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Artículo original

Después de cerca de un mes sin apenas mirar mi escasamente usado, y por tanto, novísimo periódico (de hecho, si os fijáis bien aún conserva ese típico olor de un libro recién abierto), he recordado que existía y, compasivo de mí, he decidido echarle una manita y sacarle los kilos de polvo acumulado.

La guerra es una actividad tan antigua como el propio hecho de respirar, y desgraciadamente, casi tan necesaria para el hombre como aquella obligación biológica. La lucha por obtener el poder, por conseguir la supremacía sobre el adversario y por aplastar al enemigo bajo nuestro yugo puede considerarse prácticamente un vestigio evolutivo, una señal de nuestro pasado como bestias, una reliquia procedente del período en el que nuestro entendimiento se regía por simples impulsos, por instinto animal.


Esta imagen podría definirnos perfectamente.

En vez de deshacerse de tan dañino anacronismo, el ser humano ha decidido potenciarlo y desarrollarlo hasta tal punto que un simple rifirrafe entre dos países puede suponer la destrucción absoluta del propio hombre; ya no sólo se trata de obtener el poder, sino que el perjuicio del enemigo es un objetivo igual de válido; se ha convertido en una tan avanzada obra que cabe incluso destacar varios tipos de guerras, a saber:

Entre individuos únicos.

Entre grupos de individuos, de variable tamaño.

Entre Naciones o Estados.

A su vez, y tratando el tema desde otro ángulo, podríamos distinguir dos variedades de enfrentamientos: la lucha directa y la lucha dialéctica o desacreditatoria. Si bien es cierto que, a medida que aumenta el número de personas implicadas más probable es la lucha directa y menos lo es la dialéctica, y viceversa.


En definitiva, personas contra personas.

Y, como no puede ser de otra manera, en este lugar las cosas no son distintas; todas esas características y tipos de guerras las podemos encontrar en el juego.

Las guerras entre países todos las conocemos: las ya tradicionales Serbia-Croacia, Rumanía-Hungría o Grecia-Turquía, que alguien una vez llamó sus “guerras santas”; o nuestra particular contienda contra EEUU, que parece no tener fin (conquistamos, nos conquistan, y así eternamente). Precisamente a nosotros, los españoles, parece que este tipo de guerra directa no se nos da demasiado bien, puesto que dentro de lo que yo recuerdo (y mi memoria no es mala, si me permitís decirlo) no hemos conseguido mantener ningún terrenito no original durante más de una semana, al menos en lo que yo llevo aquí. Eso sí, el tema de la lucha “dialéctica” se nos da de vicio a este nivel: pensad, haced que vuestras cansadas cabezas y aletargados cerebros, en todos los trolleos que han tenido que sufrir las gentes de fuera de nuestras fronteras.


Algún día estaremos así. Ese día, los españoles trollearemos a gusto.

Los otros dos tipos que nos quedan son también reconocibles, aunque no ya dentro del ámbito militar, ya que el juego no lo permite: entre grupos tenemos el claro ejemplo de las luchas entre partidos por llegar al top 5 en fechas próximas a las elecciones; esto es lo más parecido que puede haber a nivel de lucha directa, ya que se trata de una movilización de MÚLTIpleS personas para llegar al poder. Ya entre personas no podemos encontrar o distinguir tan claramente una lucha directa; pero, eso sí, las luchas dialécticas entre dos individuos pueden llegar a ser épicas o de proporciones bíblicas; ¿quién no ha oído hablar de las famosas shitstorm? Y, claro está: ¿cómo una provocación puede quedar sin respuesta? Y así podemos llegar hasta el infinito y más allá, organizándose entonces verdaderos temporales que poco tiene que envidiar a los huracanes que asolan ciudades enteras, pues estos pueden llegar a implicar a grandes números de personas


Una que hemos tenido hace poco… aunque no ha llegado a unas proporciones que puedan considerarse dignas de shitstorm.

Y ante todo esto, una pregunta restalla en mi cabeza: ¿no es la guerra algo traído de la vida real, y por tanto, en contra de las normas del propio juego? ¿Creó Halesios un juego que se contradecía con las mismas normas que constituían su base?

Pero entonces me doy cuenta de un pequeño detalle, una minucia sin importancia que lo cambia todo: en la guerra, es el propio soldado de a pie el que acaba decidiendo el resultado de las batallas, y a largo plazo, aquellos que mejor han luchado son los que obtienen la victoria; sin embargo, aquí el devenir de una guerra viene dado por la providencia de los admin, por lo que no se trata de una guerra real, sino de un ciclo repetitivo que se alimenta de odios VR, del que los admin se nutren, y del cual nosotros somos unos meros espectadores inútiles. El arte de la guerra no existe en eRepublik.



Y recordad, el secreto para llegar a ser Media Mogul se esconde "bijaaiiin teh muuuusgoo".

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