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Artículo original

Desidia. Crisis. Renuncia. Dimisión. Pasividad. Abandono.

Estos términos son algunos de los que más se han repetido estas últimas semanas, a lo largo y ancho de la prensa, el foro unificado, e incluso el IRC. Al parecer, estas palabras definen con claridad y exactitud el sentir de gran parte de la comunidad española de este juego, y el devenir de los recientes acontecimientos que se han ido sucediendo en nuestro virtual país.

Probablemente, el trance que atraviesan nuestras instituciones fundamentales (véase Congreso, Gobierno y Fuerzas Armadas) sea reflejo del pésimo estado general de la sociedad; y es que los distintos órganos de un organismo determinan su estado de salud. Y si los más pequeños integrantes del todo, las células (entiéndase como cada individuo que constituye y forma parte de la comunidad), se encuentran en un estado latente, cuasi moribundo, difícilmente el tejido funcionará correctamente. Y peor aún será el aspecto del ser vivo al completo.


Cada uno de nosotros somos una de éstas, que a su vez formamos parte de un sistema mayor

El Gobierno atraviesa un grave apuro: los principales Ministerios han sido remodelados en múltiples ocasiones; y no han sido cambios precisamente voluntarios, sino fruto de una necesidad imperiosa; es decir, dimisiones de equipos completos de Defensa, Asuntos Externos… renuncias parciales de los grupos de Economía o Comunicación. Es decir: una notable inestabilidad que da pie a un no muy brillante control de la situación, pese a las buenas intenciones. De hecho, el Ministerio de Defensa es ocupado por el mismo Vicepresidente, así como lo era hasta hace escasos días el Ministerio de Exteriores. Y, mientras tanto, un Presidente que no acaba de ganarse la confianza de un Congreso que prepara una moción de Censura, ni el respeto de una parte de los jugadores activos españoles. De hecho, no es extraño ver gritos y artículos de rechazo hacia la administración y distribución que el Gobierno tiene en sus manos, o hacia la misma manera de actuar del mismo.



Mientras tanto, un Congreso en plena crisis interna, intentando renovar sus bases y organización tras un comienzo de legislatura en el que se demostró la ineficacia en ciertos aspectos del Reglamento: leyes inútiles o sin sentido alguno, siendo aprobadas por una Mesa que repartía sanciones a diestro y siniestro entre todo aquel congresista que se manifestase en contra de su forma de proceder, o leyes que claramente ponían en riesgo la frágil estabilidad económica de un país de fronteras menguantes. Un intento de Moción de Censura que resultó rechazado por la confusa situación que se dio al parecer éste un escudo que intentaba, en realidad, proteger al mismo Gobierno que pretendía destituir. Y, últimamente, donaciones ridículas que no hacen más que empeorar el panorama, dejando al Estado sin dinero y con escasa capacidad de reacción frente a la invasión estadounidense que desgasta nuestra moral y extenúa nuestras fuerzas.


El Congreso prácticamente ha cerrado el grifo al Gobierno, salvo por un ligero goteo de 10 ESP, 503 ESP, 3572 ESP…

Y por último, unas Fuerzas Armadas que reciben acusaciones de desfase y de utilizar unas técnicas y organización anticuadas, incapaces de modernizarse, ancladas en un sistema arcaico. Unas Fuerzas Armadas que pierden capacidad de daño día a día, que ven mermada su influencia en la batalla por una desbandada de tanques que no se muestran, en su mayoría, muy dispuestos a perder su paga diaria en forma de medalla de Héroe. Unas Fuerzas Armadas que intentan vivir de su antiguo esplendor, sin darse cuenta de que una renovación es necesaria. Unas Fuerzas Armadas que, pese a ser el cuarto ejército mundial en cantidad de daño diario, se ven incapacitas para dirigirlo completamente hacia dónde es necesario. Unas Fuerzas Armadas que, pese a todos los obstáculos que se presentan en su camino, siguen representando el espíritu de la unión, del compañerismo, intentando mantenerse vivas contra viento y marea. Asimismo, las milicias parecen sufrir un receso similar, incapaces de coordinarse con la efectividad que se recuerda, mayor que la de ahora pese a todo…


Puede que sea hora de una renovación…

¿Cuál puede ser la solución a todo esto? Muchos proponen una medida radical, que bien podría hacernos resurgir, o bien podría dejarnos hundidos en la miseria: permitir la conquista de eEspaña a nuestros queridos invasores, para tras ello poder apelar al espíritu de la Reconquista que ya unió a la comunidad tiempo atrás, hace más de un año… Dejando a un lado las continuas luchas y disputas internas, aunando fuerzas contra un enemigo común. Pero el riesgo es demasiado alto: el temor a que ese resurgimiento no ocurra, y esta estrategia no de el resultado que dio antaño… pues mucho ha cambiado eEspaña desde entonces.

Sin embargo, toda esta decadencia ha favorecido, de una manera u otra, a un ligero revivir: como dije, un cierto movimiento debido a la actuación del Gobierno; un escándalo generalizado al conocer el proceder del Congreso… También se ha de mencionar aquí el gran ajetreo que produjeron hechos como el engaño que sufrieron los neleros por parte del ya expresidente de NEL. Aún así, a pesar de que todos estos conflictos han promovido cierta actividad, en todo momento han sido los mismos los que se han revuelto; y estar siempre aquí cansa y termina por agotar, como demuestra la marcha de ciertos personajes ilustres como Ogirdor. La comunidad española es demasiado “vieja”, lleva demasiado tiempo sin sufrir una renovación íntegra; demasiado tiempo sin recibir los ánimos, dudas y esperanzas de una nueva generación de jugadores.

         

Aprovecho este artículo para lanzar un concurso: la creación de un banner para este panfleto, ya que mis cualidades photoshopísticas dejan bastante que desear. Ha de estar relacionado con la temática y el nombre del mismo, siendo la participación abierta a todos los públicos.

Quién decida participar, ha de enviar un mensaje privado (con la dirección a la imagen que quiera presentar a concurso) aquí. Por supuesto, el concurso puede quedar desierto si no llega ninguna propuesta o ninguna de las ideas acaba por convencerme, por lo que no se daría premio, ni, por supuesto, se usaría ningún banner de los enviados.

Ah, sí. El premio. Se trata de una cantidad de oro en metálico, concretamente 3 gold, pudiendo ser esta cantidad conmutada, al gusto del ganador, equivalente en moneda o cualquier producto manufacturado.

         

Y recordad, el secreto para llegar a ser Media Mogul se esconde "bijaaiiin teh muuuusgoo".

         


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