EL ARCA DE NOE

Day 2,438, 11:47 Published in Argentina Romania by A R C A N G E L

He visto a Noé como un anciano de infantil aspecto, cubierto de vestidura blanca y larga, trabajando en una huerta de árboles frutales. Podaba los árboles con un cuchillo retorcido, de piedra. Acercase como una nube junto a él y apareció en ella la imagen de un hombre. Noé hincó las rodillas delante de la aparición, y entendí que Dios le dijo que quería destruir a la humanidad, y que Noé debía construir un arca. Noé se puso muy triste por ello y lo he visto pidiendo perdón y misericordia.
Noé no empezó de inmediato su trabajo y por dos veces más se le apareció el Señor mandándole empezar la construcción. De no hacerla sería envuelto él mismo en la destrucción general. Lo vi luego salir del país e irse con su familia hacia la comarca donde más tarde vivió Zoroastro (la estrella brillante). Vivía por entonces en una región más alta, boscosa y más solitaria, con mucha gente que había emigrado con él, en tiendas de campaña.
Tenía allí un altar delante del cual ofrecía sacrificios. Noé y su familia no edificaban casas de material, porque creían ya en el anuncio de Dios del diluvio. Los pueblos descreídos de los alrededores, en cambio, tenían caseríos de material, defensas de piedras, gruesas murallas y toda clase de edificaciones para defenderse de las amenazas divinas. Reinaba entonces un espantoso desorden sobre la tierra.



Los hombres se habían entregado a todos los desórdenes, aun a los más innaturales. Cada uno robaba lo que podía. Invadían las heredades, casas y campos para destruirlos y talarlos, y robaban mujeres y vírgenes para satisfacer sus viciosas costumbres. También los descendientes de Noé, a medida que aumentaban y se alejaban de él, se pervertían y causaban muchos disgustos depredando sus heredades y entregándose a los vicios. Los hombres de entonces no eran viciosos por ignorancia, o porque fueran salvajes, o poco civilizados; estaban provistos de todo lo necesario, vivían cómodamente y había bienestar general: eran malos por corrupción y por impiedad.

Ejercían la más abyecta idolatría: cada uno se fabricaba un ídolo de lo que le parecía y le prestaba adoración. Intentaban, con artes diabólicas, pervertir también a los hijos de Noé. Mosoc, un hijo de Jafet y nieto de Noé, fue seducido y cayó víctima de la seducción. Mientras trabajaba en el campo, bebió del jugo de una planta y quedó embriagado. No era vino lo que tomaban, sino el jugo de una planta que llevaban consigo en pequeños recipientes, para beber en el trabajo.
He visto que también mascaban las hojas y el fruto de esa planta. Mosoc fue así padre de un niño, al cual se le llamó Hom. Cuando nació el niño, pidió Mosoc a su hermano Tubal que se hiciera cargo del niño para ocultar su vergüenza, y Tubal accedió. El niño Hom fue colocado por su madre delante de la tienda de campaña de Tubal, poniéndole al lado un brote de la planta mucosa llamada Hom, con lo cual, según la costumbre, creía asegurarse los derechos a la herencia.

Pero el tiempo del diluvio estaba próximo y terminaban así las insidias de estas mujeres. Tubal tomó para sí al niño y lo hizo criar en su casa sin delatar su origen. Así se explica que el niño llegó a entrar también en el arca de Noé. Tubal le dio el nombre de la planta Hom, porque era lo único que encontró junto al niño.
El infante no fue nutrido con leche, sino con el jugo de esa planta. Esa planta crece hasta la altura de un hombre; cuando, en cambio, se arrastra, da renuevos con puntas blandas como el espárrago; la parte inferior es más dura. Sirve como alimento y sustitución de la leche. Crece de un tubérculo y sobre tierra se le forma una corona de pocas hojas oscuras. Su tronco se vuelve bastante grueso y su médula se convierte en harina, que sirve cocida o frita, o para extender sobre manjares.
Donde crece esta planta se ven extensiones muy grandes. He visto que esta planta entró en el arca de Noé. ranscurrió un tiempo notable en la construcción del arca, hasta que estuvo terminada. Noé empleó largos años en fabricarla. Por tres veces fue amonestado por Dios. Tomaba obreros y ayudantes; luego dejaba la obra, pensando que Dios había de perdonar, y demoraba su tares hasta que finalmente la llevó a feliz término.

