De historias y de histerias

Day 1,585, 03:02 Published in Spain Brazil by Crein

Lo primero por delante; es de ley reconocer que estos últimos días han sido especialmente emocionantes, y que se siente un renovado orgullo por formar parte de eEspaña. Como buen jugador novato que soy, he tenido esa incomparable sensación de ser un auténtico héroe legendario luchando en algunas de las batallas que han ido punteando nuestra geografía nacional, y liberando territorios aquí y allá. Un análisis más razonado, me indicaba numéricamente que mi aportación al resultado total de la batalla no llegaba ni al orden de las diezmillonésimas, pero -¡que caramba!- la emoción de estar participando barría todo rastro de racionalidad. Ya se sabe, cuando la experiencia es poca, toda ligera escaramuza parece una gran batalla, y todo pequeño éxito sabe a victoria total…

Nuestro gobierno ha sabido tocar la tecla correcta y, noblesse obligue, hay que reconocérselo por activa y por pasiva. Ignoro cual ha sido esta tecla –coordinación interna, motivación, relaciones exteriores, propaganda, desmoralización del enemigo- o en que grado se han combinado todas ellas y alguna otra más para producir este cóctel vencedor, pero ahí están los resultados, y hablan por si solos.

Haber demostrado esta capacidad real de recuperar y mantener un número aparentemente creciente de territorios es –en mi opinión- de un valor incalculable, y no sólo por las ventajas económicas o de producción que se puedan lograr, sino principalmente por el efecto moral entre nosotros. Durante unas cuantas de las últimas semanas parecía imperar la sensación –que llegaba a degenerar en histeria- que nunca íbamos a ser capaces de recuperar una implantación territorial, y que estábamos condenados a luchar en una guerra de guerrillas perpetua, recuperando ocasionalmente jirones de nuestro país para verlos perdidos de nuevo al poco. ¿Cuál era la solución a esta histeria?



"El grito" de Edvard Munch


En su época, la histeria nos decía que eran invencibles los ejércitos persas, las tropas cartaginesas, las legiones romanas, las hordas mongolas, las fuerzas napoleónicas, los soldados del III Reich… pero, también en cada respectiva época, la Historia nos demostraba lo contrario: no existe ejército invencible. Incluso aquí en nuestro país probamos este axioma básico en una ocasión señalada, y me va bien como conclusión al artículo de la semana pasada: en los mismísimos días que los franceses machacaban Zaragoza hasta el límite de su resistencia , un cuerpo de ejército galo al completo se rendía en la localidad andaluza de Bailén, en un hecho sin precedentes en esa época, y que iba a inflamar a toda Europa contra Napoleón.

En definitiva, parece ser que la histeria se vence con la Historia. Aquí ya lo hemos demostrado, y seguro que podremos continuar demostrándolo.



Y ahora, si todo va bien, tendremos un congreso en los próximos días. Me cuchichean que va a ser otra vez un escenario de luchas políticas, disensiones e irresponsabilidad (¿Recordáis la última jocosa broma sobre los salarios mínimos a pocas horas de perder el congreso?), y que –en vez de apoyar con lealtad y nobleza al gobierno y a su presidente- se van a dedicar a cultivar sus pequeñas parcelas de poder e intereses personales.

Esto es lo que me dice la histeria, pero… ¿qué nos demostrará la Historia?