia, gesta que realizaría brillantemente.

Evacuación de Messina

ficialmente el 26 de Julio de 1943, tanto Guzzoni como Kesselring decretaron la evacuación de toda Sicilia a través del puerto de Messina. Lo cierto era que en el caso de los italianos, muchos preferían rendirse a los Aliados con tal de no combatir nunca más. Los alemanes por otro lado, ya cansados de hacer el trabajo de unos italianos que evitaban luchar, decidieron imitarles y abandonaron su deber en la defensa de Nicosia el día 27 para marcharse a otra ciudad ante la estupefacción de Guzzoni.

Poco a poco el frente se fue desestancando para los Aliados en todos los sectores. El 8 de Agosto las fuerzas de Patton conquistaron San Fratello y las de Montgomery las localidades de Bronte, Riposto y Floresta. Pero una vez más las fuerzas británicas quedaron detenidas en la carretera de la costa debido a que los alemanes de la División Panzer “Hermann Goering” la minaron y volaron grandes cantidades de roca que bloquearon el camino, lo que obligó a los ingleses a traer desde Inglaterra a unos especialistas canadienses en excavación de galerías. Los únicos que no encontraban oposición en su camino hacia Messina eran los norteamericanos que con la 9ª División de Infantería tomaron Randazzo y con la 3ª División de Infantería las ciudades de Brolo y Falcone tras poner en retirada a la 29ª División Panzergrenadier.



A kilómetros del frente, los ítalo-germanos en el Estrecho de Messina habían comenzado la evacuación mediante navíos y embarcaciones de grandes cantidades de tropas y material hacia la Italia continental, en concreto al cercano puerto de Calabria. Sorprendentemente este fue uno de los mayores errores anglo-americanos de la campaña porque permitieron a sus enemigos escapar sin apenas ser molestados. Las razones fueron que a pesar de tener superioridad naval, los Aliados pensaban que el fuego cruzado de las baterías navales de Messina y Calabria hundirían a todos sus buques, lo mismo que si atacaban desde aviones los puertos fuertemente defendidos por la artillería antiaérea. Por dicho motivo se reservó a los barcos y aviones a otro tipo de operaciones como apoyar a las fuerzas de tierra, permitiendo de esta manera a las tropas germano-italianas cruzar a Italia sin ningún problema. Las únicas unidades destinadas al Estrecho de Messina fueron pequeñas lanchas torpederas, aunque sus incursiones resultaron un fracaso porque hundidas dos de estas, las HMS MTB-288 y HMS MTB-316, junto al cañonero HMS MGB-641, a manos de los aviones enemigos y las baterías costeras italianas instaladas en Calabria. La operación fue completada con éxito porque fueron evacuados un total de 102.000 soldados del Eje, entre los que había 62.000 italianos y 39.569 alemanes, estos últimos con un material 47 tanques, 94 cañones y 17.000 toneladas de munición.

Cuando ya prácticamente todas las fuerzas del Eje habían abandonado Sicilia, los soldados que se habían quedado en primera línea ralentizando el avance anglo-americano tuvieron que rendirse, la mayoría de ellos prisioneros italianos. Todos fueron dignamente tratados a excepción de un trágico incidente sucedido tras la captura del aeródromo de la ciudad de Biscari el 14 de Julio de 1943. Allí los soldados estadounidenses de la 1ª División de Infantería “Big Red One”, tras desarmar a los defensores del Eje, ejecutaron salvajemente mediante fusilamiento a un total de 73 prisioneros, de los que 71 eran italianos y 2 alemanes. Este incidente provocó las iras de muchos mandos justo en el momento en que Washington negociaba con Roma una salida negociada de la guerra, algo que podía entorpecer sin duda el diálogo. Por suerte Patton consiguió que se llevara al responsable de la masacre a juicio, el capitán John Compton, aunque nunca pudo juzgársele porque antes de pisar del banquillo murió a causa de una acción bélica en el frente.



Finalmente el 16 de Agosto de 1943, el VII Ejército Estadounidense entró desde el oeste por Messina y en escasos minutos la ciudad portuaria cayó sin apenas pegar un tiro. Patton organizó un desfile triunfal en Messina y justo unas horas después lo hizo Montgomery, muy frustrado este último por haber perdido la carrera contra el carismático general americano que saboreaba la victoria. Aquellos fueron los últimos polémicos compases de la batalla por Sicilia después de 39 días de combates.

Resultado

Sicilia fue una batalla muy polémica, tanto en su desarrollo como en el resultado final. Por un lado los Aliados consiguieron una victoria completa porque en el ámbito táctico pudieron conquistar la isla y en el político provocaron la caída del fascismo. No obstante tardaron mucho más de lo previsto, casi un mes y medio, a costa de unas bajas elevadísimas y por si fuera poco no consiguieron evitar el reembarque de la mayor parte de las fuerzas alemanas que se retiraron hacia Italia casi intactas.

Los Aliados cosecharon 31.158 bajas con casi 5.837 muertos, 3.330 prisioneros y 22.000 heridos. Respecto a las bajas mortales Estados Unidos tuvo 2.811, Gran Bretaña 2.376 y Canadá 562. Materialmente fueron hundidos en el mar 6 barcos (1 destructor, 1 dragaminas, 1 cañonero, 2 lanchas torpederas y 1 carguero) y en el aire 108 aviones de transporte destruidos.

El Eje encajó 177.216 bajas entre 9.003 muertos, 46.000 heridos y 122.213 prisioneros. Separando a los dos contendientes Italia tuvo 4.325 muertos, 32.500 heridos y 116.681 prisioneros; mientras que Alemania 4.678 muertos, 13.500 heridos y 5.532 prisioneros.

Terminada la campaña de Sicilia, a los Aliados todavía les quedaba un largo camino por delante. Aquella fue la primera gran batalla de la lucha por Italia, pero todavía quedaban muchas otras. Pocos eran capaces de imaginarlo en aquel momento, pero la campaña por la nación italiana se prolongaría dos años más durante todo el resto de la Segunda Guerra Mundial hasta 1945. Una aventura que como ya había presagiado Sicilia, terminó en un auténtico baño de sangre por ambos bandos.