He visto que en la fabricación del arca, como en la cruz de Cristo, se usaron diversas clases de maderas: palmeras, olivos, cedros y cipreses. Talaban y preparaban la madera en el mismo lugar. Noé llevaba troncos sobre sus hombros al lugar del trabajo, y me recordaba a Jesús llevando su cruz a cuestas.
El lugar de la fabricación era una colinita rodeada de llanos. He visto como ponían los fundamentos del arca. El arca era por atrás redonda, el fondo hueco como una artesa, y embreada. Tenía dos pisos; los montantes estaban dispuestos uno sobre otro. Estaban huecos y no eran troncos de árboles redondos; eran a lo largo, en la intersección, redondos y tenían en el interior una médula blanca que se unía en el medio. Los troncos tenían estrías y las grandes hojas nacían en torno del tronco sin ramas.

He visto como hacían saltar afuera la médula con un instrumento. Las maderas de los árboles las cortaban en tablas delgadas. Cuando terminó Noé de llevar y ordenar todo lo necesario, comenzaron a edificar el arca. La base estaba ya puesta y embreada; las primeras hileras de postes, colocados; fueron tapados con pez todos los huecos que se hacían durante el trabajo. Sobre este primer piso se colocó el segundo, y sobre él una hilera de postes para el tercer compartimiento y el techo. Las ranuras y los intersticios entre los postes y las maderas eran cubiertos con maderas delgadas de color oscuro y amarillo con fibras entretejidas, y las aberturas, aún las más pequeñas, tapadas con algodón y con un musgo blanquizco que abundaba en ciertos árboles.

Todo el exterior y el interior fue cubierto con una capa de pez y betún. La techumbre era redonda. En el medio, de un lado y a media altura, estaba la puerta, y a ambos lados, dos ventanas. En mitad de la techumbre había una abertura cuadrada. Cuando estuvo terminada y pintada con esa materia lustrosa, brillaba como un espejo a los rayos del sol. Mucho tiempo trabajó aún Noé solo en el interior del arca, haciendo los compartimientos para los animales. Los animales estaban separados unos de otros según sus clases, y había dos caminos en el medio del arca. En la parte posterior y redonda del arca había un altar de madera, cuya mesa formaba un semicírculo.

Había también un lugar aparte, en torno del altar, con lienzos y tapetes. Delante del altar se veía un brasero con fuego y carbones, que era como el hogar. A derecha e izquierda había separaciones para las moradas y habitaciones. Tenían toda clase de enseres y cajas adentro, y muchas semillas y plantas, que colocaban en tierra, junto a las paredes del arca, que aparecía así toda verde por la multitud de plantas. He visto que también llevaban adentro vides con racimos amarillos de un codo de largo. No es para expresar cuanto sufrió Noé en la fabricación del arca por la malicia y la obstinación de los trabajadores que le ayudaban, a quienes él pagaba con animales y con pieles. Ellos se burlaban de él, le despreciaban de todas maneras y le llamaban loco.

Trabajaban por la paga abundante, pero no dejaban de blasfemar y de burlarse. Nadie sabía para quién fabricaba Noé el arca, y así sufría toda clase de invectivas. He visto como al terminar, finalmente, dio gracias a Dios. Se le apareció el Señor y le dijo que se volviese a las cuatro partes del mundo y con una flauta de caña llamase a los animales que habían de entrar. A medida que se acercaba el tiempo del diluvio el cielo se ponía más oscuro y se extendía un temor inexplicable sobre la tierra; el sol no salía; un tronar continuo estremecía los ánimos. He visto a Noé caminar un trecho hacia las cuatro partes del mundo y sonar su flauta. A su llamado acudían los animales en orden, de a par, machos y hembras, y pasaban por una pasadera de madera colocada delante de la puerta del arca, y que luego fue retirada hacia adentro.

Venían los animales más grandes delante, y entraban; primero, elefantes blancos y camellos. Llegaban llenos de ese temor que suelen tener cuando se aproxima una tempestad. Varios días duró la llegaba y entrada de los animales. Los pájaros volaban continuamente penetrando por la abertura de la techumbre. Las aves acuáticas iban a parar al fondo de la nave. Los animales terrestres en el espacio del medio. Los pájaros estaban debajo del techo, posados sobre estacas o en jaulas. Los animales para ser sacrificados entraban de a siete pares juntos. Cuando se miraba el arca terminada, desde lejos, posada solitaria sobre la colina, aparecía brillante con un resplandor azulado cual si viniera del cielo.
Continuara....